viernes, 15 de abril de 2022

Vía Crucis Meditado con Santa Catalina de Siena - San Juan Pablo II

Vía Crucis Meditado
con Santa Catalina de Siena


Confeccionado por San Juan Pablo II para el Viernes Santo de 1980


A modo de Presentación

Este “Vía Crucis Meditado” tiene la particularidad de reunir textos del Antiguo y del Nuevo Testamento engarzados con bellas Meditaciones y Oraciones de Santa Catalina de Siena (1347-1380), gran Doctora de la Iglesia y Copatrona de Europa. 

Catalina fue favorecida por Dios con gracias especiales desde su niñez. Y a los siete años de edad consagró su virginidad a Dios a través de un voto privado. A lo largo de su vida escribió numerosas cartas –de las cuáles más de 300 se conservan-, pero su obra magistral es el “Diálogo de la Divina Providencia”, un verdadero diálogo entre el alma y Dios. El Papa Pío II la canonizó en 1461 y el Papa Pablo VI la declaró Doctora de la Iglesia en 1970.

Dado que difícilmente se puede acceder a este “Via Crucis” confeccionado por el Papa Juan Pablo II es que ahora lo reproducimos en nuestro Blog de “Fraternidad de Vida Nueva” (FVN) –en traducción al español de Francisco Angeleri–, agregando a la publicación original algunas Oraciones en Latín –en consonancia a lo señalado por Benedicto XVI en su Exhortación Apostólica «Sacramentum Caritatis»: “se ha de procurar que los mismos fieles conozcan las oraciones más comunes en latín” (n. 62)– y ligeras modificaciones “de forma” para su mejor presentación. 

Las Pinturas que elegimos para acompañar las Estaciones de este “Via Crucis Meditado” son del artista alemán Félix Antón Scheffler (1701-1760) y se encuentran en la Iglesia de San Martín en Ischl, Seeon (Diócesis de Munich), Alemania.

Agradecemos muy especialmente a Francisco Márquez –miembro de nuestra “Fraternidad de Vida Nueva”– que nos haya acercado la publicación original. ¡Y nos lo haya hecho rezar tantos viernes de Cuaresma!

Confiamos que este “Vía Crucis Meditado con Santa Catalina de Siena” será de gran provecho espiritual para muchos.


Fraternidad de Vida Nueva
Viernes Santo
Mar del Plata, 15 de Abril de 2022



Oración Inicial e Introducción

–En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
–Amén

(In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti.
Amen)


Del Evangelio según San Mateo:
“Desde entonces Jesús empezó a decir abiertamente a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir mucho a causa de los ancianos, los Sumos Sacerdotes y los escribas, morir y resucitar al tercer día”
(Mateo 16, 21)

Del Evangelio según San Lucas:
 “Cuando llegó la hora se puso a la mesa y los apóstoles con Él. Y les dijo: ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer”
(Lucas 22, 14-15)

Dice Santa Catalina de Siena:
“Quiere Dios por medio de su Hijo mostrarnos a nosotros su verdad: que había creado al hombre para que participara y gozara en la eternidad de su visión, donde el alma recibe su felicidad. Pero por el pecado no se cumplía esta verdad en el hombre. Queriendo Dios entonces realizarla, Él mismo se sacrifica con su caridad y nos da aquello que le es más querido, o sea el Hijo unigénito, y le impone esta obediencia, que regenere a los hombres trayéndolos de la muerte a la vida” 
(Santa Catalina de Siena, Carta 259)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“Verdad Eterna, yo clamo ante tu misericordia para que me concedas seguir tu Verdad con corazón puro; dame fuego y abismo de caridad, dame continua hambre de llevar por ti, penas y tormentos; da Padre Eterno a mis ojos, ríos de lágrimas con los cuales incline tu misericordia sobre todo el mundo y en especial sobre tu Esposa, la Iglesia”
(Santa Catalina de Siena, Oración 19)


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Primera Estación
Jesús es Condenado a Muerte


–Te Adoramos Cristo y te Bendecimos
–Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

(Adoramus te Christe et Benedicimus tibi, 
quia per Sanctam Crucem tuam redimisti mundum)


