viernes, 29 de marzo de 2013

Novena a la Divina Misericordia - Dictada por Nuestro Señor Jesucristo a Santa Faustina Kowalska

Novena a la Divina Misericordia
Dictada por Nuestro Señor Jesucristo a Santa Faustina Kowalska


Para iniciarse el Viernes Santo a las 3:00 p.m.
[Incluye Videos con la Coronilla a la Divina Misericordia Cantada, Rezada desde toda América y de los Niños al final de este Post]


A modo de preparación para la Fiesta de la Divina Misericordia, Nuestro Señor pidió a Santa Faustina Kowalska (1905-1938) que hiciera una Novena de Oración -la palabra “Novena” se refiere al número nueve-, que se inicia el Viernes Santo y dura nueve días.

En esta Novena están contenidas las palabras  llenas de amor y misericordia que Nuestro Señor Jesucristo dictó a Santa Faustina, pidiéndole que cada día le llevara un grupo de almas a su corazón: “«Deseo que durante esos nueve días lleves a las almas a la Fuente de Mi Misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi Corazón a un grupo diferente de almas y la sumergirás en este mar de Mi Misericordia. Y a todas estas almas Yo las introduciré en la casa de Mi Padre. Lo harás en esta vida y en la vida futura. Y no rehusaré nada a ningún alma que traerás a la Fuente de Mi Misericordia. Cada día pedirás a Mi Padre las gracias para estas almas por Mi amarga Pasión». Contesté: «Jesús, no sé cómo hacer esta novena y qué almas introducir primero en Tu muy misericordioso Corazón». Y Jesús me contestó que me diría, día por día, qué almas debía introducir en Su Corazón” (Diario, 1209).

Efectivamente, el Señor dio a Santa Faustina para cada uno de estos nueve días una intención diferente: toda la humanidad, especialmente los pecadores; las almas de los sacerdotes y los religiosos; todas las almas devotas y fieles; aquellos que no creen en Dios y aquellos que todavía no conocen a Jesús; las almas de los hermanos separados; las almas mansas y humildes, y las almas de los niños pequeños; las almas que veneran y glorifican especialmente Su misericordia; las almas que están retenidas en el Purgatorio; y, finalmente, las almas tibias.

Resulta superfluo recalcar la importancia inconmensurable de este rezo, querido explícitamente por Nuestro Señor Jesucristo. Las almas de oración gustan de utilizarlo como Novena Perpetua, rezándola diariamente, para lo cual, bastan sólo unos pocos minutos diarios.

Nuestro Señor, en su Misericordia sin límites, prometió a quien rezare esta Novena, a partir del Viernes Santo hasta el Primer Domingo después de Pascua (9 días) y que en ese día Confesare y Comulgare con las debidas disposiciones, que obtendría no sólo el perdón de los pecados, sino también “el perdón de todas las penas merecidas por sus pecados y que deberían pagar en la otra vida”. Para obtener este beneficio en su totalidad, es necesario, además, al confesarse, arrepentirse de los pecados veniales no confesados, de los de omisión, y aún de los que, sin intención, fueron causa de pecado o escándalo para otros.

miércoles, 27 de marzo de 2013

La Salvación de la Iglesia - Carlos Daniel Lasa

La Salvación de la Iglesia
Carlos Daniel Lasa


A propósito de la elección del Papa Francisco, comparto con ustedes una nota que me hicieron para “El Diario del Centro del País”.


Entrevista – El doctor en Filosofía de la UNVM opina acerca de la crisis eclesiástica y sobre la designación del Papa Francisco


Lasa: "La salvación de la Iglesia implica la salvación de Occidente"


Carlos Daniel Lasa habló de la crisis actual de la Santa Sede y subrayó que su principal problema es de orden interno.


Hombre de profundas convicciones católicas y apasionado por los pensadores cristianos del medioevo y la modernidad, Daniel Lasa no deja de reconocer que “la Iglesia atraviesa una de las peores crisis de toda su historia”. Y comienza explicándola desde el punto de vista filosófico.

