sábado, 25 de febrero de 2017

Orígenes del Grito «¡Viva Cristo Rey!» [Incluye Video] - P. Jorge López Teulón

Orígenes del Grito «¡Viva Cristo Rey!»
[Incluye Video]
P. Jorge López Teulón


En noviembre del 2016, el Sacerdote Jorge López Teulón -postulador de la Causa de los Mártires de la Arquidiócesis de Toledo- explicó los “Orígenes del Grito «¡Viva Cristo Rey!»” en una Conferencia en Barcelona, España. Al final del post, ofrecemos el video completo de esta destacada Conferencia.


[Somatemps/FVN] El pasado 8 de noviembre del 2016 se celebró en Barcelona la Fiesta de los Mártires de la Persecución Religiosa en España de los años 1934 a 1939. Dicha celebración se realizó en el marco de una Jornada sobre “Por qué los Mártires de la Persecución Española murieron al grito de ¡Viva Cristo Rey!”, convocada por las asociaciones Hispania Martyr Siglo XX y Regina Martyr.

Finalizada la Santa Misa, Celebrada en la iglesia de la Adoración Nocturna Femenina Española, el Presidente de Hispania Martyr Arcadio del Pozo y Pujol de Senillosa presentó al Conferenciante, el reconocido martiriólogo Rvdo. Padre Jorge López Teulón, vinculado a Barcelona hasta su ordenación e incardinación en la Archidiócesis de Toledo, de la que actualmente es postulador de su numerosa Causa de Canonización de Mártires de su Provincia Eclesiástica, que, tras haber elevado ya a los altares a un centenar de Beatos, prosigue actualmente con otros 465 Siervos de Dios.


El Martirio, supremo reconocimiento de la Realeza de Cristo sobre los hombres

Bajo la significativa imagen del Papa San Pío X, el P. Jorge López Teulón comenzó su Conferencia explicando por qué el último grito de los Mártires de la Persecución Religiosa sufrida en España fue el de «¡Viva Cristo Rey!». Para ello, citó unas palabras del prestigioso Catedrático de Filosofía de la Universidad de Barcelona, Dr. Francisco Canals Vidal, quien el 13 de diciembre de 1986 y en vísperas de la primera Beatificación de las tres Carmelitas de Guadalajara, llamándolas “Mártires de Cristo Rey”, afirmaba:

Quienes fueron perseguidos en España por odio a la fe católica en la persecución de los años 1931-39 cumplieron el supremo servicio al Reino de Cristo por el Martirio, y por ello podemos decir muy definidamente que los Mártires Españoles, como los Mejicanos, son Mártires de Cristo Rey. Testigos, con su muerte por la fe, de la Realeza de Cristo sobre el mundo y sobre las sociedades humanas, en nuestros tiempos rebeldes y hostiles a la ley divina y a la dignidad regia de Cristo”.

Recordó con Canals Vidal que la Hermana Teresa había escrito: “Cuando oigo gritar ¡viva la República!, contesto con un ¡Viva Cristo Rey!, y ¡ojala pueda un día repetir este «viva» en la guillotina!”; y también que la Hermana Pilar decía: “Si nos llevan al Martirio, iremos cantando al Sagrado Corazón de Jesús, como las Carmelitas de Compiègne”.

Afirmaba al respecto Canals Vidal que “esta alusión de la Hermana Pilar a las Mártires Carmelitas de Compiègne, que evoca la unión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús con el supremo servicio al reino de Cristo por el Martirio, nos lleva a recordar el texto del Papa Pío XI que contiene la que podríamos llamar teología de la historia de la revolución anticristiana, que ha caracterizado los dos últimos siglos del Occidente apóstata: «Puesto que en la época precedente y en la nuestra se llegó, por las maquinaciones de los impíos, a rechazar la soberanía de Cristo Nuestro Señor, y a declarar pública guerra a la Iglesia, con leyes y movimientos populares opuestos al derecho divino y la ley natural. Y [puesto que] hasta hubo asambleas que gritaron: ´No queremos que Éste reine sobre nosotros` (Lc XIX, 14); la voz de todos los amantes del Corazón de Jesús clamaba unánime, oponiéndose acérrimamente para vindicar su gloria y asegurar sus derechos: ´Es menester que Cristo reine` (I Cor XV, 25); ¡Venga a nosotros tu reino!»”.