Del Evangelio según San Juan: 
“Pilatos volvió a salir y les dijo: Miren, lo voy a traer de nuevo para que sepan que no encuentro ninguna causa para condenarlo.
Entonces salió Jesús afuera llevando la corona de espinas y el manto Rojo. Pilatos les dijo: Aquí está el hombre.
Al verlo, los jefes de los sacerdotes y los guardias del templo comenzaron a gritar: ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
Entonces Pilatos les entregó a Jesús para que fuera Crucificado”
(Juan 19, 4-6; 16)

Del Libro del Profeta Isaías: 
“El Señor hizo recaer sobre Él la maldad de todos nosotros”
(Isaías 53, 6b)

Dice Santa Catalina de Siena: 
“Oh amor propio y temor servil, tú ciegas el ojo del entendimiento y no le dejas conocer la verdad… Oh temor desordenado, tú llegas a tanta ceguera que te dejas atemorizar por el inicuo y condenas al justo. Verdaderamente éste es aquel perverso temor y amor que mata a Cristo porque, temiendo Pilato perder el poder, se encegueció y no conoció la verdad, y por eso dio muerte a Cristo. Y no por eso deja de suceder lo que temía, porque después pierde el alma, el cuerpo y el poder. 
A mí me parece que todo el mundo está lleno de Pilatos”
(Santa Catalina de Siena, Carta 123)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“Oh Trinidad Eterna, dulce amor mío. Tu luz no da luz a nosotros, tu sabiduría nos da sabiduría, tu suma fortaleza nos fortifica. Hoy, Dios Eterno, se disuelve la nube de nuestro amor propio para que así conozcamos perfectamente y sigamos verdaderamente Tu verdad, con corazón puro y libre” 
(Santa Catalina de Siena, Oración 12)


Todos: –Padre Nuestro…

(Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo)


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Segunda Estación
Jesús carga la Cruz sobre sus Espaldas


–Te Adoramos Cristo y te Bendecimos
–Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

(Adoramus te Christe et Benedicimus tibi, 
quia per Sanctam Crucem tuam redimisti mundum)


Del Evangelio según San Juan: 
“Ellos se apoderaron de Jesús y lo llevaron con su Cruz a cuestas a un lugar llamado la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota”
(Juan 19, 17)

Del Libro del Profeta Isaías: 
“Sin embargo eran nuestras dolencias las que Él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban”
(Isaías 53, 4)

Dice Santa Catalina de Siena: 
“¡Oh inefable e inestimable caridad de Dios, que por salvar a su hijo rebelde que le desobedecía se dio a sí mismo el ser de criatura, para ser despreciado, infamado, vituperado, escarnecido y por último, ser muerto como un malhechor!
Él no había dicho ni hecho cosa digna de represión: nosotros habíamos cometido la culpa por la cual Él llevó la pena por nuestro amor. Muchísimo me amaste dulce Jesús, y esto me enseña cuánto debo amarme a mí y a mis hermanos, a los cuáles Tú tanto amaste”
(Santa Catalina de Siena, Carta 147)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“¡Oh amor inestimable, oh dulce amor, fuego eterno! Tú eres fuego que siempre arde, Suprema [y] Eterna Trinidad!
Vuelve tu mirada misericordiosa sobre tus criaturas. Yo sé que la misericordia te es propia y donde quiera que me vuelva no encuentro otra cosa que misericordia. Por eso, corro y clamo ante tu misericordia, para que Tú tengas misericordia del mundo” 
(Santa Catalina de Siena, Oración 19)


Todos: –Padre Nuestro…

(Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo)


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Tercera Estación
Jesús cae por primera vez


–Te Adoramos Cristo y te Bendecimos
–Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

(Adoramus te Christe et Benedicimus tibi, 
quia per Sanctam Crucem tuam redimisti mundum)


Del Evangelio según San Juan: 
“En verdad les digo: si el grano de trigo no cae en tierra y no muere no queda solo; pero si muere, da mucho fruto”
(Juan 12, 24)

Del Libro del Profeta Isaías: 
“Fue maltratado y Él se humilló y no dijo nada”
(Isaías 53, 7)

