jueves, 9 de junio de 2011

Mons. Antonio Marino tomó posesión de la diócesis marplatense

Mons. Antonio Marino tomó posesión de la diócesis marplatense


Mar del Plata (Buenos Aires), 7 Jun. 11 (AICA).- El sábado 4 de junio tomó posesión de la sede diocesana de Mar del Plata e inició su ministerio pastoral Monseñor Antonio Marino, quien siendo obispo auxiliar de La Plata, el Santo Padre Benedicto XVI lo nombró obispo de la sede marplatense el 6 de abril del corriente año.

La celebración se desarrolló en la catedral de los santos Pedro y Cecilia, colmada por miles de fieles no sólo de la ciudad de Mar del Plata sino que llegaron de todos los partidos que conforman la diócesis: Balcarce, General Alvarado, General Madariaga, General Pueyrredón, Lobería, Mar Chiquita, Necochea, Pinamar y Villa Gesell.

Pese al intenso frío reinante, con las pancartas de cada comunidad o movimiento, todos quisieron hacerse presentes para acompañar al nuevo obispo en un día tan especial, algunos ingresaron al templo y otros se quedaron afuera y siguieron atentamente la celebración a través de una pantalla gigante.

Todo comenzó a las 14, cuando monseñor Marino fue recibido en la capilla San Martín de Porres en el kilómetro 395,5 de la Ruta nacional 2, y desde allí fue escoltado por una caravana de automóviles hasta la intersección de las calles San Martín e Hipólito Yrigoyen.

A las 15 llegó a la catedral donde lo aguardaban decenas de jóvenes que con palmas en las manos lo saludaron y le dieron la bienvenida. En las escalinatas lo esperaba el Administrador diocesano, Monseñor Armando Ledesma, y más de un centenar de sacerdotes que luego lo acompañarían en la concelebración eucarística.

La misa comenzó presidida por Monseñor Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, en su calidad de metropolitano de Mar del Plata, quien debiendo poner en posesión de la sede al nuevo Obispo, pidió que se leyera el mandato apostólico, documento por el que el Papa designó a Monseñor Marino. Tuvo a su cargo la lectura de la Bula Pontificia fue el secretario canciller del obispado, presbítero Walter Mario Ricardo Pereyra.

Inmediatamente monseñor Marino recibió el Báculo, insignia episcopal que simboliza su autoridad de Pastor de la grey Diocesana, y fue invitado a sentarse en la sede, momento desde el cual comenzó a ser el Obispo de Mar del Plata, sexto en la serie de diocesanos que presidieron esta circunscripción eclesiástica.

Antes de continuar con la celebración eucarística, ahora presidida por Monseñor Marino, tres personas le dirigieron unas palabras de bienvenida: el hasta ahora Administrador diocesano, Monseñor Armando Ledesma, en nombre del Clero; la Hermana Luján Ércoli, superiora de las Adoratrices del Santísimo Sacramento del colegio Stella Maris, en nombre de los Religiosos y Religiosas; y el señor Néstor Lorenzo, en nombre del Laicado.

Tras el aplauso de la asamblea, continuó la celebración de la eucaristía, ahora presidida por Monseñor Marino.






Obispos concelebrantes

Concelebraron con el nuevo Obispo de Mar del Plata un Cardenal, 4 Arzobispos y 12 Obispos:

Cardenal Estanislao Esteban Karlic, Arzobispo emérito de Paraná.

Arzobispos Mario Luis Bautista Maulión, emérito de Paraná; Héctor Aguer, de La Plata; Guillermo José Garlatti, de Bahía Blanca y Juan Alberto Puiggari, de Paraná.

Obispos Rubén Oscar Frassia, de Avellaneda-Lanús; Néstor Hugo Navarro, emérito de Alto Valle del Río Negro; Carlos Humberto Malfa, de Chascomús; Joaquín Mariano Sucunza, auxiliar de Buenos Aires; Eduardo María Taussig, de San Rafael; Hugo Manuel Salaberry SJ, de Azul; Pedro María Laxague, auxiliar de Bahía Blanca; César Daniel Fernández, auxiliar de Paraná; Hugo Nicolás Barbaro, de San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña; Enrique Eguía Seguí, auxiliar de Buenos Aires; Ariel Edgardo Torrado Mosconi, auxiliar de Santiago del Estero y Nicolás Baisi, auxiliar de La Plata.

Concelebraron también 120 sacerdotes, entre los cuales se hallaba monseñor Robert Murphi, secretario de la Nunciatura, quien asistió en representación del nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini, y Monseñor Mariano Fazzio, vicario para la Argentina de la prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei.


Autoridades presentes

En representación del gobierno nacional asistió el doctor Luis Saguier Fonrouge, director general de Culto Católico de la Secretaría de Culto de la Nación; en representación del Gobernador de Buenos Aires, se hizo presente el señor Enrique Moltoni, director de Culto de la Provincia de Buenos Aires; también estuvo el intendente municipal del partido de General Pueyrredón, don Gustavo Pulti, y otras autoridades civiles y de las fuerzas de seguridad.


Homilía de Mons. Marino

En su homilía, Monseñor Marino dijo que “en este día trascendente en que soy llamado a presidir esta querida Diócesis como su sexto Obispo, quedo comprometido a revivir en mi vida el amor de Cristo esposo con la Iglesia esposa, e imploro la asistencia del Espíritu del Señor sobre todos ustedes y sobre mí”.

