Breve Semblanza en su Memoria
Cristian Rodríguez Iglesias
Exposición realizada con ocasión del homenaje que en su memoria organizó la Cátedra de "Filosofía Medieval" de la Facultad de Humanidades en la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), Argentina.
Un Escocés en la República Argentina
El Padre Francis Patrick Kennedy nació el 7 de noviembre de 1946 en Glasgow, Escocia y fue ordenado sacerdote en la iglesia de la Santa Cruz de dicha ciudad el 20 de diciembre de 1970. Obtuvo primero el título de "Licenciado en Filosofía" en 1967 y luego el de "Licenciado en Teología" en 1970, ambos por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, Italia.
El Padre Francis Patrick Kennedy nació el 7 de noviembre de 1946 en Glasgow, Escocia y fue ordenado sacerdote en la iglesia de la Santa Cruz de dicha ciudad el 20 de diciembre de 1970. Obtuvo primero el título de "Licenciado en Filosofía" en 1967 y luego el de "Licenciado en Teología" en 1970, ambos por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, Italia.
Al finalizar la guerra que por las Islas Malvinas entablaron la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña, el P. Francis tomó la drástica decisión de venir como misionero a nuestro país. Desde el mes de octubre de 1983 residió en la Diócesis de Mar del Plata, a unos 400 km al sur de la ciudad de Buenos Aires. Allí fue vicario de varias parroquias en Necochea y Quequén. Posteriormente, ya en Mar del Plata, fue párroco de "Jesús Obrero", "Asunción de la Santísima Virgen" y "Santa Rita de Casia".
Como sacerdote católico e intelectual, desplegó una intensa labor en variados ámbitos diocesanos y académicos. Fue Asesor de Orientación para la Joven, Delegado Diocesano para el Ecumenismo, Director de Estudios de la Escuela Diocesana para el Diaconado Permanente. En 1996 fue nombrado Rector de la Escuela de Teología (EUT) y del Centro Diocesano de Estudio y Reflexión (CEDIER), ambos del Obispado de Mar del Plata, donde ejerció por varios años la docencia en las Materias "Antropología Filosófica", "Antropología Teológica" y "Escatología", entre muchas otras. También dictó clases en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), específicamente en la Cátedra de "Filosofía Medieval", ganada por concurso. ¡Y ésta es la Cátedra que hoy lo homenajea!
Con dolor nos anoticiamos que el pasado jueves 23 de mayo de 2013, cerca de las 18 hs, falleció en General Madariaga con 67 años de edad. El P. Francis acompañó en este último tiempo a la comunidad de la Parroquia "Sagrado Corazón de Jesús". Sus restos fueron velados en el Templo Parroquial en la noche de ese jueves y, en la mañana del viernes 24, a partir de las 7:30. A las 11 se realizó la Santa Misa de cuerpo presente y posteriormente sus restos fueron inhumados en el Cementerio Municipal de esa ciudad.
Un Hombre y Sacerdote especial
Un recuerdo suyo remoto en mi vida -aunque un poco difuso debido a mi corta edad- fue su presencia en el Barrio SOIP de Av. Antártida Argentina y Mario Bravo de Mar del Plata. En ese barrio obrero, donde viví 13 años con mi familia, conocimos al enigmático sacerdote escocés -¿qué hacía un "Inglés" en Argentina? nos preguntábamos- que todos los sábados presidía la celebración de la Santa Misa y que, a continuación, charlaba amablemente con la gente que se le acercaba.
Otro recuerdo -más nítido para mí- fue su presencia en la "Escuela Universitaria de Teología" (EUT), del Obispado de Mar del Plata, siendo ya Rector. Allí, además, lo tuve como Profesor titular de varias materias por lo cual entablamos una amistad profunda y duradera. De hecho hace apenas unos meses estuvo cenando en casa, junto con mi esposa e hijos [Nota: las 2 fotos más pequeñas que ilustran este post fueron tomadas esa noche].
