Habla el Prefecto de Culto Divino
Cardenal Antonio Cañizares Llovera
Presentamos una extraordinaria entrevista que Andrea Tornielli ha realizado al Cardenal Antonio Cañizares, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. La Liturgia Católica vive “una cierta crisis” y Benedicto XVI quiere dar vida a un nuevo movimiento Litúrgico, que vuelva a traer más sacralidad y silencio en la Misa, y más atención a la belleza en el canto, en la música y en el arte sacro. El Cardenal Antonio Cañizares Llovera, 65 años, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, que cuando era Obispo en España era llamado “el pequeño Ratzinger”, es el hombre al cual el Papa ha confiado esta tarea. En esta entrevista a «Il Giornale», el “Ministro” de la Liturgia de Benedicto XVI revela y explica programas y proyectos.
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Andrea Tornielli: Como Cardenal, Joseph Ratzinger había lamentado un cierto apresuramiento en la reforma litúrgica post-conciliar. ¿Cuál es su opinión?
Cardenal Cañizares: La reforma Litúrgica ha sido realizada con mucha prisa. Había óptimas intenciones y el deseo de aplicar el Vaticano II. Pero ha habido precipitación. No se ha dado tiempo y espacio suficiente para acoger e interiorizar las enseñanzas del Concilio; de golpe se cambió el modo de Celebrar.
Recuerdo bien la mentalidad entonces difundida: era necesario cambiar, crear algo nuevo. Aquello que habíamos recibido, la Tradición, era vista como un obstáculo. La reforma fue entendida como obra humana, muchos pensaban que la Iglesia era obra de nuestras manos y no de Dios. La renovación Litúrgica fue vista como una investigación de laboratorio, fruto de la imaginación y de la creatividad, la palabra mágica de entonces.
Andrea Tornielli: Como Cardenal, Ratzinger había auspiciado una “reforma de la reforma” Litúrgica, palabras actualmente impronunciables incluso en el Vaticano. Sin embargo, parece evidente que Benedicto XVI la desearía. ¿Puede hablar de ella?
Cardenal Cañizares: No sé si se puede, o si conviene, hablar de “reforma de la reforma”. Lo que veo absolutamente necesario y urgente, según lo que desea el Papa, es dar vida a un nuevo, claro y vigoroso movimiento Litúrgico en toda la Iglesia. Porque, como explica Benedicto XVI en el primer volumen de su Opera Omnia, en la relación con la Liturgia se decide el destino de la fe y de la Iglesia. Cristo está presente en la Iglesia a través de los sacramentos. Dios es el sujeto de la Liturgia, no nosotros. La Liturgia no es una acción del hombre sino que es acción de Dios.