“En lugar de una inteligencia de la fe, la conciencia del cristiano está dominada por la concepción del sentido histórico. Hegel veía en la historia un progreso racional necesario en la conciencia de la libertad. De allí que siempre lo nuevo era mejor que lo anterior”. Siguiendo este pensamiento, Lasa deduce que “la Iglesia vista desde la perspectiva de esta conciencia, no puede sino adaptarse al mundo, por más que ésta crea en una verdad que trascienda la historia. Sin embargo, el dilema ético de un auténtico cristiano nunca será viejo-nuevo sino verdad-error”. Con respecto a la adaptación operada por la Iglesia Católica en su praxis cotidiana, según el Doctor Lasa, “ésta se sustenta en una interpretación del Concilio del Vaticano II que nada tiene que ver con sus textos. Esa interpretación ha conducido, entre otras cosas, a la pérdida de fieles y de vocaciones, a la práctica de una moral permisiva y a la pérdida de la liturgia en tanto ceremonia sagrada. Juan el evangelista describe clarísimo el mensaje de Jesús para sus discípulos: están en el mundo pero no son del mundo. Si nos adaptamos al mundo como se pretende, perdemos la esencia del mensaje cristiano”.

lunes, 25 de marzo de 2013

“Mira que tu Rey viene hacia ti” (Zac 9, 9) - Mons. Antonio Marino

“Mira que tu Rey viene hacia ti” (Zac 9, 9)
Mons. Antonio Marino


Homilía en el Domingo de Ramos, en la Catedral de Mar del Plata, el 24 de marzo de 2013.


Queridos hermanos: 


I. Semana Santa 

Esta celebración del Domingo de Ramos, nos introduce en la Semana Santa. Todas las semanas del año son tiempo de gracia y de la abundante misericordia de Dios. Pero ésta no es una semana más. Una manifestación mayor de esa misericordia nos espera. Es por cierto legítimo vincular con el descanso los feriados de los próximos días santos. Pero qué pobreza espiritual sería la nuestra, si los dejáramos pasar como días de simple turismo mundano, sin intensificar nuestra oración, sin procurar renovarnos mediante la gracia de los sacramentos y la participación fervorosa en los diversos actos de piedad. En estos días se contiene la respuesta a las preguntas más importantes de la vida. ¡No los dejemos pasar sin que dejen una huella en nosotros! 


II. Domingo de Ramos 

En el día de hoy se juntan dos aspectos que parecen contradictorios: el ingreso triunfal de Cristo en Jerusalén, aclamado como Rey y Mesías; y el relato de su pasión, muerte y sepultura. La gloria y el fracaso humano. Procuremos entender. 

Con fervor de creyentes hemos participado en la bendición y en la festiva procesión con los ramos y palmas. Con espíritu de fe, los hemos levantado para imitar el entusiasmo de los discípulos que aclamaron a Jesús cuando se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos. Lo mismo que ellos, “llenos de alegría”, hemos querido reconocerlo como Rey y Mesías: “¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!” (Lc 19, 38). 

Estos ramos que llevaremos a nuestras casas, encierran un simbolismo y nos mueven a un compromiso. Constituyen un recuerdo de lo que aquí hemos hecho. No son mágicos sino provocadores, porque nos estarán preguntando a lo largo del año si llevamos de manera coherente el nombre de cristianos que nos honra. 

domingo, 17 de marzo de 2013

"Cuando caminamos sin la cruz…" - Papa Francisco

"Cuando caminamos sin la Cruz…"
Papa Francisco


"… somos mundanos. Somos obispos, sacerdotes, cardenales, Papas, pero no discípulos del Señor".


Transcripción completa de la Primera Homilía del Papa Francisco, el jueves 14 de marzo del 2013, en la Capilla Sixtina, con los cardenales que lo eligieron.


