viernes, 30 de abril de 2010

Una paciente restauración - Entrevista a Mons. Nicola Bux

Una paciente restauración
Entrevista a Mons. Nicola Bux


Ofrecemos nuestra traducción al español de una interesante entrevista que Monseñor Nicola Bux ha concedido a la redacción del blog “Disputationes Theologicae”.


- Monseñor, usted es profesor de teología sacramental y es también considerado uno de los expertos de liturgia más cercanos al Papa, ¿un signo de que no se puede hablar de liturgia sin doctrina?

NB: Como se sabe, la liturgia pertenece al dogma de la Iglesia. Todos saben que de la fe de la Iglesia se llega a la liturgia, y de la oración nos remontamos al dogma. Todos conocen el adagio lex orandi, lex credendi. A partir del modo de orar se comprende en qué creemos, pero es también del modo de creer de donde deriva el modo de orar. Es lo que ha sido retomado y sabiamente desarrollado por la encíclica Mediator Dei del venerable Siervo de Dios Pío XII.


- Ahora, incluso los más tenaces partidarios de una “revolución permanente” en la liturgia, parecen ceder frente a las sabias argumentaciones del Papa, de las cuales hay un eco clarísimo en su libro. ¿Estamos frente a una nueva (o antigua, si se prefiere) visión de la liturgia?

NB: La liturgia es, esencialmente, de institución divina, se basa en partes inmutables queridas por su Divino Fundador. Precisamente en razón de este fundamento, se puede afirmar que la liturgia es de “derecho divino”. Los orientales, no por casualidad, usan el término “Divina liturgia” ya que ésta es obra de Dios, “opus Dei”, dice san Benito. La liturgia no es algo humano. En el documento conciliar sobre la liturgia, en el n. 22 § 3, se dice claramente que nadie, aunque sea sacerdote, puede añadir, quitar o cambiar alguna cosa en la liturgia. ¿El motivo?. La liturgia pertenece al Señor.

Durante la Cuaresma, hemos leído los pasajes del Deuteronomio en los cuales Dios mismo establece incluso el mobiliario para el culto; en el Nuevo Testamento, es Jesús mismo que dice a los discípulos donde preparar la cena. Dios tiene el derecho de ser adorado como Él quiere y no como queremos nosotros. De lo contrario, caemos en un culto “idolátrico”, en el sentido propio del término griego, es decir, un culto hecho a nuestra imagen. Cuando la liturgia refleja los gustos y las tendencias creativas del sacerdote o de un grupo de laicos, se hace “idolátrica”. El culto católico es en espíritu y en verdad porque está dirigido al Padre, en el Espíritu Santo, pero debe pasar por Jesucristo, debe pasar por la Verdad. Por eso, es necesario redescubrir que Dios tiene el derecho de ser adorado como Él lo ha establecido.

Las formas rituales no son algo para “interpretar”, ya que ellas son el resultado de la fe pensada y convertida, en cierto sentido, en cultura de la Iglesia. La Iglesia se ha preocupado siempre de que los ritos no fueran el producto de gustos subjetivos sino la expresión de la Iglesia entera, es decir, “católica”. La liturgia es católica, universal. Por lo tanto, incluso con ocasión de una celebración particular o en un lugar particular, no se puede pensar en celebrar en contraste con la fisonomía “católica” de la liturgia.


- Lamentablemente, estamos frente a una actitud del clero que, aún sin negar abiertamente la eficacia de los sacramentos, descuida frecuentemente el aspecto así llamado del “ex opere operato” del sacramento, que, de ese modo, queda reducido casi a un simple “símbolo”. ¿La causa está, tal vez, en la pérdida de la “ritualidad” tradicional?

NB: La causa de esto es, en primer lugar, el olvidar que el culto se hace a un Dios presente, a un Dios operante, y no a un Dios imaginario; que se hace al Señor Jesús. El n. 7 de Sacrosanctum Concilium nos explica también los modos de esta presencia. Ese punto está tomado casi por completo de la Mediator Dei (con el añadido de la presencia en la Palabra). Allí se explica claramente que la liturgia tiene su razón de ser en que Dios está presente; de lo contrario, se convierte en autorreferencial, se vuelve vacía.

El olvido, la infravaloración, de la presencia del Señor, principalmente en la Eucaristía, donde está presente verdadera, real y sustancialmente, es causa del descuido del que usted habla. Con este descuido se llega a definir la liturgia como conjunto de símbolos, signos, como hoy se oye decir; en este contexto, “signo” es entendido sólo como “lo que refiere a otra cosa”, no está la idea de que el signo es todo uno con aquello que significa. Aquí se entra en el sacramento. Cuando este aspecto se pierde, los sacramentos son reducidos a simples símbolos, no se habla más de “eficacia”, de los efectos que producen; no es más el Señor que “hace”, que “obra”, por medio de los sacramentos. Este es el significado de la expresión clásica “ex opere operato”, un poco extraña, pero que significa la operatividad del sacramento a partir de Aquel que en él obra.

Daré el ejemplo de un medicamento: en la apariencia, ves una ampolla o una pastilla o un líquido, pero no son sólo el símbolo de la curación que quieren aportar ya que, si los tomamos, nos curan y nos sanan, es decir, se ven sus efectos. El autor de este efecto es el Señor presente y operante en el rito sacramental. San León Magno, citado en el Catecismo de la Iglesia Católica, dice que después de la Ascensión, todo lo que del Señor era visible en la tierra, ha pasado a los sacramentos. Así, hoy para nosotros el Señor continúa estando presente y visible. En este sentido debemos comprender a Santo Tomás cuando habla de “materia” del sacramento. Si no volvemos a este tipo de expresión realista, no entendemos los sacramentos.

La presencia divina no es sólo algo para intuir “simbólicamente” sino que es algo que toca al hombre por medio del sacramento, es algo que actúa. Yo mismo puedo dar testimonio, y conmigo muchos sacerdotes, de la curación de los enfermos después de la unción, pero también de la curación del alma después de la confesión o gracias a la frecuencia de la Eucaristía. Los sacramentos tienen efectos, tienen consecuencias en razón de la causa. Son las consecuencias de la presencia divina, que es lo que obra en la divina liturgia. Ha dicho el Papa a los párrocos de Roma que el Sacramento es introducir nuestro ser en el ser de Cristo, en el ser divino.


- Más allá de ciertos utopistas que, con escaso sentido pastoral, quisieran una restauración de todo e inmediatamente, debemos preguntarnos cómo se puede actuar, suave pero firmemente, para mejorar con gradualidad ciertos aspectos de la liturgia. ¿Cómo actuar en este proceso tan necesario como largo? ¿Cómo adaptarse a la realidad sin compromisos?

NB: Es necesario tener en cuenta el momento histórico que vivimos, en el que se registra una crisis general de la autoridad, sea del padre, del Estado, de la Iglesia (y en la Iglesia); como decíamos, se corre el riesgo de terminar en una concepción “hecha por ti”. Actualmente nos encontramos en una generalizada anomia (ausencia de ley), si bien todos recurren a la ley cuando son conculcados los propios derechos.

De los derechos de Dios, en cambio, nos olvidamos siempre. ¿Cómo se puede pedir la observancia de las normas litúrgicas si antes no se explica qué es el “ius divinum” de la liturgia?. Hoy ya nadie lo sabe. En primer lugar, es necesario hacer entender el sentido de las normas. Es un poco como en moral, la determinación de una ley se funda primero en la comprensión de sus principios, y se sabe que, cuando se habla de liturgia y de sacramentos, hay implicaciones morales. Primero, decía, es necesario entender que el sentido de las normas deriva de la convicción de que la “primera norma” es adorar a Dios -Adorarás al Señor, tu Dios, y no tendrás otro Dios fuera de Mí-, no se puede hacer un culto a imagen propia, de lo contrario, se deforma a Dios. Hoy no sólo nos imaginamos un dios y luego inventamos el culto a él, sino que incluso imaginamos un culto sobre el cual nos inventamos el dios. La idolatría significa una “idea distorsionada de Dios”. Esta es la realidad que nos circunda.

