Dios no es alguien distante o lejano del hombre
Madrid (España), 19 Ago. 11 (AICA).- El viernes 19 de agosto, el papa Benedicto XVI presenció el Via Crucis que se realizó entre la Plaza Colón y la Plaza de Cibeles, durante el segundo día de la Jornada Mundial de la Juventud.
Al finalizar el Vía Crucis, que fue protagonizado por peregrinos de diferentes puntos de la tierra encargados de cargar la cruz, el Sumo Pontífice dio un mensaje a los jóvenes.
“Con piedad y fervor hemos celebrado este Vía Crucis, acompañando a Cristo en su Pasión y Muerte” dijo Benedicto XVI, y agregó: “La pasión de Cristo nos impulsa a cargar sobre nuestros hombros el sufrimiento del mundo, con la certeza de que Dios no es alguien distante o lejano del hombre y sus vicisitudes. Al contrario, se hizo uno de nosotros”.
El Santo Padre llamó a los jóvenes a que el amor de Cristo los ayude “a aumentar su alegría y estar cerca de los menos favorecidos. Vosotros, que sois muy sensibles a la idea de compartir la vida con los demás, no paséis de largo ante el sufrimiento humano, donde Dios os espera para que entreguéis lo mejor de vosotros mismos: vuestra capacidad de amar y de compadecer”.
“Las diversas formas de sufrimiento que, a lo largo del Vía Crucis, han desfilado ante nuestros ojos son llamadas del Señor para edificar nuestras vidas siguiendo sus huellas y hacer de nosotros signos de su consuelo y salvación”, dijo el Santo Padre a la multitud de jóvenes que lo acompañaba en la Plaza de Cibeles.
Benedicto XVI llamó a los jóvenes a acoger estas lecciones y llevarlas a la práctica “mirando para ello a Cristo, colgado en el áspero madero, y pidámosle que nos enseñe esta sabiduría misteriosa de la cruz, gracias a la cual el hombre vive. La cruz no fue el desenlace de un fracaso, sino el modo de expresar la entrega amorosa que llega hasta la donación más inmensa de la propia vida”.
Como conclusión, el Santo Padre dijo: “Volvamos ahora nuestros ojos a la Virgen María, que en el Calvario nos fue entregada como Madre, y supliquémosle que nos sostenga con su amorosa protección en el camino de la vida, en particular cuando pasemos por la noche del dolor, para que alcancemos a mantenernos como Ella firmes al pie de la cruz”.
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