jueves, 6 de mayo de 2010

Hans Küng se apunta al linchamiento de Benedicto XVI - Eleuterio Fernández Guzmán

Hans Küng se apunta al linchamiento de Benedicto XVI
Eleuterio Fernández Guzmán


“Una respuesta seria reclamaría que el hombre que desde hace décadas tiene la responsabilidad del encubrimiento mundial, justamente Joseph Ratzinger, pronunciara su propio mea culpa”


Estas palabras no son dichas por una persona ajena a la Iglesia católica. Bueno… o sí, según se mire.

Lo digo porque lo ha escrito el díscolo teólogo Hans Küng y ha sido publicada, la cosa, por un medio poco sospechoso de tener algo contra la Iglesia católica: el diario laicista y proabortista “El País”.

Según lo hasta ahora apuntado, resulta fácil saber el resultado del asunto.

Al parecer Benedicto XVI es “responsable” de encubrir delitos de pederastia. Y se queda tan ancho el teólogo alemán.

Plantea una serie de preguntas que, la verdad, se contestan ellas solas si es que se tiene un corazón libre de las ataduras del mundo.

Por ejemplo, “¿Por qué sigue el Papa, enfrentado a la historia, definiendo el supuesto “sagrado” celibato como un “preciado regalo” y pasando por alto el mensaje bíblico que permite explícitamente a todos los cargos el matrimonio?”.

Yo creo que, a lo mejor, Benedicto XVI entiende que el celibato sacerdotal es, en verdad, algo que bien se puede considerar sagrado porque es, más bien, de carácter sobrenatural. Es, también, algo que se considera un verdadero regalo porque así lo es para el mundo y, también, para Dios.

Otra cosa es que quien no quiera entenderlo así y prefiera verlo desde el punto de vista ajeno a la especial entrega que supone el celibato sacerdotal lo tenga como mala cosa y como algo no recomendable. Pero esto, en todo caso, se sale de la doctrina católica.

Y eso debería ser fácil de entender.

O, también, “¿Realmente opinan ‘todos los expertos’, tal y como repitió el arzobispo Zollitsch, que el abuso de menores por parte de clérigos y la ley del celibato no tienen nada que ver?”.

Es una manía, casi persecutoria, seguir insistiendo sobre el hecho de que el celibato sacerdotal es una especie de número de lotería que siempre toca y que tiene relación, inmediata, con la pederastia porque eso es algo absurdo y está fuera de lugar.

Por ejemplo, ¿Cuántos hombres célibes por voluntad propia hay en el mundo?.

Seguramente también se les deben achacar ser, casi, pederastas en potencia. Y, como esto es absurdo, lo mismo de absurdo hay que considerar que es lo que se plantea en el caso del sacerdote que acepta el celibato con la naturalidad de la entrega a los demás y a Dios.

Y eso no debería ser difícil de entender.

O la siguiente: “¿No debería sobre todo el Papa Benedicto XVI asumir su responsabilidad en lugar de quejarse de una campaña contra su persona?”.

Lo primero que hay que hacer notar es que lo que aquí se está dando es, precisamente, una campaña contra una persona que, como el Santo Padre, mucho ha dicho sobre el tema. Por tanto, sólo cabe pensar que se trata de una que lo sea de acoso y derribo a la que, por supuesto, se apunta, con gozo y alborozo, Hans Küng.

Lo segundo que hay que decir es que no sé qué tipo de responsabilidad recae sobre Benedicto XVI si cuando conoció los casos a los que hace referencia Küng hizo lo que tenía que hacer.

Lo que aquí pasa es que ciertas personas están esperando, desde hace mucho tiempo, hincar el diente al Papa alemán porque, no lo podemos negar, le tienen ganas y han visto ahora el cielo abierto con el tema de la pederastia y tal es una oportunidad que no pueden dejar pasar.

Así se están manifestando, aullando contra Benedicto XVI, los mamporreros del Mal y no cesan de roer las patas de la silla sobre la que sienta el otrora Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe porque les molesta tanto la doctrina como la fe misma.

Dice, por otra parte, que los casos de pederastia “se acumulan en la Iglesia católica romana, donde sigue imperando una moral sexual rigurosamente tensa que culmina en la ley del celibato”.

Esto, lo que ha de querer decir es que la Iglesia católica no es lo suficientemente “abierta” en materia sexual, que no va con los tiempos que corren y que, en general, está pasada de moda.

Es una pena que la moral sexual católica, la que se predica pero, a veces, la que no se sigue, sea adecuada y justa y, sin embargo, no sea ni adecuado ni justo que determinadas personas prediquen lo contrario estando dentro de la Iglesia católica.

Y eso sí debería preocupar, de verdad, a lo obispos que tengan algún tipo de responsabilidad superior sobre algunos de los autores que dicen lo contrario de la organización a la que pertenecen.

Y sí, me refiero, por ejemplo, a Hans Küng. Y a otros que, por nuestras tierras pululan, también, claro.





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