Dice Santa Catalina de Siena: 
“¿Qué camino ha hecho este dulce Maestro, Cordero Inmaculado? Ha hecho el camino de la profunda y verdadera humildad; pues siendo Dios, se ha humillado ante los hombres. Su camino ha estado sembrado de oprobios, tormentos, incomprensiones, penas y fatigas hasta la infamante muerte en la Cruz.
¿Qué fruto ha dejado en nosotros el camino que ha hecho?
Que aquél que quiere lo pueda seguir”
(Santa Catalina de Siena, Carta 156)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“Oh buen Pastor, Tú que nos has dado el verdadero Pastor, tu Hijo unigénito, y Él, obediente, dio la Vida por tus ovejas y con su Sangre nos limpió. Esta Sangre te piden hambrientos tus servidores para que Tú hagas misericordia al mundo y florezcan en la santa Iglesia como flores fragantes, los buenos y santos pastores” 
(Santa Catalina de Siena, Diálogo 134)


Todos: –Padre Nuestro…

(Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo)


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Cuarta Estación
Jesús encuentra a su Madre


–Te Adoramos Cristo y te Bendecimos
–Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

(Adoramus te Christe et Benedicimus tibi, 
quia per Sanctam Crucem tuam redimisti mundum)


Del Evangelio según San Lucas: 
“Mi Madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la practican”
(Lucas 8, 21)

Del Evangelio según San Lucas: 
“Entonces María dijo: He aquí la esclava del Señor, cúmplase en mi lo que has dicho”
(Lucas 1, 38)

Dice Santa Catalina de Siena: 
“En este bendito y dulce campo de María se hizo este Verbo, enterrado en su carne como la semilla que se hecha en la tierra, que por el calor del sol germina y saca afuera la flor y el fruto, y la cáscara queda en la tierra. ¿Cuál fue esta cáscara? Fue la Voluntad del unigénito Hijo de Dios, el cual en cuanto hombre se revistió del deseo del honor del Padre y de nuestra salvación. Y este deseo fue tan fuerte, que corrió como enamorado a la infamante muerte en la Cruz. Esto mismo aconteció en María; Ella no podía desear otra cosa que el honor de Dios y la salvación de las criaturas, y por eso dicen los santos, que Ella por si misma se habría hecho escalera para poner en la Cruz a su Hijo si no hubiera habido otro modo. Esto fue así porque la voluntad del Hijo había quedado en Ella”
(Santa Catalina de Siena, Carta 342)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“¡Oh María!, restauradora de la humanidad, porque sufriendo tu carne en el Verbo, fue recuperado el mundo: Cristo lo recuperó con su Pasión y Tú con el dolor del cuerpo y del alma.
A ti recurro María, a ti ofrezco mi plegaria por la dulce Esposa de Cristo y por su vicario en la tierra: se una el pueblo y se conforme el corazón del pueblo con el suyo” 
(Santa Catalina de Siena, Oración 11)


Todos: –Dios te salve, María...

(Ave Maria, gratia plena,
Dominus tecum.
 Benedicta tu in mulieribus,
et benedictus fructus ventris tui, Iesus.
Sancta Maria, Mater Dei,
ora pro nobis peccatoribus,
nunc, et in hora mortis nostrae. Amen)


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Quinta Estación
Simón de Cirene lleva la Cruz de Jesús


–Te Adoramos Cristo y te Bendecimos
–Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

(Adoramus te Christe et Benedicimus tibi, 
quia per Sanctam Crucem tuam redimisti mundum)


Del Evangelio según San Mateo: 
“Mientras salían encontraron un hombre llamado Simón, y le obligaron a llevar la Cruz de Jesús”
(Mateo 27, 32)

Del Evangelio según San Mateo: 
“Si alguno quiere seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”
(Mateo 16, 24)

Dice Santa Catalina de Siena: 
“Sed solidarios los unos con los otros. Caritativamente el uno soporte y tolere los defectos del otro; sed solidarios y no extraños en Cristo dulce Jesús.
Ámense, ámense los unos a los otros porque ustedes saben que este es el signo de que Cristo dejó a sus discípulos, diciendo que de otro modo no serían reconocidos como hijos de Dios, si no es en la unidad del amor que el hombre tiene con el prójimo en perfectísima caridad”
(Santa Catalina de Siena, Carta 95)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“¡Oh Divinidad!, amor mío: yo veo que el mundo yace en la muerte, y es tan grande que mi alma desfallece con esta visión. ¿De qué modo se devolverá la vida a estos muertos?
Tu Hijo no vendrá más sino como rey a juzgar. Pero Tú llamas cristianos a tus servidores y con este medio quieres quitar la muerte y restituir la vida al mundo, si caminan virilmente por el camino del Verbo, con deseo ardiente, sosteniendo pacientemente penas y tormentos por tu honor y la salvación de las almas.
¡Oh Redentor supremo! Haz entonces que estos cristianos vivan velando con lágrimas y ruegos por la salvación del mundo” 
(Santa Catalina de Siena, Oración 12)