Explicó luego el P. Jorge que el grito de «¡Viva Cristo Rey!» de estos Mártires fue expresión de la esperanza en su promesa, manifestada expresamente a su mensajera Santa Margarita María de Alacoque en 1675, en la que afirma: «Reinaré a pesar de mis enemigos y de todos los que se opongan». Esta promesa fue de alguna manera reiterada medio siglo después en 1735 al Beato Bernardo de Hoyos, asegurándole “Reinaré en España con más veneración que en otras partes”. A partir de este hecho vemos cómo a partir de entonces la devoción al Corazón de Jesús se extendió por las Españas –toda Hispanoamérica era entonces España– y con ella la fundada esperanza en la venida de su Reinado de Amor.

Expuso también que la tradición de colocar en las puertas de las casas de los Católicos la placa con la imagen del Corazón de Jesús proviene de Santa Margarita María de Alacoque, quien en carta dirigida a la Madre de Saumaise el 2 de Marzo de 1686 le dice: “Él (Jesús) desea que usted mande hacer unas placas de cobre con la imagen de su Sagrado Corazón para que todos aquellos que quisieran ofrecerle un homenaje las pongan en sus casas…” (Vida y Obras, vol. II, p. 306). Y relató cómo esta práctica de testimonio público de fe fue popularizada en España por el Venerable Padre Francisco Tarín, S.I. cuando el gobierno de Canalejas en 1910 promovió la llamada “ley del candado”, prohibiendo el establecimiento de nuevas congregaciones religiosas, mostrando el Conferenciante una placa de la época con la leyenda de «¡Viva Cristo Rey!» al pie.


Origen histórico del expresivo Grito de «¡Viva Cristo Rey!»

Seguidamente refirió cómo el significativo grito de «¡Viva Cristo Rey!» tiene su origen en 1914, cuando los Obispos Mejicanos pidieron al Papa San Pío X su beneplácito para ornar las imágenes del Sagrado Corazón, colocando en su cabeza la Corona y en sus manos el Cetro –insignias de la humana realeza–, con el propósito de reconocer y proclamar a Jesucristo Rey de Méjico y del mundo. Y cómo, concedida formalmente la autorización por ese Papa Santo el 6 de enero de 1914 en la fiesta de la Epifanía del Señor –en que muestra su gloria al postrarse ante Él los Reyes Magos ofreciéndole oro, incienso y mirra–, los Obispos Mejicanos fueron los primeros en consagrar su Patria a Cristo Rey, siendo vitoreada su imagen Coronada por una inmensa muchedumbre de fieles al estentóreo grito de «¡Viva Cristo Rey!».

Refirió también cómo Luis Beltrán y Mendoza, adalid de la Acción Católica Mejicana y testigo de esa ceremonia, la recordaba así: “En aquellas memorables jornadas, los anhelos y las resoluciones de nuestra juventud se concretaban y expresaban en un grito que se les escapó del alma en los momentos sublimes en que Monseñor Mora y del Río concluía la Consagración de nuestra Patria al Corazón de Jesús, depositando a los pies de la Sagrada Imagen la Corona y el Cetro. Entonces, por primera vez se escuchó el épico grito de «¡Viva Cristo Rey!»; era el martes seis de enero del año de 1914”.


Pio XI establece la Fiesta de Cristo Rey como remedio contra el laicismo

Recordó luego el Conferenciante como el 11 de diciembre de 1925, el Papa Pio XI publicaba la Encíclica “Quas Primas” estableciendo la Fiesta de Cristo Rey como remedio contra el laicismo que pretende expulsar a Jesucristo de la vida pública y social de los pueblos. Y en ella señala claramente que: “La celebración de esta fiesta, que se renovará cada año, enseñará a las naciones que la regia dignidad de Cristo exige que la sociedad entera se ajuste a los mandatos divinos y a los principios cristianos, al dictar las leyes, al administrar justicia, y al formar las almas de los jóvenes en la sana doctrina y rectas costumbres”, proclamando solemnemente “el Reinado Espiritual y Temporal de Nuestro Señor Jesucristo, Reinado que abarca corazones y voluntades, pueblos y naciones, sujetando todo cuanto existe a Su suavísimo yugo”.

Señaló luego que la Fiesta de Cristo Rey no es sólo una fiesta de reconocimiento de la originaria realeza de Jesucristo, sino también de sobrenatural esperanza. Pues esta Fiesta Litúrgica fue instituida por el Papa Pío XI no sólo para poner en evidencia “la suprema soberanía que a Cristo compete sobre todo el Universo… sino [–también–] para adelantar ya el gozo de aquel día dichosísimo en que todo el orbe, de corazón y de voluntad, se sujetará al dominio suavísimo de Cristo Rey”.


