viernes, 27 de marzo de 2009

El mayor experto en SIDA de Harvard da la razón a Benedicto XVI

El mayor experto en Sida de Harvard da la razón a Benedicto XVI
Juan Francisco Jiménez Jacinto


Edward Green afirma que promocionando el preservativo se provoca una “mayor tasa de contagios”; la realidad enmascara intereses de multinacionales, organismos internacionales y gobiernos


Edward Green, el máximo experto en Sida de la universidad de Harvard, afirma que existe “una relación entre una mayor disponibilidad de preservativos y una mayor tasa de contagios de Sida”. De esta forma el científico avala las palabras del Papa Benedicto XVI en el avión que le llevó a Camerún en las que afirmó que la postura de la Iglesia es que el problema del Sida “no se puede resolver simplemente con la distribución de preservativos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema”.

En una entrevista con el National Review Online, Green –que no se declara católico ni contrario al preservativo- afirma: “El Papa tiene razón. Nuestros mejores estudios muestran una relación consistente entre una mayor disponibilidad de preservativos y una mayor (no menor) tasa de contagios de Sida”.Asimismo el científico, director del ‘Proyecto de Investigación de Prevención del Sida’ de Harvard, ha constatado que “las evidencias que tenemos apoyan sus comentarios [los del Papa]. No podemos asociar mayor uso de preservativos con una menor tasa de Sida”.

El experto alerta sobre la causa de este fenómeno con el conocido “comportamiento desinhibido”: “Cuando se usa alguna tecnología para reducir un riesgo, como el preservativo, a menudo se pierden los beneficios asumiendo un mayor riesgo que si uno no usara esa tecnología”.

Las palabras de Green y por lo tanto las del Santo Padre remiten a obviedades sobre el contagio de la enfermedad del VIH. Sin embargo portavoces de gobiernos como el de Alemania, Francia o España criticaron la posición de la Iglesia y las palabras de Benedicto XVI.

Edward Green es un médico antropólogo con más de 30 años de experiencia en países en desarrollo, investigación, comunicación y cambio de comportamiento y educación para la salud. Su experiencia incluye el Sida y enfermedades de transmisión sexual, planificación familiar, atención primaria de la salud materna y salud infantil y los programas de cáncer. Ha publicado cinco libros y es autor de más de 250 estudios e informes técnicos. Próximamente publicará Sida e ideología donde denuncia cómo la industria recibe millones de dólares en concepto de la promoción el uso del preservativo, medicamentos y tratamientos para el Sida y donde afirma que el cambio de comportamiento es la solución.







jueves, 26 de marzo de 2009

Cristo Rey - Alberto Ezcurra Uriburu


Cristo Rey
Sermón del Padre Alberto Ezcurra Uriburu


Cristo es Rey. Es una palabra que hoy, a veces, se prefiere no usar; suena demasiado fuerte, demasiado duro. Algunos prefieren decir “Maestro”, prefieren decir “Pastor”, prefieren presentar a Cristo como hermano, como amigo, a veces en un plano solamente horizontal, pero sin utilizar toda la fuerza que tiene esta palabra que nos está indicando la pura realidad. Parecería que se avergonzaran algunos de dar testimonio del Rey que está en los cielos. Parecería que nombrar a Cristo como Rey fuera muy duro para un tiempo en el cual a las palabras definidas se las trata de evitar.

Entonces se prefiere no hablar de Cristo como Rey. Tal vez parezca poco democrático. Quisieran hablar de Cristo, como presidente. Y sin embargo Cristo es Rey. Y Cristo es Rey por diversos motivos, que ya hace muchos años señalaba en su enseñanza doctrinal dogmática el Papa Pío XI en la Encíclica Quas Primas, que dio el espíritu que animó a la primera y a la mejor fuerza de la Acción Católica.

Cristo es Rey, en primer lugar por su excelencia. Llamamos rey, en cualquier orden del ser o del conocer, a aquello que es lo primero, a aquello que es lo mejor; entre un determinado ramo de artistas, se llama rey a aquel que ejecuta mejor ese arte; entre las flores se llama la reina a la rosa porque es la más hermosa en su belleza y en su perfume.

El rey indica lo excelente, lo más noble, lo más grande. Y por eso, es Rey el Verbo de Dios cuando asume aquí en la tierra una naturaleza humana, cuando se hace hombre. Y entonces, esa naturaleza humana, esa alma y ese cuerpo asumidos por Cristo es lo más noble, es lo más perfecto, es lo principal de la Creación porque está unido indefectiblemente a la divinidad, al Verbo Creador, al Verbo en el cual, por su Palabra fueron dichas, fueron pronunciadas, fueron creadas todas las cosas.

Cristo es Rey por su propia naturaleza divina, porque es el Verbo de Dios hecho hombre. Es aquello de los cual da testimonio delante de Poncio Pilato cuando él le pregunta: “Tú eres Rey?” “Sí, Yo soy Rey, mi reino no es de este mundo”. Lo cual no significa que Cristo no reine sobre este mundo, sino que su reino no tiene origen en este mundo; no es un reino humano. El poder que tiene Cristo es el poder que ha recibido del Padre; pero es un poder sobre todas las cosas, sobre todas las cosas del cielo y de la tierra.

Cristo tiene ese poder también por derecho de conquista. Pensemos, una vez más, en aquella escena de la tentación en el desierto. El diablo que se muestra a Cristo. Y el diablo que lleva a Cristo sobre un alto monte y le muestra –dice el Evangelio- todos los reinos de la tierra, y le dice: “Todo esto es mío: si me adoras te lo daré”. Le mostró el poder y la gloria de esos reinos y lo tienta ofreciéndoselos.

Donde el pecado está presente, es el demonio el que reina. Y en ese momento, en el mundo no redimido, todos los reinos, todas las ciudades, todas las naciones, las almas de los hombres están en el poder de Satanás. Cristo se niega a aceptar eso de manos del demonio y se lanza a conquistarlo.

Y Cristo, ¿Cómo se lanza a conquistar esos reinos en poder del demonio? Cristo se lanza a conquistarlos con su muerte en la Cruz y con su Resurrección. Cristo reina desde la Cruz.

El reinado de Cristo no es fácil. Cristo es Rey, en primer lugar, con una corona de espinas, para llevar después la corona de gloria en la Resurrección. Cristo carga sobre sus espaldas nuestros pecados. Cristo carga la cruz con nuestros pecados sobre sus espaldas. Cristo derrama en la Cruz hasta la última gota de su Sangre para lavar nuestra alma de la inmundicia del pecado, para arrancarnos del poder del demonio.

Cristo se lanza a conquistar aquello que no quiere recibir de las manos del demonio. Y desde entonces toda la historia es como una lucha entre aquellos dos reinos. San Juan, la describe en el Evangelio como una lucha entre la Luz y las tinieblas. El Verbo es la Luz que alumbra a todo hombre, la Luz de la Verdad, la Luz del bien, la Luz de la justicia, la Luz de la bondad. “Y las tinieblas no lo recibieron”. Las tinieblas del error, de la mentira, del engaño, de la maldad, de la injusticia, del pecado. Y toda la historia de la humanidad aparece para San Juan como esa lucha entre la Luz y las tinieblas, entre el Reino de Cristo que es Luz y el reino de Satanás que son las tinieblas.

Cuando Cristo muere, a las tres de la tarde, el Viernes Santo en el Calvario; a las tres de la tarde las tinieblas cubren la tierra y parece que ha triunfado el demonio y que Cristo ha sido derrotado. Pero ese triunfo del demonio es aparente. Y, en la madrugada del domingo, Cristo, como el sol que nace va a resucitar para disipar con su Luz de Cristo resucitado, las tinieblas que parecían que lo habían vencido y será la derrota de las tinieblas.