Todos: –Padre Nuestro…

(Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo)


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Sexta Estación
La Verónica seca el Rostro de Jesús


–Te Adoramos Cristo y te Bendecimos
–Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

(Adoramus te Christe et Benedicimus tibi, 
quia per Sanctam Crucem tuam redimisti mundum)


Del Evangelio según San Juan: 
“Quien me ve a Mí, ve a Aquél que me ha enviado.
Yo soy la luz y he venido al mundo para que quien crea en Mí no permanezca en tinieblas”
(Juan 12, 45-46)

Del Libro de los Salmos: 
“De tu parte me dice el corazón: Buscad mi rostro, y yo Yavé tu rostro buscaré”
(Salmo 26, 8)

Dice Santa Catalina de Siena: 
“¡Oh Sangre piadosa! Por ti se destiló la misericordia divina. En ti el hombre pudo conocer y ver la verdad del Padre Eterno; con la cual verdad y amor inefable fuimos creados a imagen y semejanza de Dios.
La verdad fue ésta: para que participáramos y gozáramos de este sumo bien suyo que Él gusta en sí mismo. En la Sangre nos ha manifestado esta verdad, y para otro fin no creaste al hombre. ¡Oh Sangre!, tu disipaste las tinieblas y diste la luz al hombre para que conociese la Verdad y la Suma Voluntad del Padre Eterno”
(Santa Catalina de Siena, Carta 195)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“Oh Dios Eterno, oh piadoso, oh misericordioso Padre, ten piedad de nosotros que estamos ciegos sin ninguna luz. Con los ojos de la piedad con los cuales nos ha creado a nosotros y a todas las cosas, mira la necesidad el mundo y ten providencia de él. Tú que nos diste el ser de la nada: ilumina entonces este ser que es tuyo” 
(Santa Catalina de Siena, Oración 8)


Todos: –Padre Nuestro…

(Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo)


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Séptima Estación
Jesús cae por segunda vez


–Te Adoramos Cristo y te Bendecimos
–Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

(Adoramus te Christe et Benedicimus tibi, 
quia per Sanctam Crucem tuam redimisti mundum)


Del Evangelio según San Juan: 
“Quien ama su vida la pierde, y quien odia su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna”
(Juan 12, 25)

Del Libro del Profeta Isaías: 
“No hay apariencia ni belleza para atraer nuestra mirada, ni esplendor para podernos complacer”
(Isaías 53, 2b)

Dice Santa Catalina de Siena: 
“Oh dulce, inestimable y amable caridad, que te has hecho siervo para hacer libre al hombre y te has dado a Ti la muerte para darnos a nosotros la vida, y has sido escarnecido por la infamante muerte en la Cruz para darnos a nosotros la honra que perdimos por la desobediencia”
(Santa Catalina de Siena, Carta 180)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“Oh dulcísimo Padre, te pido que hagas misericordia al mundo y a tu santa Iglesia. No demores más: aprueba y ejecuta el deseo de tus siervos. Eres Tú quien los hace clamar: ¡escucha entonces sus voces! Tu Verdad nos ha dicho: pedid y se os dará, buscad y encontraréis, golpead y se os abrirá.
Oh Padre Eterno, tus siervos claman a Ti misericordia: responde entonces” 
(Santa Catalina de Siena, Diálogo 134)


Todos: –Padre Nuestro…

(Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo)


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Octava Estación
Las mujeres de Jerusalén lloran sobre Jesús


–Te Adoramos Cristo y te Bendecimos
–Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

(Adoramus te Christe et Benedicimus tibi, 
quia per Sanctam Crucem tuam redimisti mundum)


Del Evangelio según San Lucas: 
“Lo seguía un gran gentío y las mujeres se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Pero Jesús volviéndose hacia las mujeres dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por Mí, sino lloren por ustedes y por sus hijos, porque si tratan así al leño verde, ¿qué pasará con el leño seco?”
(Lucas 23, 27-28; 31)

