¡Viva la Sotana!
[Incluye Video]
P. Juan Manuel Rodríguez de la Rosa
El Documental “¡Viva la Sotana!”, que puede ver al final de este post, es un Homenaje sentido a la Sotana, recuerdo emocionado y acicate de todos aquellos que la han llevado, la llevan y la llevarán. También podrá leer aquí sobre la enseñanza oficial de la Iglesia respecto de la vestimenta de los presbíteros.
[FVN] El documental ¡Viva la Sotana!, producido por Agnus Dei y dirigido por Carlos F. Bellmont, es un magnífico trabajo de impecable realización técnica, para la difusión de la Fe verdadera. Inicia con unas palabras del Cardenal Raymond Leo Burke, quien habla sobre el tema especialmente para este Documental. Luego, el Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa argumenta sobre la importancia de llevar hábito talar, enumerando a su vez los enormes beneficios que el Sacerdote Católico puede recibir a causa de ello.
Gran resguardo de muchos males y signo de pobreza que nos evita pensar en las modas del mundo, la Sotana ayuda al fiel a encontrar a Cristo en el Sacerdote y no al amigo, pues el fiel busca la santidad del sacerdote antes que su simpatía.
La Sotana es tan actual ahora como ayer y como mañana, y lo es porque no depende de la moda, como así depende la camisa con alzacuellos y el pantalón. La moda pasa y la Sotana queda inalterable, como inalterable es el Sacerdocio de Cristo visible en la Sotana.
Además, la Sotana no puede ocultarse como se oculta la camisa y el alzacuello. Por esta razón el Sacerdocio es siempre visible para el mundo. La Sotana es testigo constante de la presencia de la Iglesia en la sociedad.
La Sotana en el Seminarista y en el Sacerdote afirma su personalidad, robustece la fe, les une a los Mártires y Confesores de la Fe y les une especialmente a la Cruz de Nuestro Señor al verse sometidos a las injurias del mundo que rechaza la Luz.
Dios quiera que este documental ayude y estimule a Seminaristas y Sacerdotes a llevar la Sotana y a los fieles les haga comprender la importancia de este hábito eclesiástico tanto para el Sacerdote como también para ellos.
Aunque la intención de los autores es netamente apostólica, pueden solicitarles copias en DVD de este Documental para favorecer así su difusión y apoyar la elaboración de nuevos documentales. Pueden pedirse a: agnusdeiprod@gmail.com
¿Qué dice la Iglesia respecto de la vestimenta de los presbíteros?
El Documento «Directorio para el Ministerio y la Vida de los Presbíteros» de la Congregación para el Clero de la Curia Romana, en su nueva edición del 14 de enero del 2013, ha dispuesto en su número 61 sobre la “Importancia y obligatoriedad del traje eclesiástico”.
Allí afirma que: “En una sociedad secularizada y tendencialmente materialista, donde tienden a desaparecer incluso los signos externos de las realidades sagradas y sobrenaturales, se siente particularmente la necesidad de que el presbítero —hombre de Dios, dispensador de Sus misterios— sea reconocible a los ojos de la comunidad, también por el vestido que lleva, como signo inequívoco de su dedicación y de la identidad de quien desempeña un ministerio público. El presbítero debe ser reconocible sobre todo, por su comportamiento, pero también por un modo de vestir, que ponga de manifiesto de modo inmediatamente perceptible por todo fiel, más aún, por todo hombre, su identidad y su presencia a Dios y a la Iglesia.
El hábito talar es el signo exterior de una realidad interior: «de hecho, el sacerdote ya no se pertenece a sí mismo, sino que, por el carácter sacramental recibido (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1563 y 1582), es “propiedad” de Dios. Este “ser de Otro” deben poder reconocerlo todos, gracias a un testimonio límpido. […] En el modo de pensar, de hablar, de juzgar los hechos del mundo, de servir y de amar, de relacionarse con las personas, incluso en el hábito, el sacerdote debe sacar fuerza profética de su pertenencia sacramental, de su ser profundo».
Por esta razón, el sacerdote, como el diácono transeúnte, debe:
a) llevar o el hábito talar o «un traje eclesiástico decoroso, según las normas establecidas por la Conferencia Episcopal y según las legítimas costumbres locales». El traje, cuando es distinto del talar, debe ser diverso de la manera de vestir de los laicos y conforme a la dignidad y sacralidad de su ministerio; la forma y el color deben ser establecidos por la Conferencia Episcopal, siempre en armonía con las disposiciones de derecho universal;
b) por su incoherencia con el espíritu de tal disciplina, las praxis contrarias no se pueden considerar legítimas costumbres y deben ser removidas por la autoridad competente.
Exceptuando las situaciones del todo excepcionales, el no usar el traje eclesiástico por parte del clérigo puede manifestar un escaso sentido de la propia identidad de pastor, enteramente dedicado al servicio de la Iglesia.
Además, el hábito talar —también en la forma, el color y la dignidad— es especialmente oportuno, porque distingue claramente a los sacerdotes de los laicos y da a entender mejor el carácter sagrado de su ministerio, recordando al mismo presbítero que es siempre y en todo momento sacerdote, ordenado para servir, para enseñar, para guiar y para santificar las almas, principalmente mediante la celebración de los sacramentos y la predicación de la Palabra de Dios. Vestir el hábito clerical sirve asimismo como salvaguardia de la pobreza y la castidad”.
¡Viva la Sotana!
[Trailer + Documental Completo]
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