Pero la lucha sigue y, en la historia de la humanidad, el reino de Cristo y el reino de Satanás se disputan los corazones de los hombres y las naciones y los pueblos. Hasta que al final el triunfo de la Luz será definitivo. Y, en aquella Jerusalén celestial que Cristo vendrá para instaurar en su venida gloriosa, no hará falta luz de lámpara que la alumbre, dice el Apocalipsis, porque “será alumbrada por la luz que sale del trono de Dios y del Cordero”. Y el mal definitivamente derrotado y aquellos que han seguido bajo la bandera y bajo el reino de Satanás, serán, con las palabras del Evangelio: “arrojados a las tinieblas exteriores”. Mientras que los otros verán a Dios en toda la luz y esplendor de su gloria.

Ese será el reino definitivo de Cristo. Aquí en la tierra ese reino es como una semilla en la Iglesia, en las almas en gracia, en las almas de los santos, en aquellos que el Evangelio consigue iluminar e impregnar. Es como una semilla que tiene que crecer y Cristo nos llama, precisamente para continuar su obra, para conquistar las almas de los hombres, para conquistar las familias, para conquistar las naciones.

Pero es como una semilla que va creciendo y ese crecimiento es doloroso y significa cruces y significa luchas. Y ese crecimiento alcanzará su lentitud solamente al final de los tiempos cuando Cristo vuelva por segunda vez. No ya en la humildad, en la oscuridad del pesebre, en la pobreza del pesebre, sino como Rey triunfante sobre las nubes del cielo, en la majestad de su gloria, para juzgar a los vivos y a los muertos, para separar definitivamente la luz de las tinieblas, para someter todas las cosas y someterlo todo al Padre, como dice San Pablo: “Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo es de Dios”. Ese será el triunfo definitivo de Cristo.

Pero mientras tanto, Él nos llama para seguirlo y para conquistar un mundo. Y ese seguimiento, lo repito, supone lucha. Porque como en aquella parábola del rey que Cristo cuenta, también hay quienes y, son muchos, exclaman en rebeldía, siguiendo la rebeldía de aquél primer rebelde, del ángel rebelde: “No queremos que Éste reine sobre nosotros”. Y si miramos a nuestro alrededor, es cierto que las tinieblas aparecen más fuertes y más extendidas que la luz y que a veces podemos sufrir la tentación del desaliento.

Cristo no reina en muchas almas y en muchos corazones. Cristo no reina donde reina el pecado. Cristo no reina en ese hombre que en estos días describíamos como el hombre invertido. No el hombre vertical que Dios creó sobre dos pies para mirar hacia el cielo; no el hombre que tiene por encima de todo la luz de la inteligencia elevada por la fe que le muestra el camino y la voluntad fortalecida por la caridad y que por lo tanto es capaz de dominar las pasiones para entusiasmarse por lo que es bueno y por lo que es verdadero; sino ese hombre invertido, destruido y masificado. Ese hombre que tiene por encima de todo las pasiones, los instintos, las concupiscencias desordenadas y la voluntad debilitada por el pecado para satisfacer los caprichos, la inteligencia enferma para justificar que “lo que a mi me gusta está bien”. Ese hombre herido, ese hombre cerrado a la gracia, ese hombre sin Dios; ese hombre que vive, en la práctica, como si Dios no existiese.

Cristo no reina en esas almas, Cristo no reina en la familia que se destruye, en la familia que se disgrega. Cristo no reina en la familia que está fundada –no sobre la roca sólida que es la caridad de Cristo, el amor de Cristo que asume el amor humano y que lo eleva al plano sobrenatural- sobre la arena movediza de las pasiones y de los sentimientos del corazón humano; de ese corazón que es una veleta que cambia con todos los vientos; fundado sobre lo que es pasajero, sobre una concepción de la vida fácil y hedonista y egoísta. Cristo no reina en la familia que se destruye, donde las dialécticas enfrentan a los padres; donde sufre el bombardeo de la pornografía, el bombardeo del destape. Donde se pierde en la familia toda autoridad; donde se quiere poner en la familia con la potestad compartida, dos cabezas; donde se la ensucia a través de los medios de difusión y de propaganda; donde del sexo y del amor se hace un estercolero y una basura; donde se profana el cuerpo desnudo del hombre y el cuerpo desnudo de la mujer. Cristo no reina allí.

Cristo no reina en las familias dónde se rechaza la vida, donde el hijo se lo mira como un inconveniente, como un problema, como algo que hay que evitar y eso motivado no por razones profundas, sino por un tremendo egoísmo. Cristo no reina donde se asesina la vida desde el comienzo por el aborto. Cristo no reina cuando la familia esta enferma. Cristo no reina en la enseñanza sin Dios, en la escuela sin Dios, donde a los niños se les enseña un montón de cosas, se les atiborra la cabeza de materias sin sentido; pero no se les enseña lo único importante para la vida, aquello que es primero, lo principal de todo, aquello que decía el viejo catecismo: “La ciencia más acabada es que el hombre bien acabe, porque al fin de la jornada, aquel que se salva sabe, y el que no, no sabe nada”.

Pero esa ciencia más acabada, esa ciencia principal, la luz que nos muestra el camino del cielo, está ausente de la escuela argentina. Se pueden divinizar instituciones o ideas humanas; se pueden canonizar traidores elevándolos a la categoría de santos, pero para Cristo no hay lugar en la escuela. Cristo no está presente en la universidad sin Dios, donde hoy vuelve a entronizarse el marxismo, esa religión invertida del odio y de la dialéctica, que ya tantas almas y tantas vidas destruyó partiendo desde la Universidad Argentina.

Cristo no reina en la cultura pornográfica y blasfema, donde no se respetan las cosas más santas y sagradas; donde no solamente se ensucia la familia y el amor en la chabacanería mas barata, sino que se llega a blasfemar de las cosas más santas, se llega hasta ensuciar a la misma Madre de Dios y Madre nuestra del Cielo, como está pasando y es de público debate, en estos días. Pero no es la primera vez que ocurre, que Cristo o que su Madre o que la Santa Iglesia es burlada en el teatro, es burlado en el cine. Y eso con el apoyo de las instituciones oficiales aquello que, solamente entre comillas, lo podemos llamar “cultura”.

Cultura enferma de marxismo; cultura de cuarta categoría; cultura llena de pornografía; cultura destructiva; cultura de revistas inmundas que ensucian nuestros kioscos y que envenenan las almas de los jóvenes argentinos. Allí Cristo está ausente. Allí Cristo no reina.

Cristo no reina en una economía invertida, donde el hombre está al servicio del lucro, de la ganancia, de la producción insensata; donde lo que reina es la mentira, la injusticia, la coima, el fraude, la falsificación. Cristo no reina en una sociedad sin Dios. Y esa es la tragedia profunda de la sociedad argentina.

Nuestra Patria argentina nació cristiana; nació cristiana con aquellos hombres que vinieron de España trayendo juntas la espada de los conquistadores y la Cruz de los misioneros, que iban a ganar un continente para el rey en cuyos dominios no se ponía el sol, pero que iban a ganar también un continente para Cristo.

Nuestra Patria nació cristiana con aquellos que le dieron la independencia, con aquellos que hicieron que nuestra bandera tuviera los colores del manto de la Virgen Inmaculada y que tuvieron a la Virgen como Señora de la Merced o como Señora del Carmen, como Patrona de los Ejércitos que nos dieron al libertad. Esos hombres como San Martín y Belgrano, que no se avergonzaban de llevar el Escapulario, de rezar el rosario enfrente a sus tropas. Esos fueron los que dieron origen a la Argentina.

La Argentina nació cristiana y nació mariana; nació con la herencia del cristianismo, con la herencia cristiana y católica que recibimos de Europa con la empresa misionera de España. Pero después sí, después vinieron los doctorcitos porteños, los hombres de las logias y del puerto, de espaldas al país y de cara deslumbrada hacia las grandes naciones del mundo anglosajón masónico y protestante. Y esos quisieron hacer otra Argentina distinta, de espaldas a su historia, de espaldas a su tradición y de espaldas a su fe.