El Papa Benedicto XVI, en la carta a los Obispos en la cual explica el sentido del levantamiento de las excomuniones a los Obispos consagrados por Mons. Lefebvre, quería hacer entender a quien le reprochaba el ocuparse de problemas secundarios como los relativos a la liturgia, que en un momento en que el sentido de la fe y de lo sagrado se está extinguiendo por todos lados, es necesario que precisamente en la liturgia se halle la forma privilegiada de encontrar a Dios. La liturgia es y sigue siendo el lugar más idóneo para encontrar a Dios y por eso el Papa, ocupándose de ella, no está tratando problemas secundarios sino cuestiones primarias. Si la liturgia habla de cosas mundanas, ¿cómo se hace para ayudar al hombre?.

A los utopistas, hay que recordarles que se requiere lo que Benedicto XVI llama “la paciencia del Amor”.


- El ofertorio antiguo hablaba al hombre de Dios con la elocuencia de expresiones profundas sobre el valor sacrificial, sobre la naturaleza de la Misa como sacrificio ofrecido a Dios. ¿Se podría pensar en una corrección, en este sentido, del nuevo rito?

NB: Es importante que sea conocida la Misa antigua, llamada también tridentina pero que es más oportuno llamar “de San Gregorio Magno”, como ha dicho recientemente Martin Mosebach. Ésta ha tomado forma ya bajo el Papa Dámaso y luego bajo Gregorio, no con san Pío V, el cual trató de reordenar y codificar, teniendo en cuenta los enriquecimientos de los siglos precedentes y dejando lo obsoleto. Con esta premisa debe ser conocida sobre todo esta Misa, de la que el ofertorio es parte integrante. Hay muchos trabajos de grandes estudiosos en este sentido y muchos se han preguntado sobre la oportunidad de reintroducción del antiguo ofertorio, al que usted se refiere.

Sin embargo, sólo la Sede Apostólica tiene autoridad para obrar en este sentido. Es verdad que la lógica que ha seguido el reordenamiento de la liturgia después del Concilio Vaticano II ha llevado a simplificar el ofertorio porque se consideraba que hubiera más fórmulas de oraciones ofertoriales; de este modo, se introdujeron las dos fórmulas de bendición de sabor judío, permaneció la secreta convertida en oración “sobre las ofrendas” y el orate fratres, y se consideraron más que suficientes. A decir verdad, esta sencillez, vista como un retorno a la pureza antigua, entra en conflicto con la tradición litúrgica romana, con la bizantina y con otras liturgias orientales y occidentales. La estructura del ofertorio era vista por los grandes comentadores y teólogos de la Edad Media como la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, que va a inmolarse en ofrenda sacrificial. Por eso, las ofrendas eran ya llamadas “santas”, y el ofertorio tenía un gran importancia. La sucesiva simplificación de la que he hablado ha hecho que hoy muchos pidan el retorno de las ricas y bellas oraciones del “suscipe sancte Pater” y del “suscipe Sancta Trinitas”, sólo por citar algunas. Pero será por medio de una más amplia difusión de la Misa antigua que este “contagio” del antiguo sobre el nuevo será posible. Por eso, reintroducir la Misa “clásica”, si se me permite la expresión, puede constituir un factor de gran enriquecimiento. Es necesario facilitar una celebración festiva regular de la Misa tradicional al menos en cada Catedral del mundo, pero también en cada parroquia: esto ayudará a los fieles a conocer el latín y a sentirse parte de la Iglesia Católica, y en la práctica los ayudará a participar en las Misas en las reuniones en santuarios internacionales. Al mismo tiempo, es necesario también evitar reintroducciones descontextualizadas; quiero decir que hay una ritualidad ligada a los significados expresados que no puede ser reintroducida simplemente insertando una oración, se trata de un trabajo más complejo.


- La gestualidad y la orientación tienen ciertamente una gran importancia, lo que el fiel ve es reflejo de una realidad invisible. ¿La cruz en el centro del altar puede ser el modo para recordar qué es la Misa?.

NB: La cruz en el centro del altar es el modo para recordar qué es la Misa. No hablo de una cruz “mínima” sino de una cruz tal que pueda ser vista, la cruz debe ser de dimensiones proporcionadas al espacio eclesial. Ella debe volver al centro, debe estar en eje con el altar, debe poder ser vista por todos. Debe ser el punto en el que se crucen la mirada de los fieles y la mirada del sacerdote, dice Joseph Ratzinger en “Introducción al espíritu de la liturgia”. Debe estar en el centro, independientemente de la celebración, aún si ésta se desarrolla “hacia el pueblo”. Insisto en una cruz bien visible, de otro modo, ¿de qué sirve una imagen que no es adecuadamente útil?. Las imágenes hacen referencia al prototipo. Todos sabemos que ha habido también una posición anicónica, por ejemplo, Epifanio de Salamina, como también los cistercienses, pero la iconodulía ha prevalecido luego con el Niceno II de 787, en base a lo que decía San Juan Damasceno: la imagen refiere al prototipo. Esto vale todavía más actualmente en la que se llama civilización de la imagen. En un momento en que la visión se ha convertido en instrumento privilegiado para nuestros contemporáneos, no se puede exponer lateralmente una pequeña cruz o un esbozo ilegible de ella, sino que es necesario que la cruz, con el Crucificado, sea bien visible sobre el altar, desde cualquier ángulo donde se lo mire.


- Frente al redescubrimiento de las exigencias de las que nos ha hablado, hay, de todos modos, un difícil paso que es el de las decisiones prácticas. ¿Cómo moverse?

NB: En mi humilde opinión, la prioridad es hacer comprender el sentido de lo divino. El hombre busca a Dios, busca lo sagrado y lo que es signo de ello; en la exigencia natural de dirigirse a Dios y de venerarlo, se busca el encuentro con Dios en las formas sagradas del rito. Cuando se pierde la verdadera sacralidad del culto cristiano, el hombre continúa yendo a tientas, pero de modo distorsionado, ya que se encuentra como desorientado. ¿Cómo puede entonces el hombre responder concretamente a esta exigencia?. En primer lugar, debe poder encontrar en la Iglesia lo que es la definición por excelencia de lo sagrado: Jesús Eucarístico. El Tabernáculo debe volver al centro. Es cierto históricamente que, en las grandes basílicas o en las catedrales, el tabernáculo estaba en capillas laterales. Sabemos bien que con la reforma tridentina se prefirió poner en el centro el tabernáculo, también para contrastar los errores protestantes sobre la presencia verdadera, real y sustancial del Señor. Pero también es cierto que actualmente la mentalidad que nos circunda, no contesta sólo la presencia real sino que contesta la presencia de lo divino. En la religión, naturalmente el hombre busca el encuentro con lo divino, pero esta presencia de lo divino no puede ser reducida a algo puramente espiritual. Esta presencia debe ser “tocada” y esto no se hace con un libro, no se puede hablar de presencia de lo divino sólo en los términos relativos a la lectura de las Sagradas Escrituras. Ciertamente, cuando la Palabra de Dios es proclamada, se puede justamente hablar de presencia divina pero es una presencia espiritual, no es la presencia verdadera, real y sustancial de la Eucaristía. De aquí la importancia del retorno a la centralidad del tabernáculo y, con él, a la centralidad del Cuerpo de Cristo presente. El lugar central no puede ser la sede del celebrante, no es un hombre quien está al centro de nuestra fe sino que es Jesús en la Eucaristía. De lo contrario, se termina comparando la iglesia a un aula, a un tribunal de este mundo, en cuyo centro se sienta un hombre.

El sacerdote es ministro, no puede estar en el centro. En el centro está Cristo-Eucaristía, está el tabernáculo, está la cruz. De allí se debe recomenzar. De lo contrario, se pierde el sentido de lo divino. El tabernáculo es lo que debe atraer como centro en una iglesia.


- El Cardenal Castrillón, en la homilía del 24 de septiembre de 2007 en Saint Eloi, decía que la Iglesia tiene necesidad de institutos “especializados” en la liturgia tradicional. ¿Considera también usted que los institutos hoy ligados a Ecclesia Dei pueden tener un rol en la formación de los sacerdotes o en el redescubrimiento de las riquezas de la Tradición?

NB: ¡Ciertamente!. Estos institutos ejercen un carisma, y un carisma es algo que está en la Iglesia al servicio de la Iglesia. Una diócesis puede sacar gran beneficio del hecho de servirse de su ayuda. ¿Qué habría sido el Franciscanismo si el Papa no lo hubiera reconocido y puesto a disposición para el bien de toda la Iglesia?.





