Decadencia de la Cultura Popular Argentina
[Incluye Video]
Mons. Héctor Aguer
El Arzobispo de La Plata denunció que el programa televisivo de Marcelo Tinelli provoca y produce la degradación de la mujer, además de ser el arquetipo de la “Decadencia de la Cultura Popular de la Argentina”.
[AICA/FVN] A continuación reproducimos la reflexión de Monseñor Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, Argentina, en el programa “Claves para un Mundo Mejor” emitido el sábado 5 de Agosto del 2017.
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«Habitualmente yo no miro televisión, pero estas últimas noches me estuve flagelando con el programa del Sr. Tinelli y entonces puedo decir, con autoridad, que me parece que es el arquetipo de la decadencia cultural de la Argentina. Y subrayaría: de la decadencia de la cultura popular de la Argentina.
Por todo el contexto del programa, por el modo como se realizan las cosas, los gritos. Y por algo más particular, en lo cual me quiero detener: porque ese programa muestra, provoca, produce, la degradación de la figura de la mujer. Y eso sí que es muy delicado: la degradación de la figura de la mujer.
He notado esto: que allí los personajes masculinos quedan siempre de lado. A la pareja masculina del baile… sonriendo en un costadito y con ellos no se meten. En cambio sí lo hace con las mujeres que bailan: el conductor empieza a describir o las fornicaciones circunstanciales, o los concubinatos que duran unos cuantos meses o los adulterios (supuesto que en el concubinato haya adulterio), y todo con gran algarabía, como que eso es extraordinario, son hazañas, pareciera que eso corresponde a toda mujer. Y allí hay un grupo de bailarinas, semidesnudas, que suelen asentir y de vez en cuando el conductor engancha a alguna de ellas con algún personaje famoso y demás. Eso es el programa.
Yo digo ¿pero cómo es posible que haya tanta gente prendida a eso? Además se ve allí gente que asiste personalmente al programa y festeja todo eso. Por eso digo que, para mí, es el arquetipo de la decadencia cultural de la Argentina y de la cultura popular, y es un intento tremendo de degradar la figura de la mujer.
¿Y quién ha dignificado la figura de la mujer a lo largo de la historia? Ahora se habla mucho del feminismo y demás; ha sido el cristianismo el que ha dignificado a la mujer, a partir de la figura principal del cristianismo después de Nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, que es la Santísima Virgen María. A lo largo de los siglos, no sin muchas peripecias, que las hubo sin duda, fue gradualmente dignificando la figura de la mujer.
Quiero decir algo que puede llamar la atención a muchos de ustedes. Eva Perón en un mensaje que dirigió a un Congreso de Mujeres en Barcelona, durante el gobierno de su esposo, dijo esta frase: “Nuestro siglo –refiriéndose al Siglo XX– será recordado como el siglo del feminismo victorioso y la victoria del feminismo consiste en la indisolubilidad del matrimonio y en la permanencia de la mujer en el hogar”. Esa frase, y la realidad a la cual esa frase se refiere, es un fruto del humanismo cristiano; ahí está la dignidad de la mujer.
Ahora no es así. Ciertamente la mujer ha perdido su dignidad no sólo por el cambio de las costumbres, sino que el cambio de las costumbres ha pasado a las leyes. No solamente el divorcio, sino peor: ahora, como ustedes saben muy bien, el matrimonio prácticamente ha desaparecido como institución aún en el Nuevo Código Civil. Yo lo llamo un “rejunte provisorio”; y luego ni que hablar del matrimonio “igualitario” y demás. Y todo esto que el mundo de la farándula todo el tiempo difunde, todos estos amoríos entre políticos o deportistas célebres y vedettes o personajes del mundo de la farándula, artistas y demás, todo eso es una especie de vulgarización de la decadencia de la mujer. Me parece que esto es algo muy delicado.
Por eso yo digo ¿qué se puede hacer? Por empezar, ustedes no vean ese programa. No vean ese programa. Pero además he notado que ese programa está bancado por empresas muy importantes; habría que avisarles a los directivos de esas empresas: “¿Señores ustedes vieron ese programa? ¿Saben lo que están pagando?”. Yo me pregunto si no se puede organizar boicots contra esas empresas; por ejemplo no comprar los productos de las empresas que bancan a Tinelli. No sé. Se me ocurre. ¡Tantas cosas se podrían hacer! Porque sino lo que pasa es que, uno habla y todo sigue igual. Es decir: todo sigue peor.
Y como decía: acá hay cosas muy delicadas que toca a la esencia de la familia y por tanto también de la estabilidad social y la suerte de un país. La mujer, y la mujer en relación a la familia, en relación a los hijos. Acá hay una cuestión no puramente moral, puramente de honestidad; sin dudas que ese es un programa que destruye la honestidad y el pudor más elementales, pero aquí hay una cuestión de carácter social, cultural. Y con el tiempo, si estas cosas se multiplican y perduran, el daño se hará ver. ¡Se hará ver!
Les pido que ustedes reflexionen sobre esto. Ya he hablado sobre el tema en otros medios y me llamó la atención la cantidad enorme de adhesiones que he recibido. Habrá que hacer algo para que baje el raiting, porque como todo es una cuestión de raiting, ojalá logremos que baje el rating y que tenga que trabajar de otra cosa este señor. ¡Hasta la próxima!».
Fuentes: http://www.aica.org/documentos-s-TW9ucy4gSOljdG9yIEFndWVy-6810 / http://www.aica.org/29666-mons-aguer-propone-acciones-para-enfrentar-ataque-brutal-la-dignidad.html
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Decadencia de la Cultura Popular Argentina
Mons. Héctor Aguer
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Carta que Mons. Aguer envió al Diario “La Nación” y no fue publicada
Uno de los símbolos arquetípicos de la decadencia cultural argentina es, según mi opinión, el programa del señor Tinelli, aunque alcance marcas altísimas en el rating de la vulgaridad. Soy consciente de la impopularidad de mi afirmación, pero la necesidad de alertar se impone. Entre otras “lindezas”, se presenta risueñamente en ese espectáculo, la crónica actualizada, como si fuera lo más natural del mundo, de la fornicación, el concubinato o el adulterio de los protagonistas del mundo de la farándula. Aunque suene odioso, o parezca démodé, tengo que sentenciar: es un mal ejemplo; todo de una impudicia desvergonzada. Quizá alguien podría sugerirle al poderoso animador que, por lo menos, no repita continuamente la frase “por Dios…”, aunque para él no signifique nada. Pienso en el segundo mandamiento de la ley judía y cristiana: “No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano” (Deuteronomio 5, 11). Dios no tiene nada que ver con lo que allí se muestra.
Héctor Aguer
DNI 4.415.937
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