Y esa es la tragedia argentina: que los argentinos nos hemos ido olvidando de Dios. ¿Y qué pasa cuando los hombres se olvidan de Dios? Si nos olvidamos de ese padre que tenemos en los cielos, dejamos de ser hermanos aquí en la tierra. Entonces nos enfrentamos por intereses de clases, por intereses de partidos, por intereses económicos, por intereses de sector, por intereses localistas. Y llegamos a odiarnos, llegamos a matarnos entre nosotros, porque cuando no somos hijos de un Padre común en el cielo, el hombre se transforma en lobo para el hombre. Cuando se niega la autoridad de Dios como la fuente de toda autoridad, la autoridad no sube desde abajo. Al negar la fuente de toda autoridad, entonces ya no hay más autoridad ni en el trabajo, ni en la familia, ni en la escuela, ni en la política, ni en ningún lado.

Cuando los hombres se olvidan de Dios y de los mandamientos de Dios y quieren construir un paraíso en la tierra, de espaldas a Dios, lo que consiguen construir en la tierra es un infierno de odio, de engaño, de mentira y de miseria. Es posible, decía el Papa, construir un mundo sin Dios; pero sin Dios sólo es posible construirlo en contra del hombre, destruyendo al hombre.

Y esa es la tragedia de nuestra Patria: que se ha olvidado de sus orígenes cristianos y la única solución que tiene la enfermedad profunda que afecta a la sociedad argentina, no está en los parlamentos, ni en los discursos de los políticos, ni en los programas económicos, ni en las plataformas partidarias, sino que está en la vuelta a Cristo, en la conversión del corazón, en que nos acordemos que esta Argentina es cristiana y mariana y empecemos a vivir como cristianos, no solamente en lo íntimo de nuestra conciencia, sino en la dimensión, en la proyección social de toda nuestra militancia en cualquier campo que sea. Como lo señala el Concilio Vaticano II, como una empresa y misión de laicos, sanear, purificar las estructuras inficionadas por el pecado e impregnar todos los ambientes del mundo con el espíritu del Evangelio.

Cristo no reina en la sociedad ni en la política, donde lo que importa es subir un escalón más arriba aunque para eso haya que pisarle la cabeza al vecino; donde lo que importa es la facha, la apariencia y la imagen y, para eso, no se para en las promesas falsas, en el engaño, en las trampas, en la especulación.

Cristo tiene que reinar, Cristo tiene que reinar. Cristo nos llama para conquistar un reino y nosotros le hemos dicho que sí. Él es rey por una realeza que le viene del por su propia naturaleza y con una realeza que Él se ganó con su sangre en la Cruz por derecho de conquista. Para esa empresa el Señor nos llama, para que Cristo comience por reinar en el alma de cada uno de nosotros, en nuestras inteligencias, por una fe firme, sin dudas, sin vacilaciones y capaz de iluminar nuestra vida como una antorcha, como una luz. Que reine en nuestros corazones por el amor y por la caridad verdadera, que es mucho más que el mero sentimentalismo horizontal.

Que Cristo reine en una familia fundada verdaderamente en Él, en esa Roca sólida, en el amor de Cristo. Que la familia sea imagen de esa unión de Cristo con su Iglesia; unión definitiva, de una vez para siempre, sin divorcios, unión fiel, sin infidelidades, sin trampas, sin engaños; unión que tiene que ser sacrificada y fecunda, porque en la vida cristiana y en la familia cristiana, también está presente la Cruz.

Que Cristo reine en la enseñanza, porque toda la acumulación de verdades parciales no sirve para nada sin la referencia a la única verdad. Que Cristo reine en la Patria. En una Patria donde lo económico esté sujeto a lo social y lo social a lo político y lo político esté sujeto a lo moral y todo eso esté abierto por arriba hacia Dios. Esa es nuestra empresa. Esa es la empresa para la cual, con esta evangelización de la cultura, tenemos que comenzar a iluminar las mentes de los hombres.

Nuestro catolicismo no puede ser, como lamentablemente lo es hoy en tantas partes, un catolicismo de sentimientos baratos, de slogans fáciles, un catolicismo devaluado, un catolicismo falsificado como vino con mucho agua; un catolicismo que pone entre paréntesis algunas verdades que resultan más difíciles para la inteligencia y algunos mandamientos que resultan dolorosos para cumplir en la vida. No puede ser nuestro catolicismo sólo un sentimiento barato. Tiene que ser un catolicismo firme, esclarecido, militante; tiene que ser un catolicismo fuerte; tiene que ser un catolicismo de combate y de conquista.

El espíritu misionero de la Iglesia, es el espíritu de conquista del Reino de Cristo. Y solamente si la entendemos así y no como un horizontalismo humanista que se queda en el plano meramente humano y que pierde la dimensión vertical, solamente así, podemos hablar de la civilización del amor.

Si pensamos que Cristo nos dice que, en el amor, en el verdadero amor de caridad, se resumen todos los mandamientos. Entonces sí, la civilización del amor es una civilización donde la Ley de Dios y el Espíritu del Evangelio está impregnando la vida de los individuos y las relaciones entre los hombres. Y entonces, hablar de civilización del amor es lo mismo que hablar de reinado de Cristo o de proyección social del reinado de Cristo, más allá de lo que se quedaría en un mero sentimentalismo superficial. Cristo nos llama para esa empresa de conquista.

Decíamos recién cuáles son las palabras con que la define el Concilio Vaticano II: “Sanear las estructuras inficionadas por el pecado e impregnar los ambientes sociales con el espíritu del Evangelio”. Y por eso siguen siendo válidas aquellas palabras y aquel llamado del Papa Pío XII, donde nos decía que es todo un mundo el que hay que rehacer desde los cimientos, que hay que transformar de salvaje en humano y de humano en divino. Es decir, conforme al corazón de Dios.

Esa es la empresa y es difícil. Vamos a ponerla en manos de nuestro Rey y vamos a ponerla sobre todo, en las manos de la Reina, de María Santísima. Ella es Reina. Es Reina porque es la Madre del Rey. Pero no solamente por eso; sería un título honorífico solamente; es Reina porque junto a Cristo es conquistadora. Es Reina porque Ella es la primera victoria de Cristo.

Cuando el demonio le dijo a Cristo, mostrándole todos los reinos de la tierra: “Todo esto es mío” –el demonio no mentía- pero se equivocaba. Cristo pudo haberle contestado: “Todo es tuyo, sí, pero mi Madre, no”. María Inmaculada estuvo protegida por el poder de Dios, desde el instante mismo de su concepción. Jamás en Ella tuvo parte el demonio; por eso María es la primera derrota del demonio y es la primera victoria de Cristo Rey. Por eso María aparece aplastando la cabeza de la primer serpiente. Esa es la función y es la misión de María en la empresa de conquista para el reinado de Cristo.

Que hoy, como siempre, nos ayude Ella para aplastar la cabeza de la serpiente y para que Cristo reine, para que la sangre de Cristo purifique las almas de los hombres, la familia argentina, la Patria Argentina.


Padre Alberto Ignacio Ezcurra
[Tú Reinarás. San Rafael, Kyrios, 1994, pp. 151-164]



miércoles, 25 de marzo de 2009

Valentía de Benedicto XVI: sida, preservativo - Mons. Rodrigo Aguilar Martínez


Valentía de Benedicto XVI: sida, preservativo
Monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de Tehuacán, en México


MÉXICO, martes 24 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo de monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de Tehuacán, en México, con el título "Valiente y noble Magisterio del Papa Benedicto XVI".

* * *



Al inicio del viaje pastoral a África, durante el vuelo a Camerún, el Papa Benedicto XVI respondió a varias preguntas de los reporteros. Una de las preguntas era: "Entre los muchos males que afligen a África, está en particular el de la difusión del Sida. La postura de la Iglesia católica sobre el modo de luchar contra él es considerada a menudo no realista ni eficaz. ¿Usted afrontará este tema, durante el viaje?".


La respuesta del Papa fue: "Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades... Diría que no se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y ofrece así una contribución grandísima e importante. Agradecemos a todos los que lo hacen."

A una pregunta tendenciosa, el Papa responde con claridad y contundencia según la doctrina de la Iglesia y los hechos constatables especialmente en Africa. Sin embargo las reacciones a las palabras del Papa fueron muy agresivas, juzgándolas como "irresponsables y peligrosas, retrógradas, anticientíficas, ajenas al sentido común y que van en contra de la caridad y misericordia cristianas (sic)".