Ver comentario al libro de Nicola Bux: "La reforma de Benedicto XVI"

Ver entrevista a Mons. Bux realizada por Zenit: Volvamos a la Tradición: será un progreso - Mons. Nicola Bux



jueves, 29 de abril de 2010

Réplica al "teólogo" Hans Küng - P. José Luis Torres-Pardo

Réplica al "teólogo" Hans Küng
R. P. José Luis Torres-Pardo, CR


Después de releer in extenso la reciente carta-abierta del catedrático contestatario alemán, dirigida “a los obispos católicos de todo el mundo” (el pasado 16 de abril), de la cual se han hecho un eco entusiasta (como era de suponer) los “medios” de difusión y corrupción, me siento obligado en mi conciencia sacerdotal a responder lo que sigue, movido únicamente por amor a la verdad, a mi santa Madre la Iglesia y, en particular, a mi admirado, venerado y amadísimo Santo Padre, Benedicto XVI.


El ataque brutal y despiadado contra el Vicario de Cristo no considero exagerado calificarlo de “demoníaco”…

¡Un Martín Lutero no lo habría escrito mejor… y el diablo (si le fuera permitido por Dios) bailaría de alegría!.

De todas las “acusaciones” lanzadas contra el Papa, no hay una sola que resista un análisis serio.

Su mismo vocabulario delata ya una mentalidad soberbia, racionalista y política, con fuerte hedor a odio, resentimiento y envidia a su “antiguo colega en la Universidad de Tubinga (…) este Papa” (como Ud. le llama despectivamente), sí, este Papa (dicho sea de paso), a quien Ud. no le llega a la altura de los zapatos…

Su enfoque del tema del celibato sacerdotal, además de “sospechoso”, es lisa y llanamente equivocado, teológica y psicológicamente hablando.

Y en cuanto a números y estadísticas… ¡burdas mentiras!.

Me voy a limitar a poner de relieve algunos párrafos de su larga carta, que son “claves” para un sano discernimiento y un justo juicio:

1º) Hans Küng, con la hipocresía y el cinismo que le caracterizan, se hace pasar por un “devoto” defensor del Concilio Vaticano II, acusando al Santo Padre de “relativizar los textos conciliares e interpretarlos de forma retrógrada, contra el espíritu de los padres del Concilio” (sic); más aún (Benedicto XVI) “se sitúa expresamente contra el Concilio ecuménico”, y además “ha reforzado los poderes eclesiales contrarios al Concilio en el nombramiento de altos cargos a anticonciliares y obispos reaccionarios en todo el mundo”

¡Qué poca vergüenza!.

¡Qué bien haría a todos (en especial a la Iglesia) con callarse!.

¡Con razón carece de licencias para enseñar teología católica, desde el año 1980!.

2º) Su demencial autoritarismo le lleva nada menos que a “exigir un Concilio” (!)… “para solucionar -dice- el problema de la reforma, que ha irrumpido ahora de forma dramática (…) en vista de esta Iglesia en crisis”.

¿Un falso “reformador” más?. ¡No, por favor!. ¡Ya tenemos bastantes!.

La “crisis” eclesial, que Hans Küng denuncia patéticamente, se debe precisamente a quienes han interpretado el Concilio como él, ¡que no son pocos!.

A mi entender, el problema no está en reclamar otro Concilio… sino en tomarse muy en serio aquel, que para muchos (sean progresistas o tradicionalistas) ya “pasó a la historia”…

3º) Finalmente, en el colmo de su maldad, H.K. ha llegado a presionar a los obispos (con adulación y descaro) a la difamación, desconfianza, resistencia, desobediencia y rebeldía contra el Santo Padre, al estilo del más vulgar revolucionario y agitador de masas…

¡El Papa sabía muy bien, desde el día de su elección, que Jesús le enviaba como oveja acechada por lobos!.

¡Ahora resulta que ya no se trataría sólo de una “reforma”, sino… de un cisma!.

Sin comentarios…

Solamente recordar aquellas palabras del divino Maestro, que hablan por sí solas:

“Si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en la fosa” (Mateo 15, 24).

“¡Guías ciegos -dijo Jesús a los escribas y fariseos- que coláis el mosquito y os tragáis un camello!” (Mateo 23, 24)

¡Sinceramente no puedo entender cómo un “teólogo católico” puede llegar a odiar y apedrear a un Papa (como el felizmente reinante) que deslumbra por su sabiduría, santidad, celo pastoral, humildad y valentía!…

¡Un Papa que lleva sobre sus cansados hombros la cruz más pesada de todas en este mundo, y que merece comprensión, cariño, compasión, defensa y colaboración!.

¡Maldito quien “toca” el rostro de nuestra bendita Madre la Iglesia Católica Romana; así como el rostro de nuestro bendito Santo Padre, el dulce Cristo en la tierra!.

La furia patológica y la dureza de corazón del profesor en cuestión, junto con el gravísimo escándalo a nivel universal, están exigiendo ya un pedido público de perdón con la consiguiente justa reparación…

Y como Dios sabe muy bien sacar bienes de males, con el ataque salvaje al Papa Benedicto XVI no está logrando sino el efecto contrario: vibrantes alabanzas y adhesiones a aquel que conduce la Barca de Pedro, con pulso firme, al Puerto seguro…

Pidamos mucho a Jesús misericordioso, por mediación de la Virgen Santísima, la gracia de una pronta y definitiva conversión de Hans Küng, para la mayor gloria del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



José Luis Torres-Pardo CR
Superior del Instituto “Cristo Rey”
Roldán (Santa Fe) Argentina
27 de abril de 2010


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La comunidad católica "Fraternidad de Vida Nueva", de la Diócesis de Mar del Plata, adhiere en todo a esta "réplica" del querido Padre Torres-Pardo al profesor Hans Küng.

Oremus pro Pontifice nostro Benedicto


 
 
 

miércoles, 28 de abril de 2010

El Papa Benedicto XVI crearía nuevo dicasterio para re-evangelizar Europa, EEUU y América Latina

El Papa Benedicto XVI crearía nuevo dicasterio para re-evangelizar Europa, EEUU y América Latina


ROMA, 26 Abr. 10 (ACI).- El vaticanista Andrea Tornielli dio a conocer hoy a través del diario italiano Il Giornale, que el Papa Benedicto XVI estaría pronto a publicar una carta anunciando la creación de un nuevo dicasterio vaticano: el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, que tendría como tarea volver a evangelizar las sociedades occidentales como Europa y Estados Unidos que han ido perdiendo su identidad cristiana.

Tornielli, quien suele estar bien informado sobre este tipo de temas, escribe: "Benedicto no cesa de sorprender: en la próxima semana la creación de un nuevo dicasterio en la curia romana dedicado a la evangelización de Occidente será anunciada, y será presidido por el Arzobispo Rino Fisichella".

La nota de Il Giornale señala que este nuevo dicasterio apuntará a evangelizar "países en los que el Evangelio ha sido anunciado hace siglos, pero en los que la vida diaria de sus pueblos se ve perdida. Europa, Estados Unidos y América Latina serían las áreas de influencia de la nueva estructura".

Para Tornielli, este nuevo dicasterio sería "la novedad más importante del pontificado del Papa Benedicto, un Papa que, según las expectativas, se suponía iba a reducir la curia romana".

El vaticanista explica luego que esta idea fue propuesta por primera vez por el fundador de Comunión y Liberación, Mons. Luis Giussani al Papa Juan Pablo II, pero no prosperó. Para Tornielli, la idea habría resurgido a partir del Patriarca de Venecia, Cardenal Angelo Scola, quien como Rector de la Pontificia Universidad Lateranense, se dedicó a la reflexión sobre la pérdida de la identidad cristiana en Europa y el mundo occidental.

Mons. Fisichella, actual Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, sucedió al Cardenal Scola como Rector de la mencionada casa de estudios y compartió las mismas preocupaciones de su predecesor.



martes, 27 de abril de 2010

Linchamiento mediático "sólo favorece" al Papa Benedicto XVI, dice filósofo francés

Linchamiento mediático "sólo favorece" al Papa Benedicto XVI, dice filósofo francés


ROMA, 26 Abr. 10 (ACI).- El filósofo francés de origen tunesino e hijo de padres judíos, Fabrice Hadjadj, explica en un interesante artículo que el "linchamiento mediático" que sufre el Papa Benedicto XVI no hace sino favorecerlo, pues reconoce así su importancia moral en medio del mundo, incluso para los no creyentes, y permite que los católicos puedan admirarlo cada vez más por su solidez espiritual a la cabeza de la Iglesia Católica.