Del Libro del Profeta Isaías: 
“Fue eliminado de la tierra de los vivos; por la maldad de mi pueblo fue condenado a muerte”
(Isaías 53, 8b)

Dice Santa Catalina de Siena: 
“Crezca el fuego del santo y desmesurado deseo, embriagado de la Sangre del Hijo de Dios; corramos como hambrientos de su honor y de la salvación de las criaturas; audazmente cortémosle las ligaduras con las que fue atado al leño de la Santísima Cruz; atémosle las manos de su justicia. Ahora es el tiempo de clamar, de llorar, de acongojarse: el tiempo es nuestro porque es perseguida la esposa de Cristo por cristianos, falsos y podridos miembros. Pues Dios no despreciará las lágrimas y suspiros de sus servidores”
(Santa Catalina de Siena, Carta 137)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“Oh Padre Eterno, yo sé bien que la misericordia te es propia y por eso no puedes negarla a quien te la pide. Yo golpeo la puerta de tu verdad, porque en la Verdad de tu Hijo unigénito conozco el amor inefable que Tú tienes por el hombre y por eso golpeo la puerta. El fuego de tu caridad no debe ni puede contenerse tanto, que Tú no abras a quien golpea con perseverancia. Abre entonces, destapa y rompe los corazones endurecidos de tus criaturas, no por aquellos que no llaman, sino hazlo por tu infinita bondad” 
(Santa Catalina de Siena, Diálogo 134)


Todos: –Padre Nuestro…

(Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo)


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Novena Estación
Jesús cae por tercera vez


–Te Adoramos Cristo y te Bendecimos
–Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

(Adoramus te Christe et Benedicimus tibi, 
quia per Sanctam Crucem tuam redimisti mundum)


Del Evangelio según San Juan: 
“Si el mundo os odia, sabed que antes que a vosotros me ha odiado a Mí”
(Juan 15, 18)

Del Libro del Profeta Isaías: 
“Despreciado y ultrajado por hombres, hombres de dolores que conoce bien el padecer, delante del cual nos cubrimos la cara, era despreciado y no le tenían ninguna consideración”
(Isaías 53, 3)

Dice Santa Catalina de Siena: 
“Nuestro Rey hace como los verdaderos caballeros que perseveran en la batalla hasta que derrotan a sus enemigos. Con las manos desarmadas, ha vencido al príncipe del mundo; dando la vida de su cuerpo destruyó la muerte del pecado; con su muerte venció la muerte”
(Santa Catalina de Siena, Carta 256)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“Da Dios eterno salud al enfermo y vida al muerto, da la voz a aquellos que piden con la voz de Tu Misericordia para el mundo y por la reforma de la santa Iglesia, y oye tu voz con la cual te clamamos” 
(Santa Catalina de Siena, Oración 19)


Todos: –Padre Nuestro…

(Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo)


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Décima Estación
Jesús es despojado de sus vestiduras


–Te Adoramos Cristo y te Bendecimos
–Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

(Adoramus te Christe et Benedicimus tibi, 
quia per Sanctam Crucem tuam redimisti mundum)


Del Evangelio según San Juan: 
“Echaron suertes para repartirse entre ellos la ropa de Jesús”
(Juan 27, 35)

Del Libro del Profeta Isaías: 
“Era como un cordero conducido al matadero, como oveja muda frente a sus victimarios y no abrió la boca”
(Isaías 53, 7b)

Dice Santa Catalina de Siena: 
“Él fue como Cordero Inmaculado que despreció la riqueza y señorío del mundo. Él es humilde y manso y no se oyó su grito para maldecir. Gran cosa es ver al dulce y buen Jesús que gobierna y apacienta a todo el mundo; y así mismo con tanta miseria y necesidad, no hay ninguno que se parezca a Él. Al último muere desnudo en la Cruz para revestir al hombre y cubrirle su desnudez. Desnudo estaba por el pecado cometido, había perdido las vestiduras de la gracia, de suerte que se despoja de la vida y nos viste a nosotros”
(Santa Catalina de Siena, Carta 29)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“Borra hoy nuestros pecados, oh Dios verdadero, y lava la cara a nuestras almas con la Sangre de Tu Hijo unigénito derramada por nosotros, a fin de que, muertos a nosotros mismos, viviendo para Él, padezcamos por Él con cara limpia y ánimo íntegro” 
(Santa Catalina de Siena, Oración 6)