Yo veo que el Papa dio en el punto crítico de quienes -gobiernos, instituciones y personas- sostienen la solución al flagelo del VIH Sida fundamentados especialmente en el preservativo o condón. Si una persona está contagiada del sida y pretende tener relaciones sexuales, o la persona es sana pero va a tener relaciones sexuales con una persona contagiada, debe saber que el condón no protege al 100%, esto contra la publicidad de "sexo seguro" gracias al condón. De manera que si la propaganda y la distribución de condones favorece las relaciones sexuales con riesgo de contagio -por el margen de no seguridad al 100%-, es un programa que se vuelve contra sí mismo en la erradicación del sida. Por eso el papa menciona que el uso de los preservativos puede aumentar el problema. Las campañas que se apoyan sólo en la promoción del uso de los preservativos, han conseguido pocos resultados para evitar nuevos contagios de Sida. Por el contrario, las campañas que han defendido el valor y la eficacia de la abstinencia sexual y la fidelidad conyugal, ya han dado frutos significativos: Por ejemplo en Uganda, donde el número de infectados ha pasado del 12-15% de la población en 1991, al 4-5% en 2003.

Ya estando en Camerún, el Papa de alguna manera vuelve al tema, en contexto de familia, diciendo que "la familia representa el pilar sobre el cual está construido el edificio de la sociedad" (Ecclesia in Africa, 80). Y, sin embargo, como todos sabemos, también aquí la familia está sometida a muchas presiones: angustia y humillación causada por la pobreza, el desempleo, la enfermedad y el exilio, por mencionar sólo algunas. Es particularmente inquietante el yugo opresor de la discriminación sobre mujeres y niñas, por no hablar de la práctica incalificable de la violencia y explotación sexual, que provoca tantas humillaciones y traumas. También he de subrayar otro aspecto muy preocupante: las políticas de aquellos que, con el espejismo de hacer avanzar el "edificio social", minan sus propios fundamentos. Qué amarga es la ironía de aquellos que promueven el aborto como una atención de la salud "materna". Qué desconcertante resulta la tesis de aquellos para quienes la supresión de la vida sería una cuestión de salud reproductiva (cf. Protocolo de Maputo, art. 14)."

Demos gracias a Dios por el valiente magisterio del Papa Benedicto XVI, con el cual retoma una de sus prioridades pastorales, de "confirmarnos en la fe". Que con su testimonio, nosotros mismos seamos testigos fieles de Jesucristo. No temamos sufrir persecución por causa de Cristo y el anuncio, la celebración y el servicio de Su Evangelio, que es Evangelio de la Vida plena.



martes, 24 de marzo de 2009

Diputados franceses apoyan a Benedicto XVI sobre la lucha contra el SIDA


Diputados franceses apoyan a Benedicto XVI sobre la lucha contra el Sida
Afirman que se han manipulado las palabras del Pontífice sobre el preservativo


VIENNE, viernes 20 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Dos diputados franceses han hecho público en las últimas horas su apoyo a las palabras de Benedicto XVI sobre el preservativo como medio insuficiente para luchar contra el Sida, afirmando por otro lado que se han "deformado" y "exagerado" sus palabras.

Christian Vanneste (diputado por el norte) y Jacques Remiller (diputado y alcalde de Vienne) han utilizado sus respectivos blogs para defender la postura del Papa.

Afirman que se han deformado sus palabras, especialmente por parte de "la clase política francesa", que han llevado a cabo, en opinión de ambos, una verdadera "caza de brujas" contra el Papa.

Según Remiller, lo que el Papa pidió en Camerún "antes de pedir la gratuidad de los cuidados para los enfermos del Sida, es que se deje de considerar el preservativo como una solución única al problema del sida en África".

"La política de lucha contra el sida no debe limitarse en efecto a la publicidad para los preservativos", destacó este político francés, que en su opinión objetó que "es seguramente un medio eficaz cuando es correctamente utilizado, pero su amplia distribución no impedirá problemas conductistas graves tales como las violaciones y el incesto".

"Lo que el Papa recordó ante todo, es que la mejor, más previsora y más eficaz vía para combatir la plaga del sida y proteger la vida humana reside en una educación verdadera a la responsabilidad, la investigación médica y la difusión de las terapias, y la asistencia a los enfermos".

Por su parte, Vanneste afirmó que el Papa "no es un político demagogo, sino portador de una Esperanza -otros dirán que de un ideal-, y es desde éste último desde donde se deben comprender y juzgar sus palabras".

"Seguramente la jauría popular de materialistas y hedonistas, evidentemente está muy alejada de poder comprender este mensaje. La muchedumbre más concreta de fieles que se reúne en estos mismos momentos alrededor del Santo Padre está aportando una mejor respuesta", añadió.

El político niega que en este tema haya discrepancias entre Juan Pablo II y Benedicto XVI, pues ambos "siempre desearon la unidad de los cristianos, la unión de los creyentes y siempre recordaron las exigencias morales que son indisociables del catolicismo".

"Juan Pablo II no habría dicho nada distinto, porque ningún Papa podría preferir una respuesta mecánica, por otra parte imperfecta, a una práctica moral y espiritual que, por sí misma, es verdaderamente libertadora", añadió.

Para Vanneste, aquellos que "detestaban a Juan Pablo II y sus principios" no se atrevieron a atacarle pues "era el símbolo de un país víctima de la opresión comunista" y "un hombre de comunicación", cosa que no es Benedicto XVI, contra quien "ha llegado la hora del desquite, y de quien se cogen sus menores actos o palabras para criticarlos, no sin antes haberlos deformado y exagerado".

"Hubo Ratisbona, hubo Williamson, hay ahora un preservativo y África", añade.


Por Inma Álvarez



Comentario: No perdamos la memoria de esto y tengamos más que nunca presente las palabras y el deseo de Benedicto XVI al principio de su pontificado: "Rezad por mí, con el fin de que no me amedrente, por miedo, ante los lobos".
Recemos por el Santo Padre y la Iglesia Católica Apostólica Romana, "columna y fundamento de la verdad".
Christus Vincit, Christus Regnat, Christus Imperat.


Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires adhieren al Papa sobre la lucha contra el SIDA


Médicos católicos adhieren al Papa
sobre la lucha contra el SIDA
Buenos Aires, 23 Mar. 09 (AICA)


El Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires adhirió a las declaraciones del papa Benedicto XVI [en su visita a África] sobre la lucha contra la epidemia de HIV-SIDA, y advirtieron que las campañas de salud basadas en la distribución de preservativos para evitar la enfermedad “inducen al engaño, porque ocultan información y no colaboran con la prevención, sino a una mayor difusión de las conductas de riesgo”.


Asimismo, reiteraron que ya en varias oportunidades esa organización explicó que el uso de profilácticos no hacen el sexo “seguro” o “más seguro”.


El texto de la declaración con la firma de su presidente, doctor Alejandro Nolazco, dice lo siguiente:


El Santo Padre Benedicto XVI afirmó sobre la epidemia de HIV-SIDA que, “no se puede resolver el problema con la distribución de preservativos. Al contrario, se corre el peligro de aumentar el problema”.


Adhiriendo a estas palabras el Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires hace llegar a la opinión pública la siguiente declaración.


1) Las campañas de salud basadas en la distribución de preservativos para evitar el SIDA inducen a engaño, porque ocultan información y no colaboran a la prevención, sino a una mayor difusión de las conductas de riesgo, ya que implican que las autoridades sanitarias están dando su visto bueno a las conductas y estilos de vida que son responsables de la epidemia.


Sirva de ejemplo que la misma OMS afirma que el preservativo tiene una tasa de fallos del 14% (Organización Mundial de la Salud, Effectiveness of Male Latex Condoms in Protecting against Pregnancy and Sexually Transmitted Infections, en OMS Information Fact Sheet, núm. 243, de junio de 2000).