En el artículo titulado "La última bienaventuranza", publicado en L'Osservatore Romano, este filósofo que en su juventud viviera en medio del anarquismo y el nihilismo, comenta que el Santo Padre es un valiente testigo de aquello que dijo Jesús en el Sermón de la Montaña: "Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos".

El ahora profesor de literatura en Toulon, Francia, tras recordar la tolerancia cero de Benedicto XVI ante los casos de abuso sexual, se refiere a su carta a los católicos de Irlanda y comenta que los católicos "pueden alegrarse por el linchamiento mediático" del que actualmente es objeto.

"Los medios más antipapistas –explica Hadjadj– se convierten sin querer en apologistas de la fe. Que sea vean obligados a deformar los hechos, a poner y falsificar información para atacar al Papa y enlodar a todo el clero, es la prueba de que en realidad no tienen mucho que desaprobarles".

"Si fuese en realidad una controversia lúcida y racional, los ataques podrían firmarse. Pero la irracionalidad de sus reacciones no juega a su favor y le da a la mente racional razones para creer en la verdad del magisterio pontificio. Después de todo, cuando el Papa habla, el no creyente no debería preocuparse".

El no creyente, prosigue el filósofo, "debería decir que la cosa solo tiene que ver con los católicos, inmersos en el oscurantismo y la rigidez. Ahora, por el contrario, lo tenemos temblando, nervioso, inquieto, como si la voz del Santo Padre lo tocase personalmente".

Con una reacción similar, continúa Fabrice Hadjadj, "un observador externo puede fácilmente deducir esto: este no creyente no lo es en realidad, entonces podría decirse que tiene el instinto del magisterio, de la paternidad espiritual del Sumo Pontífice, de su rol de testimonio universal".

Si los no creyentes, "se escandalizan especialmente por el hecho de que los abusos sean cometidos por sacerdotes es porque tienen el instinto de la dignidad especial del sacerdocio. Sus ataques son así una contribución involuntaria al Año Sacerdotal y un homenaje a la altísima vocación de pureza del sacerdote".

El profesor universitario explica luego la necesidad de recomponer la paternidad de quienes están a cargo de menores, especialmente de los sacerdotes, considerando siempre que "la verdadera justicia no puede sino ordenarse a la esperanza". Junto a esta tarea queda siempre el esfuerzo pendiente de atender espiritualmente a los pequeños que han sufrido los abusos pues sobre eso "también se nos habrá de juzgar".

Al concluir su artículo, el filósofo francés explica que la vulnerabilidad del Papado "es necesaria para mostrar que el cristianismo no se reduce a la inteligencia anónima de un sistema moral, sino que nace de un encuentro libre y dramático con una Persona. Así entonces, los ataques que Benedicto XVI está sufriendo no hacen sino conformarlo mejor a Cristo y permiten al creyente admirarlo todavía más como su inesperado Vicario".



Benedicto XVI pide a padres rezar para que sus hijos descubran la propia vocación

Benedicto XVI pide a padres rezar para que sus hijos descubran la propia vocación


VATICANO, 25 Abr. 10 (ACI).- A las 12.00 (hora local), IV Domingo de Pascua, el Papa Benedicto XVI rezó el Regina Coeli con miles de fieles y peregrinos que se dieron cita para esta ocasión en la Plaza de San Pedro -en el día en que la Iglesia celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones- y escucharon con atención las palabras que el Papa pronunció resaltando la importancia de la oración para la respuesta de quienes son llamados por Dios a consagrarle su vida.

"La primera forma del testimonio que suscita vocaciones es la oración", dijo el Papa recordando a la madre de San Agustín, Santa Mónica, quien "suplicando a Dios con humildad e insistencia obtuvo la gracia de ver a su hijo convertirse al cristianismo", quien a su vez dirá: "Sin incertidumbres creo y afirmo que por sus oraciones, Dios me ha concedido la intención de no anteponer, de no querer, de no pensar, de no amar nada que no sea el alcanzar la verdad".

El Santo Padre hizo una invitación a los padres a "rezar para que el corazón de los hijos se abra a la escucha del Buen Pastor y así cada pequeño germen de vocación llegue a ser un árbol frondoso, lleno de frutos por el bien de la Iglesia y de toda la humanidad".

"¿Cómo podemos escuchar la voz del Señor y reconocerlo?", se preguntó el Papa; y respondiendo dijo: "En la predicación de los Apóstoles y de sus sucesores: en ella resuena la voz de Cristo, que llama a la comunión con Dios y a la plenitud de la vida. Solo el Buen Pastor cuida con inmensa ternura a su rebaño y lo defiende del mal, y solo en Él los fieles pueden depositar absoluta confianza".

El Pontífice exhortó a los ministros ordenados para que se sientan comprometidos por un "cada vez más fuerte e incisivo testimonio evangélico en el mundo de hoy. Recuerden que el sacerdote continua la obra de la Redención en la tierra; sepan detenerse con ganas frente al tabernáculo; adhieran totalmente a la propia vocación y misión mediante una ascesis severa; sean disponibles a la escucha y al perdón; formen cristianamente al pueblo a ustedes confiado; cultiven con cuidado la fraternidad sacerdotal".

Tras haber rezado el Regina Coeli el Papa dirigió diversos saludos en diversos idiomas a los presentes, y para concluir impartió su Bendición Apostólica.



jueves, 22 de abril de 2010

La Nueva Evangelización - Carlos Daniel Lasa

La Nueva Evangelización
Carlos Daniel Lasa


En el marco del ciclo “Grandes Desafíos” que lleva adelante la comunidad “Fraternidad de Vida Nueva” en la ciudad de Mar del Plata, mañana viernes 23 de Abril a partir de las 20.30 hs. el Dr. Carlos Daniel Lasa, Decano del Instituto de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Villa María, disertará sobre “La Nueva Evangelización”, un tema al que apenas unos días atrás – en su viaje apostólico a Malta – hizo referencia el Santo Padre Benedicto XVI.

Como siempre, la cita es en el Multiespacio Cultural “EL CAMINO”, Av. Luro 4344 – 1º Piso, de la ciudad de Mar del Plata, con entrada libre de aranceles.

Los esperamos.


Para saber quién es el Dr. Carlos Daniel Lasa:

Para conocer la actividad del Dr. Lasa el sábado 24 de Abril:
“Marx desde la óptica de Augusto del Noce”

Para leer el mensaje del Papa Benedicto en Malta sobre la necesidad de aceptar el desafío de la nueva evangelización:





Jóvenes están llamados a descubrir belleza del amor de Dios, dice el Papa Benedicto

Jóvenes están llamados a descubrir belleza del amor de Dios, dice el Papa Benedicto


VATICANO, 21 Abr. 10 (ACI).- En la Audiencia General de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa rememoró su reciente viaje apostólico a Malta, realizado el pasado fin de semana. Al recordar su intenso encuentro con los jóvenes señaló que están llamados, como San Pablo, "a descubrir como él la belleza del amor de Dios".

Al iniciar su discurso el Santo Padre señaló que la historia de Malta, cuyas raíces cristianas se remontan al naufragio de San Pablo en el año 60, "desde casi dos mil años es inseparable de la fe católica, que caracteriza su cultura y sus tradiciones: se dice que en Malta hay 365 iglesias, 'una para cada día del año', ¡un signo visible de esta fe profunda!".

Tras recordar que en la Gruta de San Pablo, en Rabat, participó en un momento intenso de oración, el Santo Padre subrayó que "desde la sucesiva permanencia de Pablo en Malta a causa del naufragio, nació una comunidad cristiana ferviente y sólida, que después de dos mil años sigue siendo fiel al Evangelio y se esfuerza por conjugarlo con los complejos problemas de nuestro tiempo".

"Esto, naturalmente, no es siempre fácil ni evidente, pero los ciudadanos de Malta saben encontrar en la visión cristiana de la vida las respuestas a los nuevos desafíos. Un signo de ello es, por ejemplo, el hecho de haber mantenido sólido el profundo respeto por la vida naciente y por la santidad del matrimonio, decidiendo no introducir el aborto y el divorcio en el ordenamiento jurídico del país".

El Papa Benedicto XVI señaló que después de la Misa ante la Iglesia de San Publio, donde los fieles "participaron con gran fervor", quiso encontrar "a algunas personas víctimas de abusos por parte de sacerdotes. Compartí con ellos el sufrimiento y conmovido, recé con ellos, asegurando la acción de la Iglesia".