Todos: –Padre Nuestro…

(Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo)


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Undécima Estación
Jesús es clavado en la Cruz


–Te Adoramos Cristo y te Bendecimos
–Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

(Adoramus te Christe et Benedicimus tibi, 
quia per Sanctam Crucem tuam redimisti mundum)


Del Evangelio según San Lucas: 
“Cuando llegaron al lugar llamado Calvario le crucificaron allí y a los dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”
(Lucas 23, 33-34)

Del Libro del Profeta Isaías: 
“Él ha sido traspasado por nuestros delitos y quebrantado por nuestra maldad. El castigo que da salvación se ha abatido sobre Él; por sus llagas hemos sido curados”
(Isaías 53, 5)

Dice Santa Catalina de Siena: 
“Nosotros fuimos aquella tierra donde fue clavado el estandarte de la Santísima Cruz, somos como vaso para recibir la Sangre del Cordero, que corría a lo largo de la Cruz. ¿Por qué fuimos nosotros aquella tierra? Porque la tierra no era suficiente para mantener erguida la Cruz, antes bien, habría rechazado tanta injusticia; ni tampoco hubiera existido clavo capaz para tenerlo fijado y clavado, si el amor inefable que tenía por nuestra salvación no lo hubiera sostenido. Así es entonces que el fuego de la caridad hacia el honor del Padre y la salvación nuestra, lo sostenía”
(Santa Catalina de Siena, Carta 102)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“Tú ves, Padre Eterno, que tus servidores están en la puerta de tu Verdad y piden. ¿Qué piden? La Sangre de esta puerta, tu Verdad. En la Sangre Tú has lavado nuestras maldades; es nuestra porque nos hemos bañado en ella: no puedes ni quieres negarla a quien te lo pide de verdad. Da entonces el fruto de Tu Sangre a tus criaturas, pon sobre la balanza el precio de la Sangre de tu Hijo a fin de que el demonio infernal no arrebate a tus ovejas” 
(Santa Catalina de Siena, Diálogo 134)


Todos: –Padre Nuestro…

(Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo)


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Duodécima Estación
Jesús muere por nosotros en la Cruz


–Te Adoramos Cristo y te Bendecimos
–Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

(Adoramus te Christe et Benedicimus tibi, 
quia per Sanctam Crucem tuam redimisti mundum)


Del Evangelio según San Juan: 
“Cuando Yo sea elevado de la tierra atraeré a todos hacia Mí”
(Juan 12, 32)

Del Evangelio según San Lucas: 
“Era cerca del mediodía, cuando el sol se eclipsó y se hizo la oscuridad en toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del templo se rasgó en el medio, Jesús gritando fuertemente dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu.
Dicho esto, expiró”
(Lucas 23, 44-46)

Dice Santa Catalina de Siena: 
“A fin de que el afecto del alma fuese atraído a las cosas altas y el ojo del intelecto escrutase el fuego, Tú, Verbo Eterno, has querido ser elevado a lo alto y mostrarnos, en tu Sangre, el amor” 
(Santa Catalina de Siena, Oración 12)
 
“Escucha, ¡qué gran paciencia!, no recuerda las injurias que le han sido hechas en la Cruz; oye a los judíos que de un lado le gritan: ¡crucifícalo! Y del otro: ¡que descienda de la Cruz!
Y Él gritó: Padre perdónalos; y persevera hasta el final.
Y con gran alegría gritó y dijo: Consumado está; y si bien esas parecían palabras de tristeza, eran de alegría de aquella alma consumida y ardiendo en el fuego de la caridad divina. Así quiso decir el dulce Jesús: Yo he consumado y cumplido aquello que está escrito de Mí. Consumado está el deseo penoso que Yo tenía de recuperar el género humano, de lo cual Yo me gozo y exulto”
(Santa Catalina de Siena, Carta 101)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“Yo suplico tu poder, Padre Eterno, la sabiduría de tu Hijo unigénito, por su preciosa Sangre, y la clemencia del Espíritu Santo, fuego y abismo de caridad, que tiene a tu mismo Hijo clavado a la Cruz, que Tú hagas misericordia al mundo y des el calor de la caridad con paz y unión en la santa Iglesia” 
(Santa Catalina de Siena, Oración 24)


