jueves, 17 de marzo de 2011

La Cuaresma es también tiempo de compromiso nacional

La Cuaresma es también tiempo de compromiso nacional


La Plata (Buenos Aires), 15 Mar. 11 (AICA).- El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, reflexionó sobre la Cuaresma, que acaba de comenzar, y consideró que a este tiempo litúrgico puede aplicarse la idea de conversión al “contexto de la sociedad argentina de hoy”. Es decir, explicó, preguntarnos “qué hacemos por el país y qué debiéramos hacer con nuestra manera de pensar, con nuestras actitudes".

“Por empezar reformando nuestros pequeños defectos porque los grandes vicios nacionales tienen que ver con la suma de pequeños vicios personales”, dijo en su reflexión semanal por televisión.

El prelado reconoció que “aspirar a una especie de conversión generalizada del país es algo que escapa a nuestro poder pero nosotros podemos hacer algo si enfocamos bien las cosas”, y sostuvo que tenemos “que pensar cómo nos ubicamos, cómo nos comportamos, cuál es nuestra actitud ante los problemas de la sociedad de hoy”.

La Cuaresma, recordó, “es el período que la Iglesia destina a una preparación para celebrar el misterio pascual y que tiene, podemos decir, un carácter penitencial”, pero destacó que “hay que entender qué significa penitencia en el sentido propiamente evangélico de la palabra. A través de esa palabra encontramos la idea de conversión”.

Indicó que “esto no hay que entenderlo en un sentido íntimamente personal y nada más. No hay que recluirse solamente en el ámbito de la propia conciencia” sino que “hay que pensar este cambio en el mundo que vivimos y en la sociedad argentina de hoy”. Y si bien “no vamos a resolver todos los problemas, mucho menos nosotros con la incapacidad que resulta de nuestra condición, de nuestra falta de recursos, sí que podemos contribuir a que las cosas mejoren”.

Por último, monseñor Aguer pidió pensar “qué significa nuestra vida de ciudadanos, nuestros deberes cívicos. Eso comienza ante todo con una correcta opinión, con un juicio justo que nos tenemos que formar de las cosas y no dejarnos engañar fácilmente por la propaganda que es algo tan invasivo. La opinión general, podríamos decir, que anula la capacidad de reflexión y el juicio correcto sobre las cosas”.









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