Malta, continuó el Pontífice, "debido a su ubicación geográfica, no es una sociedad `aislada` del mundo", ya que "mantiene contactos con varios países y además, en muchas naciones hay sacerdotes malteses".

"La posición estratégica del pequeño archipiélago atraía obviamente la atención de las diversas potencias políticas y militares. Sin embargo, la vocación más profunda de Malta es la cristiana, es decir, ¡la vocación universal de la paz!. La famosa cruz de Malta nunca ha perdido su significado auténtico y perenne: ¡es el signo del amor y de la reconciliación y esta es la verdadera vocación de los pueblos que acogen y abrazan el mensaje cristiano!".

El Papa resaltó que Malta es "el centro de las rutas de la emigración", lo que conlleva "problemas complejos en el ámbito humanitario, político y jurídico que no tienen soluciones fáciles, pero que hay que buscar con perseverancia y tenacidad a través de la acción concertada a nivel internacional. Así se debe hacer en todas las naciones cuyos valores cristianos se hallan en las raíces de sus Cartas Constitucionales y de sus culturas".

El último acto de su viaje apostólico fue el encuentro con los jóvenes en el puerto de La Valletta. A ellos, el Santo Padre les recordó "la experiencia juvenil de San Pablo: una experiencia extraordinaria, única, y sin embargo capaz de hablar a las nuevas generaciones de todas las épocas, por la transformación radical seguida al encuentro con Cristo resucitado".

"Vi en los jóvenes de Malta a posibles herederos de la aventura espiritual de San Pablo, llamados a descubrir como él la belleza del amor de Dios, que se nos ha dado en Jesucristo; a abrazar el misterio de su Cruz; a vencer en las pruebas y tribulaciones, a no tener miedo de las 'tormentas' de la vida, y ni siquiera de los naufragios, porque el proyecto de amor de Dios es mayor que las tempestades y los naufragios".

Benedicto XVI concluyó pidiendo que "por intercesión del apóstol Pablo, de San Giorgio Preca, sacerdote, primer santo maltés, y de la Virgen María, que los fieles de Malta y Gozo veneran con tanta devoción, progresen siempre en la paz y en la prosperidad".

En su saludo en español, el Santo Padre se dirigió "en particular a los sacerdotes del curso de formación permanente del Pontificio Colegio Español en Roma, así como a los grupos venidos de España, México y otros países latinoamericanos. Muchas gracias".

Más del viaje del Papa Benedicto XVI a Malta:



miércoles, 21 de abril de 2010

En 5° aniversario, el Papa Benedicto XVI agradece ayuda del Colegio de Cardenales

En 5° aniversario, el Papa Benedicto XVI agradece ayuda del Colegio de Cardenales


VATICANO, 19 Abr. 10 (ACI).- En ocasión del 5° aniversario de su elección a la Sede de Pedro, el Papa Benedicto XVI almorzó con 46 cardenales en el Vaticano. Les agradeció por su labor en la guía de la Iglesia Católica y les expresó la fuerte convicción que experimenta de no estar solo, de tener consigo a todo el Colegio Cardenalicio que con él comparte tribulaciones y consuelos.

Luego del intenso viaje a Malta en el que rezó ante la tumba de San Pablo invitando a los católicos a aceptar el desafío de la nueva evangelización, en el que rezó y acogió a un grupo de personas que sufrieron abusos sexuales cometidos por algunos miembros del clero, y en el que exhortó a los jóvenes a anunciar a Dios que ama a todos y no rechaza a nadie, Benedicto XVI almorzó con los cardenales de la curia vaticana en la Sala Ducale del Palacio Apostólico.

En el almuerzo el Santo Padre agradeció a los cardenales que lo acompañan "día a día. Sobre todo en momentos en los que parece verse confirmadas las palabras de San Agustín citadas en el (Concilio) Vaticano II, que la Iglesia ha peregrinado en medio de la persecución del mundo y los consuelos de Dios", señala la nota de L'Osservatore Romano (LOR).

El Santo Padre dijo luego que en la Iglesia existen dos principios: uno personal y otro comunitario: "El Papa tiene una responsabilidad personal, no delegable, el Obispo está circundado por sus presbíteros. Pero el Papa está circundado por el Colegio Cardenalicio que podría ser llamado en términos orientales casi su sínodo, su compañía permanente que lo ayuda, lo acompaña, lo sostiene en su trabajo".

LOR indica que el Papa concluyó indicando que "esta es la cercanía particular que el Pontífice advierte en este momento y por la que agradece al Señor, mientras invoca, para seguir adelante, la fuerza de la fe en la alegría de la resurrección".

Al finalizar el almuerzo, el Decano del Colegio Cardenalicio, Cardenal Angelo Sodano, dirigió unas palabras a Benedicto XVI en las que resaltó la gran obra del Pontífice, le agradeció su entrega constante y le reiteró la disposición a seguir trabajando por la Iglesia de los "60 cardenales residentes en la ciudad, y también de los 121 hermanos esparcidos en todo el mundo, que hoy sentimos cercanos a nosotros".

"Cierto, no podemos olvidar los desafíos que el mundo moderno pone a cada discípulo de Cristo y a tantos de nosotros pastores, pero ¡nos sostiene siempre la luz de la esperanza cristiana, con la certeza de que la gracia del Señor sigue obrando en medio de nosotros!", dijo el Cardenal.

Finalmente el Purpurado le aseguró al Papa que los cardenales están con Él "en el quinto aniversario de su pontificado. Con este espíritu hoy le decimos desde lo profundo del corazón: ¡Ad multos annos, ad multos felicissimos annos!"

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martes, 20 de abril de 2010

Católicos del mundo celebran 5º aniversario del Papa Benedicto XVI

Católicos del mundo celebran 5º aniversario del Papa Benedicto XVI


REDACCIÓN CENTRAL, 19 Abr. 10 (ACI).- Los más de mil millones de católicos del mundo celebran hoy y dan gracias a Dios por el don del pontificado del Papa Benedicto XVI en ocasión del 5º aniversario desde que fuera elegido a la Sede de Pedro el pasado 19 de abril de 2005.

En aquella ocasión, el Santo Padre en sus primeras palabras desde la Plaza de San Pedro para impartir su bendición urbe et orbi, dijo: "queridos hermanos y hermanas, después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela que el Señor sepa trabajar con instrumentos insuficientes y me entrego a vuestras oraciones. En la alegría del Señor y con su ayuda permanente trabajaremos y con María, su madre, que está de nuestra parte".

El Papa, con 83 años cumplidos el pasado viernes 16 de abril, realizó un viaje apostólico a Malta, adonde llegó para confirmar en la fe a este pueblo en ocasión del 1950º aniversario del naufragio del Apóstol San Pablo, ocurrido en el año 60.

En esta isla del Mediterráneo, Benedicto XVI rezó ante la tumba del Apóstol de las Gentes, celebró una especial Eucaristía en la Plaza de los Graneros en Floriana, a los jóvenes los exhortó a anunciar sin miedo a Dios que ama a todos y no rechaza a nadie.

Además de la audiencia privada sostenida con el Presidente de Malta, George Abela y de encontrarse con los obispos de esta nación, siguiendo el espíritu de su carta a los católicos de Irlanda, el Papa se reunió también con un grupo de víctimas de abusos sexuales cometidos por algunos miembros del clero.

Uno de ellos, Joseph Magro, relató a los periodistas que "fue un encuentro muy emocionante. Las víctimas llorábamos, los obispos lloraban y el Papa tenía lágrimas en sus ojos". Los abusos, dijo, "siguen siendo algo muy difícil para mí, pero ahora estoy en paz con la Iglesia", afirmó. Además, "el Papa me ha dicho que rezaría por mí".

Son millones los católicos que también han expresado y siguen expresando su respaldo al Santo Padre ante la campaña mediática que lo difama. Diversas voces no católicas también han explicado que Benedicto XVI es quien más hace y ha hecho para lidiar con este delicado asunto, con su tolerancia cero y las medidas correctivas adecuadas para tratarlo.