Todos: –Padre Nuestro…

(Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo)


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Décimo Tercera Estación
Jesús es bajado de la Cruz y entregado a su Madre


–Te Adoramos Cristo y te Bendecimos
–Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

(Adoramus te Christe et Benedicimus tibi, 
quia per Sanctam Crucem tuam redimisti mundum)


Del Evangelio según San Juan: 
“Los judíos, para que los cuerpos no quedaran en la Cruz durante el día sábado, pidieron a Pilatos que le fueran quebradas las piernas y fueran sacados de allí. Vinieron entonces los soldados y rompieron las piernas del primero y después del otro que había sido crucificado con él. Fueron después hacia Jesús y viendo que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, pero uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza y enseguida salió sangre y agua”
(Juan 19, 31-34)

Del Libro del Cantar de los Cantares: 
“Las grandes aguas no pueden apagar el amor, ni los ríos arrastrarlo”
(Cantar de los Cantares 8, 7)

Dice Santa Catalina de Siena: 
“Dulce e Inmaculado Cordero, Tú estabas muerto cuando el costado te fue abierto: ¿por qué quisiste ser perseguido y partido el corazón? Porque tu deseo hacia el género humano era infinito y sostener penas y tormentos era finito y por la finitud no podías mostrarnos cuánto nos amabas, porque tu amor era infinito. Pero quisiste que viéramos el secreto del corazón, mostrándolo abierto a fin de que viéramos que amaste tanto que no se podía mostrar con penas infinitas”
(Santa Catalina de Siena, Diálogo 75)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“Oh dilatado amor, oh fuego, oh abismo de caridad, oh altura incomprensible. Cuanto más considero tu altura en la pasión del Verbo, tanto más mi alma se avergüenza porque no te ha conocido nunca. Me agrada hoy la grandeza de tu caridad que ilumina los ojos de mi intelecto y el de todos los hombres” 
(Santa Catalina de Siena, Oración 12)


Todos: –Padre Nuestro…

(Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo)


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Décimo Cuarta Estación
Jesús es depositado en el Sepulcro


–Te Adoramos Cristo y te Bendecimos
–Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo

(Adoramus te Christe et Benedicimus tibi, 
quia per Sanctam Crucem tuam redimisti mundum)


Del Evangelio según San Juan: 
“En el lugar donde había sido Crucificado, había un jardín y en el jardín un sepulcro nuevo en el cual todavía nadie había sido depositado. Allí entonces depositaron a Jesús” 
(Juan 19, 41-42)

Del Libro de los Salmos: 
“… no abandonarás mi vida en el sepulcro, ni dejarás que tu santo vea la corrupción” 
(Salmo 15, 10)

Dice Santa Catalina de Siena: 
“Oh naturaleza Divina que resucitas los muertos y sólo Tú das vida, Tú quisiste unir a ti la naturaleza humana muerta para devolverle la vida. Oh Verbo eterno, Tú uniste a Ti de tal modo la naturaleza mortal que no fue posible de ningún modo separarla, por eso en la Cruz, la naturaleza humana sufría, pero la naturaleza divina revivía, y por eso, al mismo tiempo era feliz y dolorido; y ni aun en el sepulcro se podía separar una de la otra. Oh Padre eterno, Tú vertiste a tu Verbo con la naturaleza nuestra, a fin de que nuestra misma naturaleza en Él te satisficiera por nosotros.
Oh inefable misericordia, quisiste castigar a tu propio Hijo por la culpa del hijo adoptivo”
(Santa Catalina de Siena, Oración 16)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“¡Dios eterno, alta Trinidad, en la luz Tú nos haces ver la Luz! Te suplico humildemente que infundas esta luz en toda criatura que tenga en sí la razón. Ilumina las tinieblas, a fin de que en tu luz, conozcan y amen la verdad; y te ruego también por todos los hombres, que sean iluminados con tu luz y sea quitada de ellos toda imperfección, si es que en verdad trabajan en tu jardín, donde Tú los has puesto a trabajar. Tu voluntad te obliga a dar misericordia al mundo, y dar tu ayuda divina a tu Vicario y a tu dulce Esposa”
(Santa Catalina de Siena, Oración 21)