Al mismo tiempo la Internacional Planned Parenthood Federation (IPPF), una de las promotoras de las campañas llamadas de sexo seguro, sitúa la tasa de fallos en el 30%, y a ésta hay que añadirle que “el riesgo de contraer SIDA durante el llamado ‘sexo protegido’ se aproxima al 100% a medida que el número de relaciones sexuales se incrementa” (IPPF, Medical Bulletin, How Much Do Condoms Protect Against Sexually Trasmitted Diseases?, febrero 1997).


Por lo tanto, como afirmó este Consorcio el 8 de marzo de 2005, los preservativos no hacen el sexo “seguro” o “más seguro”.


2) Lamentamos los dichos de algunas autoridades de salud que consideran “peligrosas” las declaraciones del Papa Benedicto XVI. Parecería que se quiere imponer totalitariamente un pensamiento único, políticamente correcto, desdeñando los datos que la ciencia nos proporciona.


3) Cabe señalar que además del SIDA, debido a la promiscuidad sexual que alientan las campañas llamadas de “sexo seguro”, han vuelto a aparecer enfermedades de transmisión sexual que se creían casi extinguidas. Por ejemplo, en nuestro país han aumentado los casos de sífilis (Véase Clarín 30-01-07: “En la provincia de Buenos Aires las notificaciones (de sífilis) crecieron casi un 70% desde el 2002”; La Nación, 03-02-07: “Sida y sífilis: estadísticas alarmantes”; Página 12, 05-02-07: “La sífilis, en un silencioso y continuo aumento de casos. En el Hospital de Clínicas, los análisis de VIH se complementan con el de sífilis”).


4) La literatura médica internacional registra aumentos en el contagio de la gorronea, clamidias, tricomoniasis, herpes genital, chancro, sífilis. Las campañas de “sexo seguro” no son ajenas a este estado de cosas.


5) Como afirmó Benedicto XVI, la solución pasa por humanizar la sexualidad, “una renovación espiritual y humana que lleve aparejada una forma nueva de comportarse”. Por eso este Consorcio hace un llamado a los médicos, educadores, padres de familia y a las autoridades públicas para que entre todos volvamos a valorar el orden natural, sin concesiones al “mal menor”, viviendo y difundiendo un comportamiento realmente humano basado en el ejercicio de las virtudes de la templanza, la castidad y la continencia.



lunes, 23 de marzo de 2009

El escándalo de un Papa que habla de humanizar la sexualidad... - Manuel Cruz


El escándalo de un Papa que habla de humanizar la sexualidad...
Manuel Cruz
Analista Político
23 de Marzo del 2009


Benedicto XVI en africa ha dirigido sendos mensajes a los jóvenes, a los obispos, a los musulmanes, etc. sobre el evangelio de Jesús, sobre la liturgia, sobre la unidad de los pueblos, sobre la paz de las naciones, etc. Pero cierta prensa, hablada y escrita, - que en nuestro país Argentina parece tener casi el total monopilio de la comunicación - persiste en mantener viva la polémica sobre la “osadía” del Papa de hablar del SIDA y del preservativo. Sobre esto el boletín “Análisis Digital”, publicación de la Fundación García Morente, bajo el cuidado del arzobispo de Madrid, publicó un artículo del analista político Manuel Cruz, que por su interés reproducimos íntegro (Gracias AICA [www.aica.org] por el dato).


Uno de los principales rasgos de nuestra rica y “liberada” sociedad occidental es, sin la menor duda, la de su esclavitud del sexo, elevado a la cumbre de todos los deseos humanos. Vivimos en una sociedad sexualizada, que rinde culto al sexo, que educa incluso en la practica del sexo en todas sus variantes posibles, sin asumir la menor responsabilidad ni ética ni moral, que han sido algo así como las ofrendas sacrificadas en holocausto del orgasmo.


Así, contra los embarazos no deseados, una de las consecuencias de esta “religión” fomentada por los poderes públicos y, sobre todo, por el cine y la televisión, se ofrece la distribución masiva y casi gratuita de preservativos y, cuando no funcionan del todo, se dan toda clase de facilidades para abortar. La misma doctrina rige para evitar el “sida” aunque esta enfermedad ya parece que se ha saltado la barrera del sexo y se propaga por otras vías. Es lo que se llama en el lenguaje “correcto" la política de la salud pública: practica el sexo, pero seguro. Todo vale menos el ejercicio de la responsabilidad y mucho menos una educación en la que se ofrezca siquiera como alternativa la castidad, ese “invento” de la denostada Iglesia, que siempre recuerda los lindes de lo bueno y lo malo para la persona.


Se entiende así que el primer mensaje que el Papa ha llevado a África, donde el sida ha diezmado a la población, haya sido entendido justamente al revés y que le lluevan las críticas de los esclavos del sexo. Benedicto XVI ha dicho algo que atenta contra los cimientos de esta sociedad sexualizada: que el sida, enfermedad inicialmente propagada en el ámbito de la homosexualidad, no se combate sólo con dinero y con la distribución masiva de preservativos sino que, al contrario, se corre con ellos el riesgo de aumentan el problema.


“¡Qué barbaridad!” exclaman los adoradores del sexo y los fabricantes de preservativos a quienes muchos gobiernos, el Banco Mundial, la ONU y centenares de ONGs pagan ingentes cantidades para distribuirlos en el continente africano... sin resultados significatiivos. Un periódico español ha llegado a titular su desinformación con esta infamia: “El Papa propaga el sida en África”... Pero hagamos una breve reflexión. Los famosos condones no solo no han frenado la propagación del sida sino que lo han extendido. Solo un país, Uganda, donde el sida había contaminado al 20 por ciento la población en los años noventa, el gobierno se ha impuesto como prioridad la necesidad de cambiar los hábitos sexuales, el estatus de las mujeres y la lucha contra la pobreza, todo ello traducido en dar la batalla a la promiscuidad, en la practica del sexo solo en el matrimonio y en la castidad. Con ello ha empezado a ganar la batalla al sida, que hoy afecta sólo al 5 por ciento de la población.


Un mal ejemplo, sin duda, porque allí el gobierno se ha atrevido a aplicar las enseñanzas de la Iglesia. Pero aquí, en nuestra avanzada Europa, los “progres” se rasgan las vestiduras y califican de indignante que el Papa hable de una educación sexual responsable, de curas gratuitas y de no basar todo en el preservativo. El sida, recordaba el Papa, solo se vence con una humanización de la sexualidad, con una renovación espiritual humana, con una nueva conducta de unos con otros, de una voluntad firme para cuidar a los enfermos. En otras palabras, de sufrir con los que sufren de manera que se acepte un justo control del cuerpo.


¡Doctrina perversa, esta del Papa, que pide responsabilidad en el uso del sexo, con lo bien que se lo pasan las gentes con el preservativo como remedo del autocontrol! Y sin embargo ¿cuantos abortos, cuantos crímenes, cuantas enfermedades, cuantas muertes podrían evitarse cada día con esa simple recomendación de asumir el sexo con la responsabilidad que corrresponde a un acto reservado al matrimonio? ¡Pero qué digo! ¡Sexo, amor, matrimonio...! ¡Esto es un pecado de lesa sociedad esclavizada, de oposición al “amor libre”, al progreso de la Humanidad! Pues eso, amigos, o el sida y el aborto como consecuencias más directas. Y que me perdonen Zapatero, Obama, Hollywood, Almodovar y toda la infinita legión de propagandistas del sexo.




lunes, 16 de marzo de 2009

El lazo se rompió y volamos - Capítulo 7 - Horacio Bojorge


Horacio Bojorge


Capítulo 7: Ambición, codicia, avaricia



Desapego y pobreza de espíritu. La generosidad.

1. La concupiscencia de los ojos da origen a la codicia o avaricia. También se habla de ambición. Estas expresiones se usan como sinónimos pero hay matices en el significado de estas palabras que conviene conocer para usarlas correctamente:

2. 1) La ambición es el deseo vehemente de obtener bienes materiales, o de gloria o fama. En sí no es mala, si no se desordena (pero eso - como advierte el evangelio - sucede fácilmente.)