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lunes, 19 de abril de 2010

Ex director del Corriere della Sera: Defensa laica del Papa Benedicto XVI

Ex director del Corriere della Sera: Defensa laica del Papa Benedicto XVI


ROMA, 15 Abr. 10 (ACI).- Piero Ostellino es un conocido periodista italiano. En los años 80's fue director del Corriere della Sera. Ayer este importante periódico publicó en primera página un editorial escrito por él titulado "Una defensa laica del Papa" Benedicto XVI ante la campaña mediática que difama al Santo Padre. En el texto el hombre de prensa alaba la gran labor y tolerancia cero del Pontífice ante los abusos sexuales cometidos por algunos miembros del clero.

Al iniciar su artículo, Ostellino explica que el ataque a la Iglesia y al Papa se origina en un "prejuicio racionalista" que no entiende la diferencia entre "pecado y delito, que pretende asimilar, 'homologar', los comportamientos de la Iglesia a los de la sociedad civil, negándole la especificidad espiritual, codificada en el derecho canónico, muy distinto al positivo del estado secularizado".

Para el ex director del Corriere della Sera, "no se le puede pedir a la Iglesia que renuncie a un espacio autónomo de análisis y juicio, que es muy distinto a la presteza de colocar a sus propios miembros al imperio de la ley. El Estado y la Iglesia tienen misiones diferentes y la búsqueda de cancelar esta fecunda diferencia dañaría a ambos. Se manifiesta así, además, una vistosa paradoja".

Ostellino comenta luego que es "objeto de los ataques el actual Pontífice, que tiene el mérito indudable de haber obrado la transparencia al interior de la Iglesia sobre un fenómeno omitido, y de haber buscado definir, y distinguir, los ámbitos de los tribunales civiles, reconociéndoles las prerrogativas en el tema de la persecución del delito de pedofilia, según las leyes civiles, y las propias de la Iglesia, reivindicándole la autonomía en la condena de los pecados y en la redención de los pecadores, según el derecho canónico y la propia predicación (que se llama caridad cristiana)".

"La distinción entre pecado y delito es parte integrante de nuestra cultura y de nuestra civilidad, a la que no podemos renunciar", enfatiza.

Finalmente Piero Ostellino resalta que "ante el espectáculo inquietante al que estamos asistiendo, asombra, finalmente, la gran cantidad de espectadores que permanecen silenciosos en una aparente indiferencia. Como si nuestra democracia liberal no fuese deudora del mensaje cristiano que ha colocado al centro la sacralidad y la inviolabilidad de la persona".



viernes, 16 de abril de 2010

Eucaristía es corazón de la liturgia de la Iglesia y nada debe empobrecer su culto, dice el Papa

Eucaristía es corazón de la liturgia de la Iglesia y nada debe empobrecer su culto,
dice el Papa


VATICANO, 15 Abr. 10 (ACI).- En su discurso esta mañana a los obispos de la Región Norte II de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, el Papa Benedicto XVI explicó que la Eucaristía es el corazón de la liturgia de la Iglesia y nada ni nadie debe empobrecer su culto. Este sacramento es además la fuente y culmen de la vida cristiana de todo bautizado.

El Santo Padre resaltó que la Eucaristía es también "el centro y la fuente permanente del ministerio petrino, corazón de la vida cristiana, fuente y cumbre de la misión evangelizadora de la Iglesia. Podéis comprender entonces la preocupación del Sucesor de Pedro por todo lo que pueda ofuscar el punto más original de la fe católica: hoy Jesucristo continúa vivo y realmente presente en la hostia consagrada y en el cáliz".

"Prestar a veces una menor atención al culto del Santísimo Sacramento constituye un signo y una causa de oscurecimiento del sentido cristiano del misterio, como cuando en la Santa Misa Jesús no es el centro, sino una comunidad atareada en muchas cosas en lugar de estar recogida y dejarse atraer por lo único necesario: su Señor".

Benedicto XVI puso de relieve que "si en la liturgia no emerge la figura de Cristo, no es una liturgia cristiana". Por eso, añadió, "¡Qué lejos de todo esto se encuentran quienes, en nombre de la inculturación, caen en el sincretismo, introduciendo ritos tomados de otras religiones o particularismos culturales en la celebración de la Santa Misa!".

Como escribía el Venerable Juan Pablo II, “el misterio de la Eucaristía es un don «demasiado grande»para admitir ambigüedades y reducciones, sobre todo cuando, "privado de su valor sacrificial, se vive como si no tuviera otro significado y valor que el de un encuentro convival fraterno".

El Papa subrayó que "detrás de muchos de los motivos aducidos, existe una mentalidad incapaz de aceptar la posibilidad real de una intervención divina en este mundo para ayudar al ser humano. La confesión de una intervención redentora de Dios para cambiar esta situación de alienación y de pecado es considerada por los que comparten una visión deísta como integrista, y lo mismo se dice a propósito del signo sacramental que hace presente el sacrificio redentor. Para ellos, sería más aceptable la celebración de un signo que corresponda a un vago sentimiento de comunidad".

"Pero el culto no puede nacer de nuestra imaginación; sería un grito en la oscuridad o una simple autoafirmación. La verdadera liturgia supone que Dios responde y nos muestra cómo podemos adorarle. La Iglesia vive de esta presencia y su razón de ser y existir es ampliar su presencia en el mundo", continuó.

Al finalizar el Santo Padre recordó que en un mes se celebrará en Brasilia el 16° Congreso Eucarístico Nacional. En este contexto, pidió que Jesús Eucaristía "sea realmente el corazón de Brasil, de donde venga la fuerza para que todos los hombres y mujeres brasileños se reconozcan y ayuden como hermanos y miembros de Cristo. Quién quiera vivir, tiene donde vivir, tiene de qué vivir. Que se aproxime, crea, entre a formar parte del Cuerpo de Cristo y será vivificado".



jueves, 15 de abril de 2010

Sacerdotes deben mostrar con su vida y obras a Cristo, dice el Papa Benedicto XVI

Sacerdotes deben mostrar con su vida y obras a Cristo,
dice el Papa Benedicto XVI


VATICANO, 14 Abr. 10 (ACI).- En la Audiencia General de este miércoles, el Papa Benedicto XVI dedicó su catequesis al sacerdocio y explicó que todo sacerdote debe ser "boca y corazón de Cristo", es decir que debe enseñar a través de su vida, sus palabras y obras, la Verdad del Señor que han transformado su vida y que puede transformar la vida de quien lo acoge.

En la Plaza de San Pedro y ante unos 16 mil fieles, el Santo Padre reflexionó sobre "la realidad fecunda de la configuración del sacerdote con Cristo, en el ejercicio de los 'tria munera' que recibe, es decir, las tres funciones de enseñar, santificar y gobernar".

Pero para entender lo que significa actuar "in persona Christi capitis", es decir, en persona de Cristo Cabeza y las consecuencias del deber del sacerdote de representar al Señor, es necesario comprender, dijo el Santo Padre, que el presbítero representa a Jesús, que "nunca está ausente en la Iglesia".

"Por lo tanto, el sacerdote nunca actúa en nombre de un ausente, sino en la persona de Cristo resucitado" y "las tres tareas de enseñar, santificar y gobernar son una especificación clara de esa representación efectiva, porque en realidad son las tres acciones del mismo Resucitado que hoy en la Iglesia enseña, santifica y guía".

Refiriéndose a la prima tarea, el "munus docendi", es decir, la enseñanza, el Santo Padre afirmó que el sacerdote "enseña en nombre de Cristo presente, propone la Verdad que es Cristo. Para el sacerdote es válido lo que Cristo dijo de sí mismo: mi doctrina no es mía. Es la voz y la palabra del Padre. Así debe actuar el sacerdote: no propago mis ideas sino que soy boca y corazón de Cristo y presento esta doctrina única que ha informado la Iglesia Universal y da la vida eterna".

"La enseñanza que estamos llamados a ofrecer, las verdades de la fe que debemos comunicar, deben ser interiorizadas y vividas en un intenso camino espiritual", subrayó el Papa Benedicto y recordó que "no pocas veces la del sacerdote puede parecer una voz que clama en el desierto".

"En esto consiste su fuerza profética: la de no homologarse ni ser homologable a cualquier cultura o mentalidad dominante, sino la de mostrar la única novedad capaz de renovar profunda y auténticamente al ser humano, es decir que Cristo es el Viviente, es el Dios cercano, el Dios que obra en y por la vida del mundo".

En la predicación, la catequesis, la enseñanza académica y sobre todo "a través de ese libro no escrito que es su propia vida, el sacerdote es siempre docente. Pero no con la presunción de los que imponen sus propias verdades, sino con la seguridad humilde y alegre de quien ha encontrado la Verdad, fue aferrado y transformado por ella y por lo tanto, no puede dejar de anunciarla".

