San Carlos Borromeo es ejemplo de sacerdote y conversión personal, recuerda Benedicto XVI
VATICANO, 04 Nov. 10 (ACI).- En el marco de la celebración del cuarto centenario de la canonización de San Carlos Borromeo, el 1 de noviembre de 1610, el Papa Benedicto XVI manifestó el deseo de que "el ejemplo de San Carlos nos impulse a comenzar siempre por un compromiso serio de conversión personal y comunitaria".
A través de un mensaje dirigido al Arzobispo de Milán, Cardenal Dionigi Tettamanzi, el Santo Padre señala que "en tiempos sombríos por numerosas pruebas para la comunidad cristiana, con divisiones y confusiones doctrinales, con el oscurecimiento de la pureza de la fe y de las costumbres y con el mal ejemplo de varios ministros sagrados, Carlos Borromeo no se limitó a lamentar o a condenar, ni simplemente a desear el cambio de los demás, sino que empezó por reformar su propia vida".
"San Carlos fue reconocido también como un verdadero padre amoroso de los pobres" afirma el Papa, "y durante la peste de 1576, el santo arzobispo quiso permanecer con su pueblo, para animarlo, servirlo y defenderlo con las armas de la oración, de la penitencia y del amor".
"No se puede comprender, sin embargo, la caridad de San Carlos Borromeo, si no se conoce su relación de amor apasionado con el Señor Jesús", subraya Benedicto XVI.
"¡Hagamos de la Eucaristía el verdadero centro de nuestras comunidades y dejémonos educar y plasmar por este abismo de caridad!. ¡Cada obra caritativa y apostólica se reforzará y será fecunda gracias a esta fuente!" exclama el Papa en su misiva, y recuerda la mirada contemplativa de San Carlos "al santo misterio del altar y al crucifijo, que despertaba en él sentimientos de compasión por las miserias de los hombres, y encendía en su corazón el ansia apostólica de llevar a todos el anuncio del Evangelio".
Al concluir, el Papa Benedicto hace un llamado a los jóvenes para que "como San Carlos, también vosotros podéis hacer de vuestra juventud una oferta a Cristo y a los demás. ¡Queridos jóvenes, no sólo sois la esperanza de la Iglesia; formáis ya parte de su presente!. Y si tenéis la audacia de creer en la santidad, seréis el mayor tesoro de vuestra Iglesia Ambrosiana, que se ha edificado sobre sus santos".
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