*   *   *

En estas tres lecturas veo que hay algo común: es el movimiento. En la primera lectura, el movimiento en el camino; en la segunda lectura, el movimiento en la edificación de la Iglesia; en la tercera lectura, en el Evangelio, el movimiento en la confesión.

Caminar, edificar, confesar.

Caminar. "¡Ven, casa de Jacob y caminemos a la luz del Señor!”. Esto es lo primero que Dios le dijo a Abraham: Camina en mi presencia y sé irreprochable. Caminar: nuestra vida es un camino y cuando nos detenemos, la cosa no va. Caminar siempre, en presencia del Señor, a la luz del Señor, buscando vivir con esa perfección que Dios, en su promesa, le pedía a Abraham.

Edificar. Edificar la Iglesia. Se habla de piedras: las piedras tienen consistencia; pero las piedras vivas, piedras impregnadas por el Espíritu Santo. Edificar la Iglesia, la esposa de Cristo, sobre esa piedra angular que es el mismo Señor. He aquí otro movimiento de nuestra vida: edificar.

Tercero, confesar. Podemos caminar cuanto queramos, podemos edificar tantas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, la cosa no va. Nos convertiremos en una ONG asistencialista, pero no en la Iglesia, esposa del Señor.

viernes, 1 de marzo de 2013

¿Podrá el nuevo Papa luchar contra los lobos? - Carlos Daniel Lasa

¿Podrá el nuevo Papa luchar contra los lobos?
Carlos Daniel Lasa


"Oren por mí, para que yo no me escape, por miedo, ante los lobos". Estas palabras fueron pronunciadas por Benedicto XVI, flamante Obispo de Roma, el día de la misa inaugural, el 25 de abril de 2005. Sus palabras estaban denotando la clara conciencia que el Papa poseía respecto de las graves dificultades que amenazarían su Pontificado.

Y no se equivocaba. Los lobos, apenas iniciado su ministerio pastoral, se pusieron a trabajar afanosamente haciéndolo blanco de una sistemática ofensiva. En el año 2010, dos destacados vaticanistas escribieron un libro titulado Attacco a Ratzinger [1]. Esos ataques al Papa, según los autores de este libro, fueron dirigidos desde fuera y desde dentro de la Iglesia Católica.

Resulta evidente que los resultados que la Iglesia ha tenido después del Concilio Vaticano II no han sido de los mejores: seminarios vacíos, una Europa descristianizada, sacerdotes que abandonan su ministerio, colegios y universidades católicas que han perdido su razón de ser, etc.

El por entonces Cardenal Ratzinger, haciendo referencia a los dos frentes de peligro que enfrentaba la Iglesia Católica, afirmaba: "Estoy convencido que los males que hemos experimentado en estos veinte años no se deben al Concilio 'verdadero', sino al hecho de haberse desatado en el interior de la Iglesia ocultas fuerzas agresivas, centrífugas, irresponsables o simplemente ingenuas, de un optimismo fácil, de un énfasis en la modernidad, que ha confundido el progreso técnico actual con un progreso auténtico e integral. Y, en el exterior, al choque con una revolución cultural: la afirmación en Occidente del estamento medio-superior, de la nueva 'burguesía del terciario', con su ideología radicalmente liberal de sello individualista, racionalista y hedonista" [2].

Ocupémonos, por un momento, de la amenaza interior que vive actualmente la Iglesia y que, a nuestro juicio, se denomina progresismo. Este progresismo no es sino la continuación de aquel modernismo que, condenado por San Pío X en su encíclica Pascendi, se mantuvo larvado en el seno mismo de la Iglesia durante un buen tiempo; luego pasó de ser un resfriadillo (en palabras de Jacques Maritain en el Campesino del Garona) a una grave enfermedad apenas terminado el Concilio. Hoy se asemeja, creemos, a un cáncer metastásico que amenaza seriamente la existencia misma de la Iglesia Católica.

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