El Papa resaltó luego que "el sacerdocio, de hecho, no lo elige ninguno por sí mismo, no es una manera de lograr la seguridad en la vida, ni de conquistar una posición social. El sacerdocio es la respuesta a la llamada del Señor para convertirse en predicadores, no de una verdad personal, sino de su verdad".

Dirigiéndose a los sacerdotes, el Papa afirmó: "El Pueblo cristiano necesita escuchar las enseñanzas de la genuina doctrina eclesial" que tiene como punto de referencia "la Sagrada Escritura, los escritos de los Padres y Doctores de la Iglesia, así como el Catecismo de la Iglesia Católica".

"Ordenación sacerdotal significa estar inmersos en la Verdad, que no es simplemente un concepto o un conjunto de ideas para transmitir y asimilar, sino la Persona de Cristo", explicó Benedicto XVI.

El Papa concluyó expresando su deseo de que San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars, sirva de ejemplo a los presbíteros, porque en él el pueblo cristiano reconocía "lo que se debe siempre reconocer en un sacerdote: la voz del Buen Pastor".



lunes, 12 de abril de 2010

Dos posibles milagros acercarían a Juan Pablo II a los altares

Dos posibles milagros acercarían a Juan Pablo II a los altares


MADRID, 08 Abr. 10 (ACI).- El diario español La Razón señala que los testimonios de una persona que habría sido curada de parálisis en Estados Unidos, y la posible sanación de una hernia discal del ex peluquero del entonces Cardenal Karol Wojtyla, en Italia, acercarían a Juan Pablo II a su beatificación.

El mencionado diario se refirió a los casos de Joe Amaral (Estados Unidos) y de Gianni Vecchio (Italia), ambos entrevistados por la prensa de sus países. El primero sufría de parálisis durante 30 años y el segundo había sido diagnosticado de hernia discal.

La historia de Amaral fue recogida el pasado miércoles por la cadena estadounidense ABC News. En su testimonio, el ex paralítico dijo: "Miré la imagen de Juan Pablo II y, simplemente, me puse de pie".

Amaral era feligrés de la parroquia de San Antonio de Padua, en New Bedford, y sufría una parálisis desde su juventud. Un sábado de 2008, Joe fue a confesarse con el P. Roger Landry.

"El domingo por la mañana me desperté y me sentía diferente", recordó Amaral. Aunque físicamente se encontraba igual, "estaba lleno de una gran paz". "Sentí que, en ese momento, necesitaba rezarle a Juan Pablo II". Al término de la oración, encendió la televisión y apareció un documental sobre el ahora Siervo de Dios.

De acuerdo al relato, nada más verle al fallecido Pontífice, sus 30 años de parálisis quedaron para el recuerdo. Amaral recordó que fue a visitar a su médico y, poniéndose frente a él, "le entregué mis muletas. Durante cinco minutos permaneció mudo". El médico, que conocía perfectamente su historial, musitó: "No hay ninguna razón médica para explicarlo".

Por su parte, el P. Landry dijo a ABC News que "recuerdo verle con frecuencia con sus muletas, tratando de subir las escaleras de granito de la iglesia". "Me conmovía al ver la gran fe que poseía", agregó.

Por otro lado, la historia de Gianni Vecchio ha sido recogida por los medios italianos, a quienes relató que en los 70's, el entonces Cardenal Karol Wojtyla era uno de sus asiduos clientes en su peluquería, ubicada cerca al Vaticano.

Gianni Vecchio se declaraba comunista confeso, a lo que el Cardenal respondía: "No pasa nada, no te preocupes. Se ve que eres una persona buena". "Cuando entraba en la peluquería, siempre decía: '¿Cómo está mi comunista?'. En otras ocasiones hablábamos de mi familia, de mis hijas", recordó Vecchio.

Hace unos meses a Vecchio le diagnosticaron una hernia discal. "Cuando entré en el hospital vi una foto de Juan Pablo II y Madre Teresa. Durante meses había sufrido dolores muy fuertes. Cuando me dieron los resultados, compararon dos resonancias y la hernia había desaparecido", explicó a Rome Reports.



viernes, 9 de abril de 2010

No se puede condenar a la Iglesia y al Papa por abusos de unos cuantos, dice rabino

No se puede condenar a la Iglesia y al Papa por abusos de unos cuantos, dice rabino


REDACCIÓN CENTRAL, 08 Abr. 10 (ACI).- El rabino Jack Bemporad, Director del Centro para el Entendimiento Interreligioso en New Jersey, Estados Unidos, señaló que "no se puede condenar colectivamente a la Iglesia por lo que algunos sacerdotes e individuos en ella podrían haber hecho", ante la campaña mediática difamatoria contra el Papa Benedicto XVI.

En entrevista concedida a ACI Prensa luego de defender la comparación que hizo el P. Raniero Cantalamessa, Predicador de la Casa Pontificia, equiparando los ataques contra la Iglesia al antisemitismo (ver: http://fraternidadvidanueva.blogspot.com/2010/04/solidaridad-con-el-papa-y-los-catolicos.html), el rabino dijo que al final, lo que intentó decir el sacerdote "es correcto" pues no se puede condenar al cuerpo por la falta de algunos.

Dirigiéndose luego a quienes critican al Santo Padre, el rabino Bemporad afirmó que "se necesita algo del sentido de la compasión, caridad, y decir: '¿cómo podemos hacer esto adecuadamente?'. En vez de condenarlo y decir: 'Ya ves, no está haciendo lo suficiente' ".

Hay muchos casos de abusos a menores, dijo luego. "No es simplemente un problema católico", precisó. "Considero que el Papa está tratando de hacer lo mejor que puede", sentenció.

Tras criticar la cobertura mediática y calificarla de "unidimensional", el rabino lamentó que "la tragedia de los medios es que tiene la capacidad de educar. Lo que están haciendo con esto es mostrar los peores elementos de los seres humanos. El elemento más voyeurista de todos".

"No debemos ser tan rápidos para leer los titulares que son virulentos, y en mi opinión, histéricos", añadió.

Luego de alabar los esfuerzos del Papa Benedicto XVI por acercar a la Iglesia con la comunidad judía, el rabino aseguró que "todo lo que estoy pidiendo es caridad". "Tenemos que pensar en lo que se puede hacer para ayudarnos mutuamente en vez de condenarnos", concluyó.



jueves, 8 de abril de 2010

El Papa en la Vigilia Pascual: Jesús Resucitado es el antídoto a la muerte

El Papa en la Vigilia Pascual: Jesús Resucitado es el antídoto a la muerte


VATICANO, 03 Abr. 10 (ACI).- Este Sábado Santo a las 9:00 p.m. –hora de Roma- el Papa Benedicto XVI presidió la solemne Vigilia Pascual en la Basílica Vaticana; y durante la homilía señaló que el ancestral temor del hombre a la muerte, y la muerte misma, tienen un antídoto: la victoria definitiva de Jesús sobre la muerte.

A continuación, la homilía completa pronunciada por el Papa Benedicto XVI durante la Vigilia Pascual:

"Una antigua leyenda judía tomada del libro apócrifo «La vida de Adán y Eva» cuenta que Adán, en la enfermedad que le llevaría a la muerte, mandó a su hijo Set, junto con Eva, a la región del Paraíso para traer el aceite de la misericordia, de modo que le ungiesen con él y sanara. Después de tantas oraciones y llanto de los dos en busca del árbol de la vida, se les apareció el arcángel Miguel para decirles que no conseguirían el óleo del árbol de la misericordia, y que Adán tendría que morir.

Algunos lectores cristianos han añadido posteriormente a esta comunicación del arcángel una palabra de consuelo. El arcángel habría dicho que, después de 5.500 años, vendría el Rey bondadoso, Cristo, el Hijo de Dios, y ungiría con el óleo de su misericordia a todos los que creyeran en él: «El óleo de la misericordia se dará de eternidad en eternidad a cuantos renaciesen por el agua y el Espíritu Santo. Entonces, el Hijo de Dios, rico en amor, Cristo, descenderá en las profundidades de la tierra y llevará a tu padre al Paraíso, junto al árbol de la misericordia».