3. La ambición es la pasión dominante del alma femenina. Y es en la mujer donde más se desordena, dando lugar a la avaricia, a la codicia y a todos los vicios y pecados que de allí derivan. (Así lo afirma en su libro: Corbacho [= latiguillo] el Arcipreste de Talavera Enrique Martínez de Toledo, quien a su vez reconoce que la pasión dominante del varón es la lujuria).
2) La avaricia o codicia es el deseo desordenado de adquirir y de conservar bienes materiales y se refiere especialmente al deseo del dinero. La virtud que se le opone es el desapego de los bienes, que se llama también austeridad. La austeridad cristiana se llama pobreza de espíritu. La enseña Jesús con su ejemplo y doctrina.

4. San Pablo asocia a menudo la avaricia o codicia con la lujuria, como pecados provenientes de la idolatría: "... mortificad vuestros miembros terrenos: fornicación, impureza, pasiones, malos deseos y la avaricia, que es una idolatría" (Colosenses 3,5). "La fornicación, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a santos. Lo mismo que las groserías, las necedades o las chocarrerías, cosas que no están bien; sino más bien, acciones de gracias. Porque tened entendido que ningún fornicario o impuro o codicioso - que es ser idólatra - participará en la herencia del Reino de Cristo y de Dios" (Efesios 5,6).

5. Jesús pone en guardia contra la avaricia: "Cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo" (Lucas 14,33). "Ningún criado puede servir a dos señores... no podéis servir a Dios y al dinero. Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que amaban las riquezas, y se burlaban de él" (Lucas 16,13-14).

6. 3) La codicia, cuando es deseo desordenado de los bienes ajenos, la prohíbe el décimo mandamiento: "no codiciarás nada que sea de tu prójimo" (Éxodo 20,17); "no desearás... su casa ni su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno, nada que sea de tu prójimo" (Deuteronomio 5,21). El décimo mandamiento se refiere a la intención del corazón.

7. La avaricia y la codicia de los bienes ajenos son madre de muchos pecados: robo, rapiña, fraude, dolo en los negocios, falsificación de moneda, de pesos y medidas, adulteración de mercaderías, acaparamiento, sobornos, coimas o comisiones, estafas, venta de drogas, juegos de azar. También es causa de la retención del salario o de la injusticia en la retribución por el trabajo ajeno, que - como vimos - es uno de los pecados que claman al cielo. Todos estos pecados los prohíbe el séptimo mandamiento: no robar. San Ignacio, en la meditación de Dos Banderas de sus Ejercicios Espirituales, enseña que Lucifer da instrucciones a los demonios a que primero hayan de tentar de codicia de riquezas, para que más fácilmente vengan a caer en vano honor del mundo y de allí a todos los demás vicios (EE 139-142).

8. La codicia engendra también las violencias e injusticias que prohíbe el quinto mandamiento: no matar. Recuérdese por ejemplo la historia de la viña de Nabot: 11 Reyes 21,1-29 y 22,29-38.
Avaricia, lujuria e idolatría

9. Vimos que Jesús y San Pablo afirman que la codicia es una idolatría. El Catecismo dice: "La codicia tiene su origen, como la fornicación, en la idolatría, condenada en los tres primeros mandamientos de la ley" (CIC 2534).

10. Leemos en el Libro de la Sabiduría: "El invento de los ídolos fue el comienzo de la fornicación; el descubrimiento de los ídolos fue la corrupción de la vida. No los hubo al principio ni siempre existirán. La vanidad de los hombres los trajo al mundo. Está decretada por eso su desaparición fulminante" (Sab 14,12-14).

11. Ser infiel a Dios yéndose tras los ídolos, lo ve la Escritura como un adulterio. Por eso la idolatría en la Escritura se llama fornicación. A esto contribuyó el hecho de que los cultos paganos de Canaán practicaban la prostitución en sus templos.
Los ídolos modernos

12. El culto de los ídolos, fuente de todos los pecados, persiste en nuestra sociedad. No debe engañarnos el cambio de su apariencia. Hay ídolos del deporte, ídolos del cine, ídolos de la canción, ídolos de la música, ídolos del baile, ídolos de la política. Las técnicas mediáticas de la imagen no dejan de construir y de vender imágenes ante las cuales quedan cautivados los hombres. A esas imágenes les rinden culto. Son imágenes en las que se refleja lo que el hombre aspira a ser. Imágenes del hombre, pero divinizadas. Porque el hombre mismo se ha divinizado. En su entusiasmo las declaran "divinas" y "adorables".

13. La gente de la civilización del consumo gasta su dinero en el culto de esos ídolos vacíos. Y como esas imágenes son ilusorias y nunca satisfacen el deseo más íntimo de los corazones, siempre se necesita más dinero para gastar en el culto de esas imágenes adoradas.

14. El error del espíritu que es la idolatría, provoca el extravío de las conductas y la disolución de las costumbres. Así lo afirma San Pablo: "Jactándose de sabios, se volvieron estúpidos, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una representación en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles. Por eso Dios los entregó a los apetitos de su corazón...y a pasiones infames... y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, los entregó Dios a su mente réproba para que hicieran lo que no conviene: llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos, detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, desamorados, despiadados... los cuales no sólo cometen estas cosas sino que aprueban a los que las cometen" (Romanos 1,24-32).

15. "Os digo y os conjuro en el Señor, que no viváis ya como viven los paganos, según la vaciedad de su mente, sumergido su pensamiento en las tinieblas y excluidos de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón, los cuales habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda clase de impurezas" (Efesios 4,17-19).

16. Todos los pecados proceden, pues, de la falta de conocimiento y de amor al verdadero Dios: de la falta de fe y de caridad. Pero la codicia de manera particular. Lo cual es lógico, porque si no hay otra vida y esto es todo, entonces el hombre es insaciable consumidor de los bienes terrenos. Y así como explota la tierra sin amarla, por amor a sí mismo, incurriendo en la avaricia, así también, tiene la misma actitud ante la mujer, incurriendo en lujuria. Así se comprende lo que la Escritura dice: que, en el fondo, idolatría, fornicación y avaricia son una misma cosa.

La civilización del consumo

17. La civilización del consumo en la que vivimos, fomenta por todos los medios de la propaganda la concupiscencia de los ojos y la soberbia de esta vida. No basta el dinero del mundo para comprar y tirar y volver a comprar todo lo que se nos ofrece en los supermercados y los Shoppings. Así se fomenta la codicia, la avaricia, y el deseo del dinero, que promete obtener todas las cosas apetecidas.

18. La manipulación psicológica impulsa a la avaricia proponiendo símbolos del prestigio y del poder. Las revistas se encargan de hacer desear esos símbolos: el auto, la tarjeta de crédito elegante (la que usan los ricos), los interiores domésticos suntuosos por los muebles, tapices, lámparas, las modas del vestir, calzar, vestir, divertirse y vacacionar (Punta).

19. Hay todo un lenguaje manipulador, propio de la figuración (lo cheto, la última onda) o del menosprecio (el quemo), que premia la comunión con esos ideales o castiga el no compartirlos.

20. El crédito y las tarjetas de crédito son un instrumento de la civilización del consumo. Precipitan en la ruina a muchos avarientos incautos y -lo que es peor- a sus familias junto con ellos. Pocos son los que logran la necesaria autodisciplina para usar prudentemente las compras a plazo y las tarjetas. (Además: esos instrumentos de crédito los paga el propio cliente de su bolsillo y le encarecen la vida).

21. Otro instrumento de fomento de la avaricia son los préstamos. Las cajas de préstamo son a menudo verdaderas trampas, donde los incautos ambiciosos se empeñan y terminan perdiendo sus pocas propiedades. Estos instrumentos suelen manejarlos mejor los ricos, porque tienen una cierta cultura de la administración, pero son generalmente ruinosos para los impreparados de clases bajas.

22. Cuando el avaro se ve ahogado por las deudas suele hacerse o cobarde o cruel. Algunos se quitan la vida cuando se ven abochornados por la ruina. Otros, acorralados por los acreedores, se precipitan en la incierta aventura del juego de azar. Otros se deslizan a estafar a amigos y parientes que de buena fe les han salido de garantía. Otros exigen sin piedad la liquidación de los bienes de herencia, aunque puedan perjudicar gravemente a parientes débiles o necesitados (poner en la calle a las tías viejas que viven en la casa paterna).

