“Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres”
Mensaje de Navidad de Mons. Antonio Marino
24 de diciembre de 2012
Mensaje de Navidad de Mons. Antonio Marino
24 de diciembre de 2012
En Navidad los hombres, aun los más alejados de la fe y de la práctica religiosa, suelen sentir nostalgia de familia y de amistad, de un mundo más humano y fraterno. Sin contradecir la dimensión familiar de esta fiesta, damos prioridad a su significado profundamente religioso. ¿Qué fiesta de nacimiento estaríamos celebrando, si no presentáramos un real homenaje al que ha nacido y a su Madre?
Desde los primeros siglos del cristianismo, la Navidad ha ido educando a los hombres. Miramos el pesebre y nos enternecemos al ver un niño frágil y pequeño como todos los niños. Pero con los ojos iluminados por la fe sabemos que Él es la fuerza capaz de levantar a este mundo de su decadencia, al pecador de su miseria, al hombre abatido de su desaliento. Es fuerte siendo débil. Viene a restituirnos la dignidad perdida. Viene para convencernos de que somos muy valiosos para Dios, por nuestro origen y por nuestro destino.
Se ha vuelto niño para que me anime a acercarme, para que lo reciba en mis brazos, para convencerme de la seriedad con que Dios nos dice que está a nuestra disposición y quiere servirnos. Con su balbuceo me pide que le haga un lugar en mi corazón. Nace pobre pero viene a enriquecerme. Sí, el Señor del universo viene a compartir nuestra pobre condición y se hace solidario de los pobres para regalarnos su riqueza.