En esta leyenda puede verse toda la aflicción del hombre ante el destino de enfermedad, dolor y muerte que se le ha impuesto. Se pone en evidencia la resistencia que el hombre opone a la muerte. En alguna parte –han pensado repetidamente los hombres– deberá haber una hierba medicinal contra la muerte. Antes o después, se deberá poder encontrar una medicina, no sólo contra esta o aquella enfermedad, sino contra la verdadera fatalidad, contra la muerte. En suma, debería existir la medicina de la inmortalidad. También hoy los hombres están buscando una sustancia curativa de este tipo. También la ciencia médica actual está tratando, si no de evitar propiamente la muerte, sí de eliminar el mayor número posible de sus causas, de posponerla cada vez más, de ofrecer una vida cada vez mejor y más longeva.

Pero, reflexionemos un momento: ¿qué ocurriría realmente si se lograra, tal vez no evitar la muerte, pero sí retrasarla indefinidamente y alcanzar una edad de varios cientos de años? ¿Sería bueno esto? La humanidad envejecería de manera extraordinaria, y ya no habría espacio para la juventud. Se apagaría la capacidad de innovación y una vida interminable, en vez de un paraíso, sería más bien una condena. La verdadera hierba medicinal contra la muerte debería ser diversa. No debería llevar sólo a prolongar indefinidamente esta vida actual. Debería más bien transformar nuestra vida desde dentro. Crear en nosotros una vida nueva, verdaderamente capaz de eternidad, transformarnos de tal manera que no se acabara con la muerte, sino que comenzara en plenitud sólo con ella. Lo nuevo y emocionante del mensaje cristiano, del Evangelio de Jesucristo era, y lo es aún, esto que se nos dice: sí, esta hierba medicinal contra la muerte, este fármaco de inmortalidad existe. Se ha encontrado. Es accesible. Esta medicina se nos da en el Bautismo. Una vida nueva comienza en nosotros, una vida nueva que madura en la fe y que no es truncada con la muerte de la antigua vida, sino que sólo entonces sale plenamente a la luz.

Ante esto, algunos, tal vez muchos, responderán: ciertamente oigo el mensaje, sólo que me falta la fe. Y también quien desea creer preguntará: ¿Es realmente así? ¿Cómo nos lo podemos imaginar? ¿Cómo se desarrolla esta transformación de la vieja vida, de modo que se forme en ella la vida nueva que no conoce la muerte? Una vez más, un antiguo escrito judío puede ayudarnos a hacernos una idea de ese proceso misterioso que comienza en nosotros con el Bautismo. En él, se cuenta cómo el antepasado Henoc fue arrebatado por Dios hasta su trono. Pero él se asustó ante las gloriosas potestades angélicas y, en su debilidad humana, no pudo contemplar el rostro de Dios. «Entonces – prosigue el libro de Henoc – Dios dijo a Miguel: "Toma a Henoc y quítale sus ropas terrenas. Úngelo con óleo suave y revístelo con vestiduras de gloria". Y Miguel quitó mis vestidos, me ungió con óleo suave, y este óleo era más que una luz radiante... Su esplendor se parecía a los rayos del sol. Cuando me miré, me di cuenta de que era como uno de los seres gloriosos» (Ph. Rech, Inbild des Kosmos, II 524).

Precisamente esto, el ser revestido con los nuevos indumentos de Dios, es lo que sucede en el Bautismo; así nos dice la fe cristiana. Naturalmente, este cambio de vestidura es un proceso que dura toda la vida. Lo que ocurre en el Bautismo es el comienzo de un camino que abarca toda nuestra existencia, que nos hace capaces de eternidad, de manera que con el vestido de luz de Cristo podamos comparecer en presencia de Dios y vivir por siempre con él.

En el rito del Bautismo hay dos elementos en los que se expresa este acontecimiento, y en los que se pone también de manifiesto su necesidad para el transcurso de nuestra vida. Ante todo, tenemos el rito de las renuncias y promesas. En la Iglesia antigua, el bautizando se volvía hacia el occidente, símbolo de las tinieblas, del ocaso del sol, de la muerte y, por tanto, del dominio del pecado. Miraba en esa dirección y pronunciaba un triple «no»: al demonio, a sus pompas y al pecado. Con esta extraña palabra, «pompas», es decir, la suntuosidad del diablo, se indicaba el esplendor del antiguo culto de los dioses y del antiguo teatro, en el que se sentía gusto viendo a personas vivas desgarradas por bestias feroces. Se rechazaba de esta forma un tipo de cultura que encadenaba al hombre a la adoración del poder, al mundo de la codicia, a la mentira, a la crueldad. Era un acto de liberación respecto a la imposición de una forma de vida, que se presentaba como placer y que, sin embargo, impulsaba a la destrucción de lo mejor que tiene el hombre. Esta renuncia – sin tantos gestos externos – sigue siendo también hoy una parte esencial del Bautismo. En él, quitamos las «viejas vestiduras» con las que no se puede estar ante Dios. Dicho mejor aún, empezamos a despojarnos de ellas. En efecto, esta renuncia es una promesa en la cual damos la mano a Cristo, para que Él nos guíe y nos revista. Lo que son estas «vestiduras» que dejamos y la promesa que hacemos, lo vemos claramente cuando leemos, en el quinto capítulo de la Carta a los Gálatas, lo que Pablo llama «obras de la carne», término que significa precisamente las viejas vestiduras que se han de abandonar. Pablo las llama así: «fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, celos, rencores, rivalidades, partidismo, sectarismo, envidias, borracheras, orgías y cosas por el estilo» (Ga 5, 19ss.). Estas son las vestiduras que dejamos; son vestiduras de la muerte.

En la Iglesia antigua, el bautizando se volvía después hacia el oriente, símbolo de la luz, símbolo del nuevo sol de la historia, del nuevo sol que surge, símbolo de Cristo. El bautizando determina la nueva orientación de su vida: la fe en el Dios trinitario al que él se entrega. Así, Dios mismo nos viste con indumentos de luz, con el vestido de la vida. Pablo llama a estas nuevas «vestiduras» «fruto del Espíritu» y las describe con las siguientes palabras: «Amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí» (Ga 5, 22).

En la Iglesia antigua, el bautizando era a continuación desvestido realmente de sus ropas. Descendía en la fuente bautismal y se le sumergía tres veces; era un símbolo de la muerte que expresa toda la radicalidad de dicho despojo y del cambio de vestiduras. Esta vida, que en todo caso está destinada a la muerte, el bautizando la entrega a la muerte, junto con Cristo, y se deja llevar y levantar por Él a la vida nueva que lo transforma para la eternidad. Luego, al salir de las aguas bautismales, los neófitos eran revestidos de blanco, el vestido de luz de Dios, y recibían una vela encendida como signo de la vida nueva en la luz, que Dios mismo había encendido en ellos. Lo sabían, habían obtenido el fármaco de la inmortalidad, que ahora, en el momento de recibir la santa comunión, tomaba plenamente forma. En ella recibimos el Cuerpo del Señor resucitado y nosotros mismos somos incorporados a este Cuerpo, de manera que estamos ya resguardados en Aquel que ha vencido a la muerte y nos guía a través de la muerte.

En el curso de los siglos, los símbolos se han ido haciendo más escasos, pero lo que acontece esencialmente en el Bautismo ha permanecido igual. No es solamente un lavacro, y menos aún una acogida un tanto compleja en una nueva asociación. Es muerte y resurrección, renacimiento a la vida nueva.

Sí, la hierba medicinal contra la muerte existe. Cristo es el árbol de la vida hecho de nuevo accesible. Si nos atenemos a Él, entonces estamos en la vida. Por eso cantaremos en esta noche de la resurrección, de todo corazón, el aleluya, el canto de la alegría que no precisa palabras. Por eso, Pablo puede decir a los Filipenses: «Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito: estad alegres» (Flp 4, 4). No se puede ordenar la alegría. Sólo se la puede dar. El Señor resucitado nos da la alegría: la verdadera vida. Estamos ya cobijados para siempre en el amor de Aquel a quien ha sido dado todo poder en el cielo y sobre la tierra (cf. Mt 28,18). Por eso pedimos, seguros de ser escuchados, con la oración sobre las ofrendas que la Iglesia eleva en esta noche: Escucha, Señor, la oración de tu pueblo y acepta sus ofrendas, para que aquello que ha comenzado con los misterios pascuales nos ayude, por obra tuya, como medicina para la eternidad. Amén."


No deje de ver el video de esta homilía en dos partes

Parte 1



Parte 2





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