«¡Viva Cristo Rey!»: grito de resistencia y última jaculatoria que sellaba los labios de los Mártires Mejicanos

Siguió exponiendo el P. Jorge López que unos pocos meses después de la publicación de aquella luminosa Encíclica “Quas Primas”, y siendo ya el año 1926, el pueblo mejicano se alzaba en armas contra el gobierno de Plutarco Elías Calles, perseguidor de la Iglesia. El popular Ejército Católico se consagró enteramente a Cristo Rey, y por ello sus Cruzados fueron llamados “Los Cristos Reyes” o “Cristeros”. «¡Viva Cristo Rey!» era su grito de resistencia y última jaculatoria que sellaba los labios de sus Mártires, muestra de su fe en la Realeza Divina de Cristo, Realeza de Amor explicitada en la Revelación de su Sagrado Corazón. 

Precisamente uno de los más jóvenes de estos Mártires, el niño llamado Joselito Sánchez del Río, acaba de ser canonizado como Santo de la Iglesia Católica.


Los Cristeros Mejicanos prepararon a los Cruzados Españoles para el Martirio y les enseñaron su Grito de Victoria: «¡Viva Cristo Rey!»

A continuación, leyó el Conferenciante textos de periódicos Católicos españoles de la época que daban noticia de la gesta y heroicos sacrificios de los Cristeros Mejicanos, y con ella de su grito de «¡Viva Cristo Rey!», y cómo, con la llegada de la República y su comienzo de persecución religiosa, se actualizó su ejemplo y se adoptó su grito como expresión paladina del anhelo del Reinado de Cristo en España. Doce años antes el Monarca la había Consagrado al Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles, cuyo monumento ostentaba en presente la inscripción “Reino en España”, pues su propulsor –el Padre Mateo Crawley– creía que Jesucristo había iniciado ya su prometido Reinado de Amor por medio de su Corazón.

El Padre Jorge describió con precisión como, tras unos años de persecución legal y material, se pasó luego a su fase sangrienta. En ella los Mártires Españoles recordaron el ejemplo de sus hermanos Mejicanos y, llegado el momento, no dudaron en ofrendar también su vida con el grito de «¡Viva Cristo Rey!».

Recordó también a quienes, por exigencia de su fe, se presentaron como voluntarios para defenderla en los campos de batalla. Y que si bien no pueden ser todavía llamados Mártires en sentido estricto, sí son Cruzados de Cristo Rey. Al respecto, citó un texto de Fray Antonio de Lugo. O.S.H.: “Entre los requetés que llenan la estación de Pamplona, el grito de «¡Viva Cristo Rey!» se repite con insistencia. Un teniente, algo molesto, les dice: «Basta ya de ¡Viva Cristo Rey!». Entonces, un requeté de Tafalla de 16 años se le cuadra y le dice: «Mire, mi teniente, todos nosotros hemos venido a dar nuestras vidas por España, pero sepa que si Cristo Rey no fuera el primer motivo de nuestra lucha, nos hubiéramos quedado en casa»” (El precio de una victoria, p. 83).

Citó también lo que escribió el P. Quibus, C.M.F. en su obra “Misioneros Mártires”, de máxima actualidad para nuestros tiempos: “En épocas de decadencia religiosa, como la nuestra, el Martirio es el mensajero más elocuente que Dios envía al mundo para hacer revivir el espíritu cristiano”. Y al Papa San Juan Pablo II: “debemos estar dispuestos a defender a Cristo delante de los hombres, y si ello comporta dar la vida por Él, alegrarnos, pues el Martirio es un regalo particular del Espíritu Santo”.

Invitó el Conferenciante a reconocer no sólo que Cristo es Rey, como se afirma en innumerables citas de la Escritura, sino también a no interpretar su Reinado en sentido figurado. Precisó que en la Fiesta de Cristo Rey debemos reafirmarnos en la doctrina de que Cristo reinará propia y efectivamente en esta tierra. Esto es lo que significa el grito de «¡Viva Cristo Rey!» con el que morían los Mártires de la Cruzada Española, que no es sino el “Venga a nosotros Tu Reino” que el mismo Jesucristo nos enseñó que debíamos pedir al Padre, porque nos lo iba a conceder.

Terminó su destacada Conferencia el P. Jorge López Teulón con esta invocación: “Que la gloria y la intercesión de los Mártires Españoles asesinados por odio a la fe en la persecución religiosa de los años 1934-1939 fortalezca la esperanza difundida en el pueblo cristiano sobre el reinado del Sagrado Corazón en España”.

Desde Mar del Plata, y para terminar, agregamos que también nuestra Argentina necesita el imperio del Corazón Sagrado de Cristo Rey… ¡en quien hoy, más que nunca, la Patria espera!






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Orígenes del Grito «¡Viva Cristo Rey!»
P. Jorge López Teulón






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