Mons. Marino en la clausura de las II Jornadas Marplatenses por la Vida y la Familia
"Ante la Cultura de la Muerte nos Comprometemos Activamente en la Promoción de la Vida"
El Obispo de Mar del Plata, Monseñor Antonio Marino, presidió la misa de clausura de las II Jornadas Marplatenses por la Vida y la Familia en la que se reunieron destacados expositores internacionales y referentes locales, bajo el lema "La vida y la familia ante los desafíos de la cultura actual". La eucaristía se desarrolló en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de la ciudad.
"Con la celebración de esta Santa Misa, culminan estas II Jornadas Marplatenses por la Vida y la Familia. Nunca más oportunas, considerando el momento especial que atraviesa nuestra patria. Está en juego nuestra identidad como pueblo, pues se intenta un cambio radical de los cimientos sobre los cuales se construye la convivencia en sociedad" expresó Monseñor Marino en su homilía.
El Obispo resaltó que las lecturas de este domingo, servían de referencia orientadora para el tema de las Jornadas sobre la vida y la familia ya que en las mismas se hablaba sobre el matrimonio. "Qué diferente es esta visión comparada con la forzada teoría sobre el matrimonio como 'construcción cultural'. Asistimos a una inversión de los términos: lo que es naturaleza -varón y mujer los creó- es presentado como resultado de una cambiante adaptación cultural. Y lo que es artificio conceptual es presentado como lo original del hombre".
Más adelante el pastor de la Iglesia Católica local, manifestó, "mirando la cultura de occidente, se diría que nunca se ha declamado más la dignidad del hombre y de sus derechos inalienables como en nuestro tiempo. Un verdadero clamor, de suyo positivo, resuena en todas partes en defensa de los derechos humanos. Pero, qué cruel paradoja, cuando el reclamo alcanza su cenit, nos hallamos ante la más sombría contradicción del primero y más fundamental de esos derechos: el derecho a la vida".
"Magistrados del más alto rango nos instruyen diciendo que la mujer tiene pleno derecho sobre su propio cuerpo. Pero ¿podemos conceder que el embrión es, sin más, una parte del cuerpo de la mujer? ¿No nos demuestra la ciencia que en el óvulo fecundado ya está toda la carga genética que va a caracterizar e individuar de por vida al nuevo ser? Entre el ser humano recién concebido y el hombre adulto no hay diferencia ontológica alguna, sino tan sólo distancia de tiempo y desarrollo de potencialidades. No estamos ante un ser humano en potencia, sino ante la dignidad inviolable de un ser humano en acto", enfatizó Marino.