23. La avaricia engendra también el vicio del juego. Hay quienes gastan un porcentaje exagerado de sus ingresos en juegos de azar: loterías, quinielas, lotos, cartas, dados, ruletas. El jugador es víctima de una obsesión por el juego. Su mente está permanente o predominantemente ocupada en imaginar números, jugadas, revanchas. Eso ocupa su corazón y no da lugar al amor a Dios ni a la misericordia con el prójimo. Llega hasta el punto de dilapidar bienes ajenos, arruinar a su propia familia y, a veces, a causa de esta ruina, llega al suicidio o es acorralado por los matones de los usureros.

24. Hay que proponer la quiniela de Dios o sea la limosna, como una salida de fe al vicio del juego que puede ayudar cuando el vicio no ha adquirido dimensiones patológicas. La limosna es un juego de fe que apuesta a la Providencia, a la vez que renuncia al deseo de las ganancias.

25. La experiencia de los santos que confiaron en la Providencia para llevar adelante las obras de Dios, muestra que Dios no se complace en ayudar a través del juego, sino de almas caritativas que dan limosna. La Sierva de Dios Camila Rolón reprendió, cierta vez, a los que querían organizar un juego de azar a beneficio de uno de sus asilos. Ella le decía, en cambio, a sus religiosas: "salid a pedir limosna y veréis maravillas."

La pobreza de espíritu

26. Las virtudes que se oponen a la avaricia, son el desapego de los bienes y la austeridad. Estas virtudes pertenecen a la virtud de la templanza. La austeridad y el desapego liberan interiormente de la esclavitud de los deseos frente a los bienes de este mundo. También se oponen a la avaricia la generosidad y la beneficencia, que se manifiestan por ejemplo en la limosna.

27. La austeridad cristiana es la pobreza de espíritu. El maestro de la pobreza es Jesús: "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón" y hallaréis descanso para vuestras almas (Mateo 11,29). "Tened los mismos sentimientos que Cristo Jesús, el cual siendo de condición divina, no retuvo avaramente ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de esclavo" (Filipenses 2,6).

28. Jesús enseña: "Bienaventurados los pobres de espíritu" (Mateo 5,3). "Nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o bienes por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno" (Marcos 10,29-30).

29. Jesús nos enseña, con su ejemplo y no sólo con palabras, el desapego que es la actitud contraria a la avaricia. Su desapego es tan radical y profundo que es también desapego de sí mismo y de la gloria que tiene junto al Padre. Pero este desapego sólo se explica por un grande amor: no su gloria, sino la "gloria de Dios Padre" (Filipenses 2,11).

30. Ejercicios

· Encierre en un círculo lo que corresponde y después tache lo que no corresponde en la frase que sigue:La ambición es mala: siempre - nunca - a veces (si es desordenada).

· Complete la palabra que falta en las frases siguientes:
A) El deseo de los bienes ajenos se llama: .................................................................................................
B) El deseo desordenado de adquirir o conservar bienes materiales se llama: ...................................
C) La virtud opuesta a la avaricia se llama: ....................................... consiste en el ................ de los bienes materiales y es parte de la virtud cardinal de la: .........................................................................
D) La austeridad cristiana que Jesús nos enseña con su ejemplo y con su doctrina se llama: ...........
· Dice San Pablo que la avaricia es como una ...........................................................................................
· Encierre en un círculo los mandamientos contra los que nos hace pecar la avaricia: 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
· ¿Cuáles son los ídolos modernos? Nombre por lo menos tres: ............................................................
· Nombre pecados hijos de la avaricia: ......................................................................................................


APÉNDICES

Ejemplos: Con tanto dinero... (qué vidas y qué muertes!)

+ Narcolavado
(Noticia aparecida en el diario El Territorio (Posadas) del Domingo 5 de diciembre 1999, p. 36)

El líder del cártel mexicano de Juárez, Amado Carrillo Fuentes, uno de los narcotraficantes más poderosos de la actualidad, realizó inversiones en la Argentina a partir de 1996 y estuvo relacionado con la financiera local Mercado Abierto, cuyo dueño está siendo investigado por la Justicia por presunto lavado de dinero del narcotráfico [...] el cártel de Juárez ingresó al país 25 millones de dólares a través de empresarios argentinos que actuaron como testaferros.

Muerto el rey...

Respecto del ingreso del líder narco Carrillo Fuentes a la Argentina, las fuentes informaron que entró con un "pasaporte falso" y que cuando llegó tenía en México una orden de captura librada por crimen organizado, delitos de narcotráfico, acopio de armas de guerra entre otros delitos.
Luego de su viaje por Argentina, Carrillo Fuentes se trasladó a Chile en febrero de 1997, se escapó a Cuba antes de ser localizado, finalmente llegó a México y murió en el postoperatorio tras haber realizado una cirugía plástica para cambiar totalmente su fisonomía por liposucción con el objetivo de no ser reconocido. Tras la muerte de Carrillo Fuentes, las operaciones de lavado de dinero hacia la Argentina disminuyeron notablemente debido a peleas internas entre sus lugartenientes agregaron los investigadores.

No obstante hay quienes no creen que Carrillo Fuentes haya muerto y sostienen que el cadáver que apareció con el rostro desfigurado, pertenece a otra persona

+ Investigan asesinato de un banquero millonario
(Noticias tomadas del diario Crónica, Domingo 5 de diciembre 1999, pág. 26)

Misterio. La muerte de Edmond Safra sigue siendo una incógnita. Siempre estaba rodeado de guardaespaldas pero esa noche no había nadie.

MÓNACO (AFO) 5 Dic. El testimonio del enfermero del banquero de origen libano-brasileño Edmond Safra, de 67 años, encontrado muerto en su apartamento de Mónaco destruido por un incendio de origen criminal, intriga a los policías encargados de la investigación que consideran posibles cómplices.

Todo se basa en el testimonio de un enfermero, comentó el fiscal general del principado Daniel Serdet. La posibilidad de un arreglo de cuentas fue evocado en los medios financieros de Londres recordando que Safra "sabía que estaba amenazado desde hacía tiempo". Algunos incluso aluden a una operación de la mafia rusa.

El hombre, cuya identidad no fue revelada, resultó herido en el vientre y en el muslo por arma blanca. Sería de nacionalidad estadounidense y trabajaba desde hacía cinco meses para el banquero que padecía la enfermedad de Parkinson. Los cadáveres de Safra y de su enfermera, Viviane Torrent, fueron descubiertos en una sala de baño y sus autopsias confirmaron la muerte por asfixia.

+ El enfermero de Safra confesó ser el autor del incendio
(Tomado de El Territorio (Posadas) 7 de diciembre 1999, pág. 32)

Obsesionado con la idea de que pretendían asesinarle, el banquero había hecho de su apartamento, de 1.000 metros cuadrados y situado frente al mar, una verdadera fortaleza protegida por numerosas medidas de seguridad.

Ted Maher, aseguró que su intención no era atentar contra la vida del banquero, sino contra un colega. En mayo pasado, Safra vendió al banco británico HSBC gran parte de sus acciones en el Republic Bank of New York por 10.300 Millones de dólares, transacción que debía concluirse en enero próximo. El banquero que no tenía hijos, no había designado heredero para su gran fortuna, que según la revista Forbes, está entre las mayores del mundo.

París (EFE). La investigación sobre la muerte del multimillonario banquero Edmond Safra, que había amasado una de las mayores fortunas del mundo, fallecido el Viernes en Mónaco, dio ayer un nuevo giro con la confesión de su enfermero, el ex militar estadounidense Ted Maher, que ayer ha sido procesado y encarcelado por incendio provocado.

Según el fiscal de Mónaco, el procesado intentó demostrar a su jefe que era un héroe inventándose la agresión. La inculpación de Maher ilumina la hasta ahora misteriosa muerte de Safra, fundador del Republic Bank of New York y ex director de American Express y de su enfermera Vivianne Torrente, estadounidense de origen filipino.