Luego habló de los prelados que lo precedieron, “una honrosa sucesión de pastores fieles y ejemplares”, y manifestó que excepto a monseñor Enrique Rau “el primer obispo y notable teólogo y pastor”, a todos los otros los conoció y trató. Recordó especialmente al Siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio, que “fue mi primer e inolvidable rector en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires y desde aquellos días pude mantener un trato periódico con él, hasta mi último encuentro en Roma, dos semanas antes de su muerte”.

De Monseñor Rómulo García dijo que lo recordaba “como un hombre de gran bondad, siempre atento a las necesidades de los demás y lleno de entusiasmo pastoral”.

Con Monseñor José María Arancedo “reconocido por su prudencia de pastor”, dijo que comparte, “además del orden episcopal, un origen común en la vocación sacerdotal, vinculados ambos con la gran figura de Monseñor Jorge Carlos Carreras, padre espiritual de numerosos jóvenes llamados al sacerdocio”.

De su inmediato antecesor, Monseñor Juan Alberto Puiggari, dijo que es para él, “desde el tiempo en que era rector del Seminario de Paraná, un gran amigo y un hermano sincero, de notables virtudes evangélicas y apostólicas. Me toca ahora, con la gracia de Dios, ocupar su lugar”.

Tras agradecer al papa Benedicto XVI “que me ha elegido para ocupar esta sede marplatense”, a quien “deseo expresarle mi gratitud y mi plena adhesión a las orientaciones de su magisterio”, agradeció la presencia y compañía en esta eucaristía: “Me dirijo en especial a todas las categorías de fieles de la diócesis de Mar del Plata, desde hoy mis queridos hijos. Abrazo y bendigo, ante todo, a cada uno de los presbíteros, mis estrechos colaboradores”, también se dirigió a los diáconos, a los religiosos, a los laicos y muy en especial habló a los jóvenes “deseo encontrarme con ustedes para decirles más detenidamente: ¡Abran de par en par las puertas a Jesucristo, el gran viviente y eternamente joven!. No cedan a las seducciones de la moda. No se dejen arrastrar por la corriente. Él es el único Salvador y no los defraudará”.

“Respecto de los que no creen o están distanciados de la Iglesia, por cualquier motivo, cito un pasaje de mi primer mensaje pascual a esta diócesis: los respeto a todos y a todos los invito; nadie que esté animado de buena voluntad me resulta indiferente. A todos incluyo en mi sincera oración. En este obispo sólo encontrarán convicciones, pero nunca menosprecio ni palabras de arrogancia”.

Hacia el final de su homilía, Monseñor Marino pidió a los fieles ser testigos de esperanza, ante todo con los gestos e iniciativas, “en medio del oscurecimiento de las verdades esenciales que fundan la sociedad humana, ante la noche ética de nuestro tiempo y el politeísmo de los valores”.

Finalmente, dirigiéndose a la Virgen María, le dijo: “Madre del Verbo hecho carne, madre y modelo de la Iglesia. Tu presencia me ha acompañado a lo largo de mi vida. Hoy pongo bajo tu protección esta Iglesia de Mar del Plata. Tú has sido el primero de los miembros de la Iglesia y por tu fe, tu esperanza y tu caridad te convertiste en madre de los miembros de su Cuerpo. Enséñanos a ser Iglesia fecunda, ardiente como tú en el deseo de que tu Hijo sea más conocido y amado. Cuídanos siempre con tu intercesión de madre”.


Saludo de los fieles

Terminada la celebración eucarística el nuevo Obispo de Mar del Plata, con sencillez y con mucha alegría, estuvo durante más de una hora y media saludando personalmente a cada uno de los que quisieron acercarse y expresarle un mensaje de bienvenida. Lo hicieron las autoridades presentes y los invitados, pero también todos los fieles católicos que asistieron a su toma de posesión.


Entrega de la escritura de la Iglesia Catedral

Al finalizar la Santa Misa, el gobierno bonaerense, a través de la Dirección Provincial de Culto, entregó al nuevo Obispo la escritura dominial de la Iglesia Catedral de Mar del Plata.

“Con esta entrega cumplimos una nueva reparación histórica -dijo el director provincial de Culto, Enrique Moltoni-. La iniciativa forma parte del Programa de Regularización Dominial, que en los últimos tres años entregó más de 150 escrituras, destacándose la entrega que se hizo el pasado 8 de diciembre de la Escritura correspondiente a la Basílica Nacional de Nuestra Señora de Luján, que fue entregada personalmente por el mismo gobernador bonaerense, Daniel Scioli, al arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani SDB”.

Moltoni destacó que la Dirección Provincial de Culto continuará este año trabajando en forma conjunta con el Ministerio de Justicia y la Escribanía General de Gobierno, en más de 140 escrituras que todavía están en estudio y trámite, para llegar a las 200 a fin de año.

La recepción de la Escritura de la catedral de Mar del Plata, fue el primer acto en posesión de su cátedra, que realizó el flamante Obispo de Mar del Plata, hecho histórico realizado ante la multitud que se congregó para recibir a Monseñor Marino, los que ovacionaron este acontecimiento singular.








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