Todos: –Padre Nuestro…

(Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo)


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Oración Conclusiva

Del Evangelio según San Juan:
“He salido del Padre y he venido al mundo; ahora dejo el mundo y me voy al Padre.
Yo digo estas cosas para que tengáis paz en Mí; en el mundo habéis de tener tribulación; pero confiad: Yo he vencido al mundo”
(Juan 16, 28 y 33)

De la Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos:
 “La noche está avanzada y el día se acerca. Echemos fuera las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz”
(Romanos 13, 12)

Del Libro de los Hechos de los Apóstoles:
 “Nosotros somos testigos de todas las obras que realizó”
(Hechos 10, 39)

Dice Santa Catalina de Siena:
“Nosotros estamos en esta vida como en un campo de batalla, y debemos combatir virilmente y no esquivar la culpa, ni volver la cabeza atrás; pero mirar a nuestro Capitán, Cristo Crucificado, que siempre perseveró y no dejo de cumplir la obediencia del Padre y de nuestra salvación hasta el final.
Él vuelve al Padre con la victoria que ha obtenido, de haber sacado al género humano de las tinieblas, y restaurarle la luz de la gracia. Él, no ha quedado muerto: se ha dado la muerte a sí mismo para darnos la vida a nosotros; con su muerte destruye nuestra muerte. La Sangre y la perseverancia de este Capitán nos debe animar en cada batalla: soportando cualquier cosa por su amor volveremos también nosotros con la victoria a la ciudad de vida eterna” 
(Santa Catalina de Siena, Carta 159)

Oremos con Santa Catalina de Siena:
“No tardes benignísimo Padre, vuelve la mirada de misericordia sobre el mundo. Serás más glorificado dándoles la luz, que si ellos permanecen en la ceguera y tinieblas del pecado, aunque Tú hagas que de cada cosa obtengas la gloria y la alabanza de Tu Nombre. Pero quiero ver la gloria y alabanza de Tu Nombre en todas tus criaturas, que sigan tu Voluntad y lleguen al fin para el cual las creaste.
Danos benignísimo y piadoso Padre tu dulce y eterna bendición”
(Santa Catalina de Siena, Oración 19)


Todos: –Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…

(Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. 
Sicut erat in principio, et nunc et semper 
et in secula sæculórum. Amen)


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Apéndice
Stabat Mater

La madre piadosa estaba 
junto a la Cruz y lloraba, 
mientras el Hijo pendía.

Cuya alma triste y llorosa,
traspasada y dolorosa, 
fiero cuchillo tenía.

Oh, cuán triste y afligida 
se vio la Madre escogida,
de tantos tormentos llena.

Cuando triste contemplaba 
y dolorosa miraba 
del Hijo amado la pena.

Y ¿cuál hombre no llorara 
si a la Madre contemplara 
de Cristo en tanto dolor?

Y ¿quién no se entristeciera,
piadosa Madre, si os viera 
sujeta a tanto rigor?

Por los pecados del mundo 
vio Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre;

Vió morir al Hijo amado, 
que rindió, desamparado, 
el espíritu a su Padre.

Oh Madre, fuente de amor,
hazme sentir tu dolor 
para que llore contigo.

Y que por mi Cristo amado, 
mi corazón abrasado 
más viva en él que conmigo.

Y porque a amarte me anime 
en mi corazón imprime 
las llagas que tuvo en sí.

Y de tu Hijo, Señora, 
divide conmigo ahora 
las que padeció por mí.

Hazme contigo llorar 
y de veras lastimar 
de su pena mientras vivo.

Porque acompañar deseo
en la Cruz, donde le veo 
tu corazón compasivo.

Virgen de vírgenes santas, 
llore yo con ansias tantas
que el llanto dulce me sea.

Porque tu pasión y muerte 
tenga en mi alma de suerte 
que siempre sus penas vea.

Haz que su Cruz me enamore; 
y que en ella viva y more, 
de mi fe y amor indicio.

Porque me inflame y encienda 
y contigo me defienda 
en el día del juicio.

Haz que me ampare la muerte 
de Cristo, cuando en tan fuerte 
trance vida y alma estén.

Porque cuando quede en calma 
el cuerpo, vaya mi alma 
a su eterna gloria. Amén.





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