Según los resultados de la autopsia los dos murieron asfixiados por el humo en uno de los cuartos de baño del duplex del millonario en el que intentaron refugiarse de las llamas.

Otras fuentes habían indicado que el banquero y la enfermera estaban todavía vivos cuando llegaron los bomberos, pero que Safra se negó a moverse y a salir de allí ante el temor de que fuese una treta para hacerlo salir y matarlo.

La esposa de Safra y la hija de ésta, que se encontraban en la planta baja cuando se produjeron los hechos, resultaron ilesas.


martes, 10 de marzo de 2009

Introducción al Pensamiento de Viktor E. Frankl - Mario Caponnetto


Introducción al Pensamiento de Viktor E. Frankl
Mario Caponnetto


Curso:INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE VÍKTOR E. FRANKL

Disertante:DR. MARIO CAPONNETTO

Lugar:MULTIESPACIO CULTURAL "EL CAMINO"
Av. Luro 4344 - 1º Piso - Mar del Plata

Primera Conferencia:FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS DE LA LOGOTERAPIA
Viernes 13 de Marzo, 20.30 hs.

Segunda Conferencia:ENSAYO DE DIÁLOGO CRÍTICO DESDE LA DOCTRINA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO
Sábado 14 de Marzo, 11 hs.

Destinatarios:PROFESIONALES DE LA SALUD, AUXILIARES Y PÚBLICO EN GENERAL

Costo:$10.- por persona (las dos conferencias)

Organiza e Invita:FRATERNIDAD DE VIDA NUEVA




miércoles, 4 de marzo de 2009

Lo Anticomunitario. Doce Consejos para matar una comunidad - R. P. Fray José Ceschi, OFM


Lo Anticomunitario
Doce Consejos para matar una comunidad
R. P. Fray José Ceschi, OFM


¡Buen día! La palabra comunidad viene del latín y significa literalmente “común-unidad”. Unidad común.

Se ha escrito mucho sobre lo que es y lo que exige una verdadera comunidad, a nivel político, universitario, deportivo, religioso, pero pocas veces aparecen consejos, diríamos, “en negativo”, mostrando lo anticomunitario.

En alguna revista de inspiración cristiana di con un cuadro cuyo título me llamó la atención: “Doce consejos para matar una comunidad”. Tras su lectura me pregunté: ¿Por qué no compartirlo?. Aquí van:

“1.- No asistas a reuniones; pero si lo haces procura llegar siempre tarde.
2.- Retírate antes de que la reunión acabe.
3.- Durante las reuniones comprométete a todo lo que puedas, pero no hagas nada de lo ofrecido.
4.- Siéntate siempre lo más lejos posible para que puedas criticarlo todo a tu gusto.
5.- Aprovéchate de todo lo que la comunidad puede darte, pero no des nada a la comunidad.
6.- Nunca invites a nadie a ingresar en las filas del movimiento.
7.- Habla siempre de cooperación, pero no cooperes jamás.
8.- Si se te pide ayuda, responde invariablemente: “No tengo tiempo”.
9.- Nunca aceptes puesto alguno, pues es más cómodo criticar que hacer.
10.- Si te nombran miembro de alguna sección, jamás des tu tiempo para cumplir.
11.- Cuando te pidan las cuotas, no las pagues.
12.- No leas jamás las publicaciones ni cosas algunas relacionadas con la comunidad. Si por casualidad llega a tus manos una revista con material que pueda ayudarte, rómpela y quema sus pedazos para que no la lea nadie.”

¿Qué tal un buen examen de conciencia partiendo de estos datos? No es que uno vaya a acapararse todos esos defectos, pero no es de sorprender que varios de ellos se nos ajusten como anillo al dedo. Estamos a tiempo para cambiar… ¿Lo charlamos en el grupo?



lunes, 2 de marzo de 2009

La Shoah, ¿verdad de Fe? - Mario Caponnetto


La Shoah, ¿verdad de Fe?
Mario Caponnetto


Confieso mi ignorancia. No sabía que se ha agregado un nuevo artículo al Credo. No lo supe, en realidad, hasta que leí la edición cotidiana del diario oficial u oficioso de la Santa Sede, L’Osservatore Romano, del 26 – 27 de enero pasado. Allí, en primera plana, bajo el título Un libreto equivocado, que lleva las iniciales de Carlo di Cicco, subdirector del diario, encontré el siguiente párrafo: “De la aceptación del Concilio desciende necesariamente una límpida posición sobre el negacionismo (se refiere a la negación del holocausto judío). La declaración Nostra aetate, que representa la más autorizada revisión católica respecto del hebraísmo, deplora «los odios, las persecuciones y todas las manifestaciones del antisemitismo dirigidas contra los hebreos en cualquier tiempo y por cualquiera que fuere». Se trata de una enseñanza no opinable para un católico” (el subrayado es mío).


Vayamos por parte. La Santa Sede levantó la excomunión a cuatro obispos pertenecientes a la Fraternidad de San Pío X, consagrados en 1989 por Monseñor Marcel Lefevre y excomulgados por Juan Pablo II. La medida causó una ola de indignación en altos círculos judíos porque uno de los cuatro obispos, Monseñor Richard Williamson, en declaraciones ante la televisión sueca, hace unos meses, puso en duda la versión oficial del Holocausto judío con lo que el prelado habría incurrido -según el dictamen de aquellos círculos judaicos- en el “negacionismo”, al parecer una suerte de herejía secular contraria al dogma inamovible de la Shoah.

Por tanto, si el Papa vuelve a admitir en la comunión de la Iglesia a quien incurre tan claramente en “negacionismo”, no queda sino concluir que el propio Benedicto XVI o bien avala el “negacionismo” o al menos lo tolera. Y esto significa, eo ipso, borrar el Concilio Vaticano II, con Nostra aetate incluida, abjurar del diálogo con los judíos y volver a las andadas preconciliares. Ni más ni menos, tal es el razonamiento de los judíos. No puede sorprendernos. Ellos niegan a Cristo. Rechazan, con violenta obstinación, cualquier propuesta de conversión. No quieren al Mesías. “Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”. Las palabras del Evangelio de San Juan siguen allí, clavadas en el misterio de la historia.

Pero, ¿los católicos? Se supone que estamos obligados a discernir. Precisamente, lo que el articulista del L’Osservatore Romano no hace. Por empezar no es cierto que de las enseñanzas del Concilio se derive posición alguna sobre el llamado “negacionismo” si por tal se entiende la apreciación -siempre opinable- de un hecho histórico que en sí misma está reservada a la competencia de la ciencia histórica. Menos puede pretenderse que esa posición resulte “no opinable para un católico” como si se tratase de una verdad de fe o de moral. ¿Es que ahora la Shoah, en su versión oficial, es un dogma de Fe? ¿Acaso cuestionar o negar mediante el método de las ciencias históricas un hecho histórico constituye un atentado a las enseñanzas infalibles del Magisterio?

Curioso. En una época en que todo es opinable, en que no se sanciona a casi nadie, en que corren dentro de la Iglesia las más variadas propuestas teológicas, litúrgicas y pastorales sin el menor cuidado por la ortodoxia, nos venimos a enterar de que un católico no puede opinar libremente acerca de un hecho histórico.

Además, me decía un amigo, buen cristiano, humilde y devoto: “Pero. ¿cómo? Los judíos niegan a Cristo y nadie, en la Iglesia, dice nada y se sigue adelante con el diálogo y la amistad. Pero si un obispo niega el holocausto el diálogo se corta y se acaba la amistad. ¿En qué quedamos?” Dejo picando la pregunta.

Pero, al final, ¿qué pretenden nuestros “hermanos mayores” tan fielmente secundados por no pocos católicos, esos católicos “mistongos” como los definió Castellani? Primero nos hicieron renunciar al deicidio. Después nos obligaron a pedirles perdón por haber contribuido al antisemitismo en épocas oscuras de la Iglesia. Ahora, al parecer, van por más. Pronto escucharemos en nuestros templos la nueva versión ampliada del Credo: “Creo en ... el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, la vida eterna y la Shoah. Amén”.


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