viernes, 19 de agosto de 2011

Benedicto XVI: “Edifiquen sus vidas sobre la roca firme de Cristo”

Benedicto XVI: “Edifiquen sus vidas sobre la roca firme de Cristo”


Madrid (España), 18 Ago. 11 (AICA).- “Queridos amigos: sean prudentes y sabios, edifiquen sus vidas sobre el cimiento firme que es Cristo. Esta sabiduría y prudencia guiará sus pasos, nada los hará temblar y en sus corazones reinará la paz. Entonces serán bienaventurados, dichosos, y la alegría de ustedes contagiará a los demás”.

Así habló el Santo Padre Benedicto XVI en el primero de sus mensajes a los miles de jóvenes peregrinos provenientes de los cinco continentes, que inundaron las calles de la capital española en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011, y congregados especialmente en la Plaza de Cibeles para escucharlo. Primeramente les dirigió un saludo de bienvenida, en castellano, inglés, francés, alemán, italiano y portugués a los jóvenes.

Benedicto XVI agradeció la presencia multitudinaria y festiva de los jóvenes y les manifestó su afecto y cercanía y la gracia que significaba poder verlos y oírlos de cerca y escuchar juntos la Palabra de Dios.

En referencia a la Palabra del Evangelio el Pontífice les dijo que “hay palabras que solamente sirven para entretener, y pasan como el viento; otras instruyen la mente en algunos aspectos; las de Jesús, en cambio, llegan al corazón, arraigan en él y fraguan toda la vida. Sin esto, se quedan vacías y se vuelven efímeras. No nos acercan a Él. Y, de este modo, Cristo sigue siendo lejano, como una voz entre otras muchas que nos rodean y a las que estamos tan acostumbrados”.

Seguidamente el Santo Padre ahondó en la explicación del pasaje del Evangelio donde Jesús invita a la “sugestiva imagen de quien construye sobre roca firme, resistente a las embestidas de las adversidades, contrariamente a quien edifica sobre arena, tal vez en un paraje paradisíaco, podríamos decir hoy, pero que se desmorona con el primer azote de los vientos y se convierte en ruinas”.

Benedicto XVI explicó a los jóvenes que esa roca firme es la persona de Cristo, “el único Amigo que no defrauda y con el que queremos compartir el camino de la vida”, porque “cuando no se camina al lado de Cristo, que nos guía, nos dispersamos por otras sendas, como la de nuestros propios impulsos ciegos y egoístas, la de propuestas halagadoras pero interesadas, engañosas y volubles, que dejan el vacío y la frustración tras de sí”.

Luego los invitó a aprovechar los días de la JMJ, como días propicios para conocer mejor a Cristo y de cerciorarse de que enraizados en Él el entusiasmo y la alegría los llevará a una vida en plenitud, y los invitó a “hacerla crecer con la gracia divina, generosamente y sin mediocridad, planteándose seriamente la meta de la santidad. Y, ante nuestras flaquezas, que a veces nos abruman, contamos también con la misericordia del Señor, siempre dispuesto a darnos de nuevo la mano y que nos ofrece el perdón en el sacramento de la Penitencia”.



Mostrar al mundo una alternativa válida

Benedicto XVI los invitó a ser testimonio con sus vidas de una alternativa válida a tantos que “se han venido abajo en la vida, porque los fundamentos de su existencia eran inconsistentes” y resaltó la necesidad de ser “roca firme” en la cultura relativista.

“Hay muchos que, creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos. Desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias; dar en cada instante un paso al azar, sin rumbo fijo, dejándose llevar por el impulso de cada momento. Estas tentaciones siempre están al acecho. Es importante no sucumbir a ellas, porque, en realidad, conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios”.

Y prosiguió: “Nosotros, en cambio, sabemos bien que fuimos creados libres, a imagen de Dios, precisamente para que seamos protagonistas de la búsqueda de la verdad y del bien, responsables de nuestras acciones, y no meros ejecutores ciegos”.

Y concluyó: “Queridos amigos, sean prudentes y sabios, edifiquen sus vidas sobre el cimiento firme que es Cristo. Esta sabiduría y prudencia guiará sus pasos, nada los hará temblar y en el corazón de ustedes reinará la paz. Entonces serán bienaventurados, dichosos, y su alegría contagiará a los demás”.

Y finalmente el Santo Padre encomendó los frutos de esta Jornada Mundial de la Juventud a la Santísima Virgen María, “que supo decir ‘sí’ a la voluntad de Dios y nos enseña, como nadie, la fidelidad a su divino Hijo, al que siguió hasta su muerte en la cruz”.






 
 
 

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