En alguna de las innumerables charlas que compartimos, le pregunté en una oportunidad cómo habían vivido en su país la "Guerra de Malvinas". Y se lo pregunté porque, aunque yo tenía sólo 10 años por aquel entonces, ese conflicto bélico me había afectado mucho: a tal punto que, a pesar de asistir a un Instituto de Cultura Inglesa desde hacía bastante tiempo, no tenía deseos de continuar con el estudio del idioma. Él me contó que en Gran Bretaña era tan común tener noticias de su participación en "guerras" por todo el mundo, que fue como una noticia más, "un pequeño recuadro en los diarios" me dijo. De hecho no recordaba el día de la recuperación argentina de las Islas y decía que no se le había dado demasiada importancia en los medios de comunicación británicos hasta ya muy avanzado el conflicto. Finalizada la guerra, precisamente, surgió en su corazón de sacerdote el deseo de misionar en Argentina: fue así como lo tuvimos en esta tierra, donde descansan ahora sus restos mortales.
Pero ¿qué lo hacía tan especial? Del P. Francis me impactaban sobre todo su buen humor, su disponibilidad y su cercanía. Diré una breve palabra sobre estos tres aspectos de su vida y ministerio sacerdotal.
Su permanente buen humor era fino, inteligente y bastante marcado, lo que lo convertía en una persona muy "entradora" o "sociable". El único "inconveniente" era que a veces se veía un poco opacado por el "lenguaje". De hecho sucedía a menudo que muchos, al no entender bien su pronunciación del español, se quedaban a mitad de camino entre la sonrisa y la incomprensión... Pero, decididamente, el humor fue una nota característica y parte muy importante en su vida.
Su disponibilidad era enorme, especialmente con aquellos que tenían menos, tanto material como espiritualmente. Trabajó muy fuerte en zonas de "asentamientos", cuando era párroco de "Jesús Obrero". Y con las jóvenes madres -y padres- del Hospital Materno Infantil, cuando era párroco de la "Asunción de la Virgen". Le causaba una profunda alegría ayudarlos, se sentía bien haciéndolo y hablaba de ellos con un sano y envidiable orgullo: "mis chicos", los llamaba.
Entre otras muchas actividades que desarrolló, llamaban especialmente la atención el traslado de pequeños grupos de niños en colectivo, desde el interior de la ciudad hasta la costa, para "conocer el mar"; también se lo veía cómodo en las interminables "fiestas de casamientos" de las familias gitanas, con varios días ininterrumpidos de festejos; o trabajando comprometidamente en el ecumenismo o movimiento por la unidad de todos los cristianos, relacionándose con las diversas denominaciones de nuestra ciudad.
Su cercanía se manifestaba, especialmente, a través de su corazón sacerdotal. Escuchaba, aconsejaba, administraba los sacramentos. Yo mismo me he confesado en varias oportunidades con él.
En una ocasión para la Navidad, y por consejo suyo, un grupo de personas que colaborábamos con un Centro Cultural Católico de Mar del Plata, realizamos unas estampas de "San Nicolás", Obispo de Mirna (Turquía), que distribuimos gratuitamente para dar a conocer la verdadera historia de "Santa Claus" o "Papá Noel". El P. Francis "sospechaba" -una de sus palabras predilectas- que esta era una forma sencilla pero efectiva de contrarrestar un poco el materialismo y consumismo deformante que se despliega en torno a la fiesta de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo y que ha vaciado, en buena medida, el sentido y el contenido religioso de esta importantísima fiesta cristiana. El mismo Francis era un gran entusiasta en esta tarea: no solo confeccionó y firmó una breve reseña explicativa sobre el Santo Obispo de Asia Menor en la contracara de dicha estampa, sino que en su parroquia de la "Asunción" tenía expuesto un ícono de San Nicolás traído directamente por él desde Bari, Italia.
Su opción por la vida intelectual
Para el final dejamos algunos momentos e intereses especiales que nos quedaron especialmente frescos en la mente y el corazón.
El P. Francis nos acompañó entusiastamente en la creación de la "Asociación Teológica Tomás Moro", que fundamos en Mar del Plata junto con otros estudiantes y profesores de Teología, para profundizar nuestra formación académica. ¡Fue una experiencia breve pero muy fecunda! Muchos de esos encuentros los llevamos a cabo en su Parroquia de la "Asunción".
Personalmente, y de sus manos de Rector de la EUT, recibí mi título universitario de "Profesor en Teología" en una Santa Misa presidida por él en el Aula Magna "Mons. Enrique Rau" del CEDIER.
Mantuvo siempre, a pesar de su gran compromiso pastoral con la gente, un espacio destinado a la lectura y el estudio. ¡Era intelectualmente muy inquieto! Le gustaba hablar del último libro que había leído, o del nuevo autor que había descubierto. Y la conversación podía durar horas... Más todavía si había alguna comida de por medio, debidamente acompañada con cerveza negra o vino tinto. El brindis final -si se podía- era con Whisky, como correspondía a un buen hijo de Escocia.
Finalmente recuerdo que, por especial invitación suya, presencié en esta Universidad Nacional de Mar del Plata, creo que en el año 2000, la presentación del libro "La Muerte ¿Un Callejón con Salida?" -obra de autores varios bajo la dirección del investigador Paul Guilmot- de la que él, junto a otros Profesores, participó con una ponencia... Hoy, podríamos decir nosotros aquí, el P. Francis no se haría esa pregunta porque conoce y ya a experimentado la salida.
Como creyente católico elevo una plegaria de acción de gracias a Dios por su vida y también una petición: "dale, Señor, el descanso eterno y que brille para él la luz que no tiene fin". Ese Señor, rico en misericordia, es en quien firmemente esperamos: vencedor del pecado y de la muerte, nos rescata de las tinieblas para gozar de la luz de Su presencia Divina. Ese Señor que precisamente el P. Francis supo amar -con virtudes y defectos- ya en esta tierra y que, confiadamente creemos, es ahora su felicidad plena en el oasis perenne del cielo.
Como creyente católico elevo una plegaria de acción de gracias a Dios por su vida y también una petición: "dale, Señor, el descanso eterno y que brille para él la luz que no tiene fin". Ese Señor, rico en misericordia, es en quien firmemente esperamos: vencedor del pecado y de la muerte, nos rescata de las tinieblas para gozar de la luz de Su presencia Divina. Ese Señor que precisamente el P. Francis supo amar -con virtudes y defectos- ya en esta tierra y que, confiadamente creemos, es ahora su felicidad plena en el oasis perenne del cielo.
Al hombre bueno, caritativo, humilde... al digno sacerdote católico que supo ser Francis Patrick Kennedy, misionero Escocés en tierras Argentinas, hoy rendimos un sencillo pero sentido homenaje.
Agradezco a la Universidad Nacional de Mar del Plata y sus autoridades, a la Facultad de Humanidades, y especialmente a su cátedra de "Filosofía Medieval", por organizar este evento en su memoria.
Prof. Cristian Rodríguez Iglesias
Mar del Plata - 3 Junio 2013
Siempre lo recordaremos! Gracias por esas palabras.
ResponderBorrarExcelente persona, ser humano, abierto, reflexivo, participativo y un humor muy fino (como comeneta el autor). Fué Asesor espiritual del Grupo Scout San Francisco de Asís en el período que estuvo como Párroco en la Parroquia Jesús Obrero, en Mar del Plata. El 2 de diciembre de 1990, acampabamos en los Campos de Santa Celina y formuló su Promesa Scout. Muy querido por todos miembros del Grupo Scout, siempre nos visitaba y en en la medida de sus posibilidades participaba de todas las actividades que emprendíamos con los chicos y chicas del Grupo.
ResponderBorrarEs muy grato honrar su memoria.
Darío
Yo lo recuerdo siempre rodeado de niños y adolescentes...y ver el amor que le tenían..
ResponderBorrarFue una hermosa persona...gracias por su recuerdo.